Vía Modatima / Los días 7 y 8 de Marzo del 2019 hemos recorrido intensamente la Quebrada del pobre, localidad situada al interior de la comuna de la Ligua, donde la población se encuentra abastecida de agua a través de camiones aljibes, camiones que reabastecen los Sistemas de Agua Potable Rural de la Capilla, Paso Oscuro, Los Corrales y el Seco, cada 3 días, y por aproximadamente 2 horas, lo que en rigor se traduce en menos de 50 litros de agua por persona.
Con nuestros propios ojos, y también por los testimonios obtenidos, constatamos que las casas que cuentan con arranques domiciliarios para ser abastecidos de agua, desde la cooperativa de agua potable de valle hermoso, reciben escasas dotaciones de agua, generalmente de madrugada, o simplemente no las reciben, y los argumentos de la cooperativa simplemente rayan en lo absurdo, al señalar que no es necesario enviarles agua, ya que se encuentran abastecidos por los sistemas comunitarios, sistemas completamente colapsados.
Hablamos de arranques domiciliarios cuyo valor de instalación ha sido superior a 400 mil pesos, para abastecer básicamente de aire a una población que clama por agua.
Hemos hablado básicamente con mujeres: Dominga, Bernarda, Graciela, Hermosina, Paola, Carol y Rosa, mujeres de gran coraje, que denuncian las causas de la privación de agua, en particular a los “grandes pescados” que se apropiaron del agua para sus plantaciones de paltos en los cerros, mujeres que denuncian las impúdicas prácticas de una cooperativa que en la práctica mantiene sus privilegios económicos, cobrando cuentas por un servicio que no proporciona, institucionalidad fallida, casta política ausente que sólo se acuerda del pueblo pobre privado de agua cuando se acercan las elecciones.
La quebrada del pobre se encarga de expresar en toda su magnitud el drama de vivir sin agua. Sin embargo, la voluntad de organizarse de las y los vecinos es algo que se ha expresado con mucha fuerza, porque todas y todos comprenden la necesidad de hacer del agua un derecho humano, todas y todos comprenden que la clave de la victoria está en la unidad de las y los dignos, de aquellas y aquellos que comprenden la necesidad de defender su territorio, defender sus modos de vida.
En ese empeño, en ese propósito, tenemos la certeza de que llegarán hasta el final, hasta recuperar el agua, hasta terminar con el abandono y la desidia, porque el agua es un derecho humano que no puede seguir siendo postergado.