El dos veces alcalde de Bogotá, ex candidato presidencial y actual senador de la República de Colombia, Antanas Mockus, es un experto en llamar la atención del público.
En 2018 el parlamentario no dudó en bajarse los pantalones en actos masivos efectuados en el Congreso y en el auditorio de la Universidad Nacional en un gesto de desparpajo y descontento.
Tampoco sucumbió al deseo de lanzarle un vaso de agua en la cara a un interlocutor, disfrazarse de superhéroe y salir a recorrer las calles y casarse entre tigres de bengala y sobre el lomo de un elefante.
Hoy el político, matemático y profesor universitario volvió a sorprender con un video que colgó en la red social twiter y que se hizo viral con millones de reproducciones, reenvíos y me gusta.
El video lo hizo en respuesta a los internautas que se burlaron de él tras aparecer en televisión con evidentes movimientos involuntarios producto del mal de Parkinson que le fue diagnosticado desde hace 10 años.
El padecimiento fue notorio ante las cámaras, durante la primera réplica televisada que se le hace a un presidente en la historia colombiana, reseñó la revista Semana.
Juanita Goebertus, representante del partido Alianza Verde, asumió la vocería de los partidos de oposición y expresó su rechazo a las objeciones que Iván Duqe le hizo a la ley estatuaria de la JEP.
Detrás de ella, en el encuadre del video que se difundía por todos los canales nacionales, Mockus estaba parado entre otros once congresistas, frente al Capitolio. Durante la alocución, el senador no paró de mover su cuerpo y de hacer gestos naturales de su enfermedad.
Esa imagen desató las burlas en las redes sociales. Algunos, lo compararon con los perros de juguete que usualmente ponen sobre las guanteras de los carros, y que mueven la cabeza al ritmo de los saltos del vehículo. Mockus se enteró de las reacciones que, dice, le generaron un «sentimiento jarto», expresó en entrevista con la prensa colombiana.
Cuando no había pasado ni un día de la réplica, Mockus publicó un video de seis segundos en su cuenta de Twitter en el que aparece con el perro en sus manos y ambos, como si se hubieran puesto de acuerdo, movían la cabeza de un lado para otro. Mockus se acercó al juguete y le dio un beso, luego soltó una sonrisa.
El video -el viernes 15 de marzo en la noche- tenía un millón de reproducciones, 87.322 «me gusta» y 26.156 «retuits». También salió en los noticieros y se replicó en los portales de noticias. Mockus fue tendencia en las redes sociales con reacciones positivas a su gesto, que iban entre la conmoción y la admiración.
«Vi la opción de fastidiarme o de utilizar para fines más nobles una figura que se me pareció, la cara que yo ponía era la del perrito». Con el perro en sus manos, el profesor, matemático, intenta explicar cómo funciona. «Funciona como un péndulo, tiene una variedad de movimientos muy grande».
Y luego agrega, sin abandonar el tono pedagógico: «Cuando alguien trata de burlarse de mí, trata de maltratarme, yo le respondo de una vez bien fuerte. Entonces la búsqueda de una respuesta fuerte es el perrito».
Mockus le contó la idea a su equipo de trabajo en el Congreso y ellos, que a veces tardan días trabajando sobre una sola idea, la aprobaron al instante con saltos de alegría. Uno de ellos, a cargo de las comunicaciones, salió corriendo a buscar el encargo. Los famosos perros estaban escasos. Finalmente apareció uno y lo compró.
«Decir cosas con palabras es una opción, decir cosas con pequeños trayectos de acción es otra. Esto se volvió denso en significados».
«Del párkinson he aprendido que uno tiene un cerebro que es un aparato delicado, con cantidad miles de conexiones, que si fallan empieza uno a temblar o a quedarse congelado. Me acuerdo de la primera neuróloga que me vio. Me dio un consejo que hasta ahora estoy empezando a aplicar. Es decir, 10 años más tarde entiendo por qué me dijo que cuando me quedara congelado, girara».
Mockus recuerda que ya de adolescente era un poco tartamudo. «Entonces esto es como recuperar en parte la infancia. La gente dice no hable de eso, no subraye eso, pero yo lo saco a bailar. El párkinson es un señor que de vez en cuando saco a bailar y que me ayuda, que me da pistas sobre qué es voluntario y qué no». Y sigue en la brega por comunicarse. Va a clases de canto porque eso le sirve para soltarse. Así como hablar pasito. «La gente me entiende y no tartamudeo cuando hablo así».
Pero incluso cuando las palabras le cuestan, el profesor encuentra una forma sencilla para hacerse entender y, sobre todo, para conectarse con los colombianos como ningún otro político sabe hacerlo. Así sea con un juguete sencillo entre sus manos temblorosas.
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