Como todo unos Skerlock Holmes, muchos candidatos y candidatas a concejal han iniciado la búsqueda de “los votos perdidos”. Pareciera un chiste o a lo mejor daría para un guión de película, pero el tema es más serio de lo que parece al principio. Si el alto nivel de abstención ya abre la posibilidad y la necesidad de criticar el modelo electoral y pseudo-democrático chileno, la gota que termina de llenar el vaso definitivamente es el caso de estos votos que se los ha tragado la tierra y que el subsecretario Ubilla tendría que tener al menos una buena eplicación.
Como los chilensis sabrán, este domingo de realizaron las elecciones municipales en todo el país, las que estuvieron marcadas por el inicio del voto voluntario y junto con ello, una alta abstención. Eso lo dejaremos para analizarlo después en futuras publicaciones, pero lo que nos llama ahora a escribir este post en este humilde cuchitril, es el caso del escrutinio y posterior acumulación de los datos por parte de la Subsecretaría del Interior, para ser computados y convertidos en “cifras oficiales”. El caso extraño es que en el tránsito desde ser escrutados a ser computados por los secuaces del subsecre Ubilla, algo habría pasado, porque algunas cifras, como diría Salfate, no calzan. Tomemos algunos ejemplos:
– En Maipú el Centro de Cómputos del subsecre amigui personal de Hinzpeter, cuenta un total de votos escrutados en la elección de alcalde de 114.684, mientras que en la entrega de los resultados oficiales para concejal, solo se informa de 78.253. Algo ocurre con 36.431 votos que: o sobran en el conteo de alcaldes, o faltan en el conteo de concejales.
– En Ñuñoa el cómputo de alcaldes se entregó con 74.482 votos escrutados y el de concejales con 57.994. Nuevamente algo pasó con 16.488 votos.
– En la comuna de Santiago la cifra entregada como total de votos escrutados en la elección de alcalde suma 1.497.557 votos, mientras que para concejales suma 1.180.752 votos, faltando una suma escandalosa de 316.805 votos por computar.
Estos casos se suman a muchos más, como por ejemplo en Concepción, donde la diferencia de votos computados entre alcaldes y concejales es de 64.406 votos, en Providencia es de 14.340, en Coquimbo 5.912 votos. Y hay más ejemplos que han sido medianamente difundidos por los medios de comunicación, sin observar que esto podría ser un gran problema. Por ejemplo, Biobio consigna que el concejal electo por San Pedro de La Paz informa de más de mil votos perdidos y que en la región del Biobio los candidatos a concejal ya están denunciando esta misma situación. Incluso, en Renca, ayer [29] por la noche, un grupo de vecinos denunciaron la pérdida de más de ocho mil votos y salieron a manifestarse a las calles de la comuna, resultando ocho personas detenidas.
El caso no deja de ser llamativo, ya que pese a toda la parafernalia que instaló la Subsecretaría del Interior en la cúpula del Parque O’Higgins, algo ocurrió. Según algunos analistas, no se habrían computado todos los votos escrutados, por eso en la página del Gobierno en donde se entregan las cifras oficiales habrían estas diferencias de votos. Si es así, esto representaría una irresponsabilidad grave por parte del encargado de coordinar el centro de cómputos y entregar los resultados oficiales: el subsecretario Ubilla. ¿Cómo puede ser que aún haya candidatos que no saben si fueron electos o no, cuando ya han pasado varios días de las elecciones?
Las dudas se acrecientan cuando Ubilla entrega una conferencia de prensa y anuncia que todos los problemas que surjan ahora deben ser denunciados al Servicio Electoral y serán revisados por los colegios escrutadores correspondientes, desligándose completamente de la situación. Dice además que “los candidatos tienen que hacer la denuncia ante el colegio escrutador, si no, son voladores de luces”. ¿Será que en la subsecretaría del Interior ningún secuaz de Ubilla sabe sumar y restar? Sí, a mí igual me costó hacer ese cálculo de los votos faltantes mentalmente, pero para eso están las calculadoras, o sus teléfonos y tablets de última generación que deben tener buenas calculadoras. Estas declaraciones hacen que muchos ya denuncien fraude electoral, ya que Ubilla habría reconocido que «se computaron todos los votos», entonces ¿se habrían escrutado mal?, ¿la tierra se tragó los votos que faltan o lo que ocurre es que sobran votos? Esto se suma a los antecedentes entregados por el Servel, que solo han atribuido a «una mala redacción de las actas» la diferencia de votos. Surgen más dudas, algo no calza.
Finalmente, este caso sumado a la alta abstención, solo vuelve a abrir la herida de un sistema político enfermo, que ya está desfalleciendo de poca representatividad y que desde la clase política, se niegan a reconocer incluso la enfermedad.
Por Isaac Gajardo
30 de octubre de 2012
Publicado en esopino.blogspot.com
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