Tras el acoso sufrido por la cantante Camila Gallardo por parte del alcalde Puerto Varas, Ramón Bahamonde (IND), quien se subió al escenario e intentó besarla en la boca, desde distintos sectores de la sociedad se ha levantado un cuestionamiento al saludo «de beso».
Para muchos «algo inofensivo», el saludo de beso típico en Chile y otros países de Latinoamérica, ha demostrado que presenta situaciones incomodas a diversas mujeres, quienes en reiteradas ocasiones y por mucho tiempo han denunciado cómo ciertas personas lo utilizan para propasarse con ellas.
Al respecto, la socióloga y presidenta del Observatorio Contra el Acoso Chile (OCAC), María José Guerrero, señaló que en realidad los chilenos “no nos saludamos realmente de beso. Lo que hacemos es algo más absurdo aún, juntamos las mejillas y hacemos el sonido de un beso”.
Otra particularidad es que las mujeres besan a sus pares y hombres por igual, mientras que los hombres no se besan entre sí, hecho que hace que esta conducta pueda entrar en la calificación de micromachismo, es decir, una muestra de violencia sutil en la vida cotidiana que suele pasar desapercibida.
Svenka Arensburg, psicóloga y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, señaló a CNN que las diferencias de género que hacemos al saludarnos son “una cosa muy idiosincrática chilena”, en contraste con otros países como Argentina, Francia o Rusia, donde el beso entre hombres es una práctica común.
La académica indica que en nuestro país, “el beso de saludo es una cosa muy heterosexual”, y en definitiva “eso hace que se sexualice, porque o sino, estaría atravesado más bien por expresiones afectivas”.
En tanto, la antropóloga y Premio Nacional de Humanidades, Sonia Montecino, indicó que los hombres más jóvenes están cambiando la forma de saludarse, y apuntó que “entre los jóvenes sí se besan, lo mismo he visto en hermanos o padres con hijos. No es completamente extendido porque en el pasado no formaba parte de los modales masculinos y ese estigma aún pesa, pero creo que va cambiando”.
Las expertas concuerdan en que por sí mismo, el beso no constituye un acoso, pero que bajo determinados contextos e intenciones, se puede convertir en uno. En esa línea, ante la pregunta de si sería una buena idea acabar con el saludo de beso y pasar, por ejemplo, al clásico apretón de manos, hay distintas perspectivas.
Para Montecinos, “saludar con un beso en la cara da cuenta de una sociabilidad afectiva y que denota un vínculo con los demás que entraña proximidad, el gesto de algún modo simboliza el que somos todos parte de una comunidad de afectos”.
Ahora, para María José Guerrero, existen matices, y espera que “más que que se elimine, que se acepte las personas que no quieran hacerlo, porque es un tema muy importante”.
Por su lado Svenka Arensburg tampoco está de acuerdo con eliminar este saludo: «Es muy importante que frente a una manera que hemos tenido de vivir, que ha generado violencia de género y formas abusivas, no impongamos a eso normas contrarias y nos convirtamos en una especie de ser moralista que todo lo queramos prohibir».