Pederastia/Pedofilia: Chile sin manejo eficaz de sicopatología social

Señores Directores Como siquiatra y sicoanalista, setentón y chileno, tras 41 años en Francia donde me formé, ejercí, enseñé, no sería ético acallara mi voz enfrentado a la calamitosa realidad que en materia de sicopatología social remece los noticieros y sacude la opinión pública dada la creciente marea de denuncias de pederastia y abuso sexual […]

Pederastia/Pedofilia: Chile sin manejo eficaz de sicopatología social

Autor: Wari

Señores Directores

Como siquiatra y sicoanalista, setentón y chileno, tras 41 años en Francia donde me formé, ejercí, enseñé, no sería ético acallara mi voz enfrentado a la calamitosa realidad que en materia de sicopatología social remece los noticieros y sacude la opinión pública dada la creciente marea de denuncias de pederastia y abuso sexual en Santiago de Chile; y digo calamitosa porque el número de casos que los medios difunden no representa estadísticamente más allá del dos o tres por ciento del “potencial de confín” (*).

Como consejero sicoanalítico, en París, conocí el año 2009 un paper especializado suscrito por eminentes expertos, que alertaba del “tsunami pedofílico que azota Europa perfilándose como un etos ligado a las drogas, pornografía y prostitución infantil, y en auge acelerado y desenfrenado”. Me pregunto qué hemos hecho, en Chile, en lo preventivo, diagnosis, tipificación, tendencias, penalización, etc., para basar una estrategia de acción a nivel país; siempre y cuando la compuerta de contención no haya sobrepasado el dique, un punto desde el cual no habrá vuelta atrás, una vez ya instalada la conducta como un etos social.

Compartida por colegas de avanzada nuestra tesis es que nos dirigimos a un punto alfa, que es allí donde se produce la instalación objetiva de una conducta emergente dentro de un “confín social” (un universo acotado por parámetros medibles); con plena conciencia ella es reconocida y asumida por sus actores y por el medio social, y finalmente conlleva la formulación de un tipo jurídico en el código y su eliminación del índex condenatorio. De ser así -y eso tememos-, institucionalizar la pedofilia (¡nada menos!) nos enfrentaría a la más vil revolución después del matrimonio “gay” con adopción de hijos.

Poco o nada se puede plantear en el contexto de una carta. Reúno material para un libro que publicaré en breve. Un gravísimo accidente me dejó inválido y me obligó a volver junto a mi hija, pero me coarta de trabajar con asiduidad y ya no ejerzo. Me abruma el grave retraso, la ignorancia e inopcia [sic] y ningún manejo eficaz del tema en nuestro medio. ¿Será que debemos reflotar a nuestros especialistas dispersos por Italia, Alemania o Escandinavia? (Gajes del golpe militar).

Procuro considerar sin prejuicios la condición social del primate humano; y mis constataciones me llevan a la convicción de que la moralidad burguesa, del todo postiza, hedónica, y que alienta o tolera las repugnantes contradicciones del clero católico (y no menos del protestantismo), por más que se esfuerce, jamás podrá sacudirse el “oprobio” de nuestra parentela con los monos. La pederastia es una conducta primate, y como tal, encaja con lo que somos, nos guste o no. Empero nuestros bebés e infantes de kínder y prekinder, y el resto de nuestros escolares, deben ser rescatados de esta “servidumbre humana” al monstruo del consumismo, que indiscriminadamente mercantiliza el placer (La expresión entrecomillada destaca en la ‘Ethica’ de Spinoza –siglo XVII-, que fundamenta y permea toda la teoría de Freud, Erich Fromm y Marcuse, así como su teoría sociopolítica ilumina las concepciones de los ideólogos de la Revolución Francesa y nutre a todos los rupturistas y libertarios incluidos Marx y Hegel).

Atentamente

Vincent J. Van Lennep

Consejero sicoanalista y siquiatra

Santiago de Chile, octubre 12 de 2012


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