Venezuela ha estado toda su historia bajo la amenaza y en la mira de los Estados Unidos (EE.UU.), pero ésto se ha intensificado como nunca todo desde que el país cambió el modelo neoliberal que prevaleció más de 40 años por la Revolución Bolivariana y su proyecto socialista.
Desde 1999, cuando Chávez asumió el poder político a través de los votos, el gobierno estadounidense comenzó a sentir la presión de no tener bajo su pleno control a una de las naciones más ricas del planeta.
Sus amplias reservas petroleras, de gas, oro, diamantes, coltán, hierro, cobre; sus diversos paisajes: playas, montañas, sabana y costumbres culturales ampliamente llamativas para el negocio del turismo; sus vastos recursos naturales como agua dulce y tierras de gran fertilidad para la agricultura y cría de ganados, así como su posición geoestratégica en el mapa mundial, dan fe de que Venezuela no es sólo un país suramericano, sino la perla que Washington necesita controlar para sostener su poder hegemónico contra el planeta.
Es así como durante dos décadas el pueblo venezolano a sentido -en carne propia- la carga de tener a cuestas al mayor cazador del planeta para apropiarse de su soberanía e independencia y así garantizar que su control en el mundo persista con toda su petulancia.
Desde enero de 2019 la cacería de EE.UU. contra Venezuela entró en un nuevo capítulo. El escenario no sólo incluye las tácticas del golpe blando como ya las han ejecutado en oportunidades anteriores, ahora «todas las opciones están sobre la mesa».
Golpe de Estado, creación de un Estado paralelo, deslegitimar las instituciones democráticas, desconocer el Poder legítimamente constituído, vulnerar la Constitución Bolivariana, manipulación política y mediática con noticias falsas, ni a golpes de Estados directos, ataques terroristas a centrales eléctricas, incendios, acciones de calle violentas (guarimbas), paramilitarismo, bloqueo económico y financiero, presión psicológica, hiperinflación inducida, cerco diplomático, transgresión territorial y hasta una invasión militar por parte de tropas extranjeras, son algunas de esas «opciones» que ya están aplican contra la población y sólo la última aún está entre las que prometen ejecutar.
Nueva amenaza: «Operación Libertad»
El pasado miércoles, 27 de marzo de 2019, Juan Guaidó -la ficha del gobierno estadounidense para argumentar y justificar un supuesto Estado que no es gobernado por el presidente Nicolás Maduro, sino por otro calificado de «interino» y reconocido como tal por Washington, aunque eso no esté dentro de la Constitución venezolana- prometió que a principios de abril se dará «un primer simulacro» de la «operación libertad», una especie de plan -no muy claro- que pareciera fundamentarse en una acción militar de grupos paramilitar para tomar el poder político por asalto.
Entre las frases más «grandilocuentes» que expuso Guaidó -el autoproclamado como se le conoce en la mayoría de los medios de comunicación sensatos- en un acto realizado en Caracas, se encuentran estas:
- «Tenemos más de 1.000 militares en Cúcuta, sabemos que nos faltan más aquí en Caracas»
- «El 6 de abril vamos a tener el primer simulacro de la operación libertad en todo el país»
- «Estamos construyendo la salida más rápida de este régimen»
- «Va a ser muy pronto cuando activemos la Operación Libertad»
- «Nosotros nos referimos a cooperación internacional»
- «Queremos presión y tensión necesaria para que los poquitos que protegen al gobierno lo dejen»
- «Estamos hablando bien clarito, la Operación Libertad es el momento del cese de la usurpación»
- «La Operación Libertad es la máxima presión (…) nunca antes vista en Venezuela»
Además, Guaidó también continúo el discurso dirigido hacia hacia las fuerzas de seguridad venezolana, directamente hacia efectivos militares y policiales.
En el caso de la policía, Guaidó dijo que en la «operación libertad» serán estos funcionarios los que deberán «organizarse para proteger a la población»; mientras que para los militares el mensaje -nuevamente- apostó a la advertencia, las mentiras y el chantaje.
«Asuman su rol de una vez de resolver éste conflicto en Venezuela. Le estamos dando la oportunidad, de cara a la Operación Libertad, que crucen ese puente aquí en Caracas», instigó.
En esa alocución, el autoproclamado también dijo que harán -este sábado 30 de marzo- «en todo el territorio» una convocatoria a «manifestar por el cese de usurpación y la falta de energía eléctrica», mismo servicio público que junto al gas y el agua y según el propio Guaidó no estarán disponibles en el país mientras Maduro sea el Presidente.
El más reciente ataque contra el servicio eléctrico en Venezuela fue realizado por francotiradores pagados por la oposición venezolana y el gobierno estadounidense, quienes arremetieron al disparar con fusiles contra el sistema de distribución de energía del Complejo Hidroeléctrico del Guri, en el estado Bolívar.
Desde entonces las amenazas contra el gobierno y el pueblo venezolano se han intensificado. Así lo certifican las reuniones que sostuvo la esposa de Guaidó con el presidente Trump en Washington, donde el titular de la Casa Blanca garantizó que la salida de Maduro es segura y que Venezuela «pronto» será «mejor».
«Todas las opciones» no son un simbolismo, asegura EE.UU.
A estas declaraciones se suman las de Elliott Abrams, el mismo creador de la invasión a Panamá y de suministrar armas en Nicaragua para intentar derrocar la Revolución Sandinista, y ahora encargado especial de Estados Unidos para Venezuela, quien dijo que las personas que creen que es “un chiste” que todas las opciones están sobre la mesa no deberían poner al presidente Trump a prueba.
“Mi consejo para los venezolanos que piensan que todas las opciones sobre la mesa son un chiste o solo un simbolismo, es que no pongan a prueba al presidente en ello”, aseguró, al reiterar que la administración Trump no está jugando.
«Todas las opciones están sobre la mesa, incluso la militar. No estamos jugando, Maduro”, acotó Abrams.
US Special Rep for #Venezuela Elliott Abrams tells me #Russia will pay a price if it continues military support for @NicolasMaduro. @KateAFarrell @EArtesona pic.twitter.com/ziWW9RSm02
— Barbara Plett Usher (@BBCBarbaraPlett) March 29, 2019
Abrams también dijo este viernes que «Rusia pagará» por su apoyo al gobierno venezolano. En entrevista con la BBC, dio esta respuesta en referencia a la noticia sobre la presencia de militares rusos en Venezuela, confirmada por Moscú, como parte de un tratado existente de colaboración técnica-militar entre ambas naciones que fue firmado en 2001.
En la misma línea se expresó el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton -el mismo de la libreta amarilla que tenían un apunte que decía: «5.000 tropas para Colombia»-, emitió un comunicado este viernes donde manifiesta que la Casa Blanca «condena el uso continuado de personal militar extranjero» en Venezuela, mientras agregó que el despliegue de fuerzas armadas de otros países en Venezuela son consideradas por EE.UU. «como una amenaza directa a la paz» de la región, eso a pesar que los únicos que han amenazado realmente al continente es precisamente el gobierno de Trump.
Las declaraciones de Abrams y Bolton guardan sintonía con las declaraciones efectuadas por Trump el pasado miércoles, cuando dijo que los militares rusos deben abandonar Venezuela y reiteró que «todas las opciones» están abiertas para que eso suceda.
Te puede interesar:
https://www.elciudadano.cl/politica/guaido-el-hombre-menguante-la-decadencia-sistematica-de-la-ficcion-politica-creada-para-intervernir-venezuela/03/29/
https://www.elciudadano.cl/mundo/geopolitica-del-matonaje-la-era-trump/03/14/