Sara Baeza (La Girola) es una fotógrafa autodidacta que hace un par de años empezó a fotografiar mujeres de distintas partes del mundo, que en sus cuerpos desnudos escribían un mensaje que graficara distintas necesidades de género. Con buena parte del proyecto ya desarrollado, hoy busca editar su trabajo en formato de libro físico, para lo que invita a los interesados/as a apoyarlo con una donación u otro aporte.
“Mi cuerpo siempre habla, hoy protesta” consiste en una serie de fotografías de mujeres de distintas partes del mundo que desnudas expresan su sentir, explica.
“Todo esto ha sido una experiencia muy linda ya que no escogí a ninguna modelo, todas llegaron a mi diciendo “yo quiero ser fotografiada” o yo se les ofrecí, pero siempre de una manera muy libre, sin compromisos personales, que la decisión de participar en el proyecto fuese un modo de expresión, de liberación, de decir “estoy soy y esto siento”. Detenerse por unos minutos y pensar en conciencia, ¿Qué quiero expresar?”, indica.
Baeza, que toma el alter-ego La Girola como homenaje su abuelo, el escultor, Claudio Girola, es autodidacta en la fotografía, pero la técnica es lo de menos. “Eso no importa, porque el objetivo no es mostrar una foto por bonita, sino como el resultado de un proceso maravilloso para quienes lo hemos vivido”, señala.
La idea de la campaña de financiamiento colectivo es que el libro no tenga pactos que limiten su circulación, que sea un “libro libre”, “que pueda llegar a todos lados, estar en Internet, que si el día de mañana lo quiero regalar u otros lo quieran fotocopiar, no sea un delito, porque creo que no hay nada mas lindo que hacer una obra y regalársela al que la quiera recibir, por ende la invitación a participar y aportar no tiene que ver precisamente con aportar con este proyecto específicamente, sino que aportar con una forma distinta de hacer las cosas, aportar con una idea que es colectiva”, concluye.
La campaña es hasta el 20 de noviembre. Vea la maqueta del libro y entérese sobre la forma de cooperar en La Girola.
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano