Cambio de gabinete: Los que eran, los que son y los que serán

Fue un rumor a voces durante todo este lunes, sólo faltaba la hora y el lugar, pero entre tanta espectacularización del cambio, ya no se sabe quiénes sabían y quienes no al interior de los medios

Cambio de gabinete: Los que eran, los que son y los que serán

Autor: Leonel Retamal

[Fotopresidencia.cl]

Fue un rumor a voces durante todo este lunes, sólo faltaba la hora y el lugar, pero entre tanta espectacularización del cambio, ya no se sabe quiénes sabían y quienes no al interior de los medios. Lo cierto es que con este cuarto ajuste ministerial se dio el vamos a la carrera presidencial, dejando tras de sí sólo dos perdedores: el Presidente Piñera y su mano diestra Rodrigo Hinzpeter. Ya no habrán fotos con él, ni reseñas a su legado, ni éxito en los próximos 16 meses que le restan al mando del país.

DESCENSO A SEGUNDA DIVISIÓN

El hombre fuerte, el político frío y ganador que era Hinzpeter, quedó relegado a labores administrativas a la interna del partido y atado hasta marzo de 2014 al gobierno. Su desempeño como conductor político ha sido criticado por todo el arco político del país y este repliegue de la primera línea de ministerios lo viene a confirmar y de paso sentencia el desplome de su capital político con miras a elecciones de representación popular (como Senador, según lo han querido perfilar algunos miembros de la comunidad judía a la que pertenece).

No obstante, su derrota es relativa. A pesar de que el Ministerio de Defensa ha tenido a su cargo a personajes tan disímiles como Michelle Bachelet, los nefastos Jaime Ravinet o Edmundo Pérez Yoma o el saliente Andrés Allamand, es un puesto de extrema confianza y amplio blindaje por todo el espectro político, lo que queda evidenciado en cada incursión internacional de Chile como ocurrió hace unas semanas con la resolución de La Haya por el diferendo con Perú o la demanda marítima de Bolivia. Similar al cargo de Canciller.

Años trabajando al lado de Piñera, desde que asumió Interior fue criticado por diversos episodios: el Caso Bombas, el caso del pakistanì Saif Kahn, la represión a las manifestaciones el año 2011, las malas relaciones con la UDI y especialmente el no ejercer como jefe de gabinete ni conductor político del gobierno, sino que privilegiar su rol en materia de seguridad pública, un área que también ha sido flanco de críticas por parte de la oposición. Para Hinzpeter, acostumbrado a ser el hombre fuerte, este es un feudo que le da más libertades y autonomías, distinto a lo que ocurrió en Interior.

GOL DEL HONOR

Caso aparte es el del Presidente, confinado como están las cosas actualmente, a pasar al olvido, con más pena que gloria. Como ha dicho el mantra por estos días del alcalde Manuel José Ossandón (RN) el desempeño del gobierno “ha sido correcto, realizador, con cifras extraordinarias pero tiene un 30% de aprobación”. Según él “es porque la gente no lo entiende, es porque no tiene ninguna empatía con las personas, no tiene ese cordón umbilical con las pequeñas grandes cosas de la vida” y este último cuarto del período Piñera lo utilizaría para remontar en estas percepciones.

Sin embargo, otros señalan que ya no hay mucho que hacer y que los presidenciables que se desprendieron este lunes le darán la espalda, como en las enseñanzas bíblicas, negándolo tres veces antes que cante el gallo. Esto, a pesar que Piñera les dio la bendición y de paso les cargó sus mochilas.“Salgan con un mensaje de futuro, de esperanza, y de progreso, como el que todos los chilenos queremos y merecemos, salgan a defender nuestras ideas, las ideas de la libertad, las ideas y los valores de la justicia, del progreso”, señalaría en sus palabras al cierre. Ahora bien, como se ha festinado otras ocasiones en las redes sociales, esto puede significar su sentencia, si se cumple la profecía de la mala suerte del Presidente.

Un elemento concreto de esta desconsideración hacia la figura del Mandatario dice relación con las escasas solicitudes que tuvo Piñera para acompañar en fotografías o montajes a los candidatos municipales. En la vereda del frente, todos – desde los comunistas, hasta los falangistas- posaban lozanos junto a Bachelet en diferentes performances. De Piñera, tal vez volantes impresos en hojas de roneo esparcidas por ahí.

Los demás son todos ganadores. Andrés Chadwick de vicepresidente: se llevará bien con su primo. Cecilia Pérez: le funcionó dárselas de «chorita x twitter» y sus buenas relaciones con la prensa fuera de cámara, por lo que su sonrisa de esta tarde era un signo claro del agrado que le provocó la nominación. Rodrigo Pérez: quizás ahora incorpore su segundo apellido (Mackenna) para estar más ad-hoc con los temas patrimoniales que verá desde Bienes Nacionales. Loreto Silva: fue socia y jefa del grupo de Práctica de Mercados Regulados del estudio Jurídico Morales & Besa, abogada de la Cámara Chilena de la Construcción y participó en la redacción de la Ley de Concesiones, y es la primera mujer, tras 125 años que presidirá la cartera de Obras Públicas. Todos felices.

PRESIDENCIABLES CON GUSTO A PARLAMENTARIAS

En este punto, la especulación campea. Todo por culpa de Bachelet que todavía no se pronuncia sobre su disposición a un segundo mandato. A pesar que la Decé ya apuró el tranco y puso fecha para definir sus primarias, los demás partidos esperan el sí de la ex presidenta, como novias enamoradas.

Y es que el fenómeno parece el típico de enamoramiento, abandono y reencuentro. Cuando un amor se va sorpresivamente, hay dos posibilidades: la primera es que a su regreso y -a raíz de las expectativas creadas- nos desilusionemos al instante y todo muere ahí; o, lo que es más probable, cuando regresa, nos damos cuenta que nunca dejamos de amarla y caemos rendidos a sus encantos nuevamente. Pareciera que a eso están apostando los partidos del arcoiris, mientras el PC espera la invitación al cuadro plástico.

En cuanto a la derecha, Carlos Larraín tiene fe en el retador Allamand (él va por debajo de Golborne en las encuestas) y dice, con su labia acostumbrada, que si no logran un proceso de primarias, él se va para la casa (o el fundo). A la par, el comité político de la UDI no desperdició el tiempo y ungió de inmediato al ex chico retail, para no perder la inercia de su salida. Todo ello, a pesar la independencia partidista de Golborne, que no cambiaría porque ahí radica gran parte de su caudal electoral.

No obstante, ronda una tesis que enturbia el ambiente. Proferida hace algunos días por Tomás Moschiatti, esta señala que tras la derrota de la derecha en las municipales, sumado al magro desempeño del gobierno (refrendado por cuanta encuesta hay), las posibilidades de ganar la presidencia están muy dañadas. En este escenario, la derecha blindaría sus puestos parlamentarios, amparados en la democracia protegida y el binominal que ideó Jaime Guzmán. En aquel escenario, el rol de los presidenciables más bien sería de reforzar candidaturas e inyectar gracia, chispa y renovación por parte de Golborne y proyección política, por el lado de Allamand. Ellos sí serían convocados a las sesiones fotográficas de los futuros candidatos.

PD: ¿Y Longueira? Pareciera que está más preocupado de sacar adelante la ley de Pesca que otras cosas. Por ahora, pasa.

Y ESTO ¿A QUIÉN LE IMPORTA?

Hace días se especulaba del cambio de gabinete, acelerado aún más por la derrota electoral que sufrió la derecha y el autoadjudicado triunfo de la Concertación en alianza con el PC. Tras los primeros resultados, los cantos de sirena comenzaron de inmediato, con alusiones a Bachelet y frases siúticas y prehechas como “reencantar a la ciudadanía”, “entender el mensaje”, “acercarse a la gente”…

Toda esta verborrea estuvo de moda durante toda la semana, pero nadie inventó la pólvora. Ya lo dijo la Concertación cuando perdió la presidencia en 2010 y entre cabezazos que se dieron para reordenarse, asumieron el rol de volver al poder, asumiéndose la alternancia natural, de un modelo binominal, que no sólo se expresa en determinadas elecciones sino, como señalara el presidente del Partido Igualdad, Lautaro Guanca también “se hace presente en estas municipales”.

Todos aquellos posibles slogans para las campañas, no son más que eso: reproducciones de la misma oferta, dentro del cautiverio que representa la actual institucionalidad. Así lo dijeron las agrupaciones coordinadas en la campaña #Yonoprestoelvoto e incluso ha puesto énfasis en aquello el candidato del PRO, quienes tienen “una visión crítica de las reglas que rigen a Chile”, como una especie de camisa de fuerza que inmoviliza.

En este sentido, Mario Sobarzo, desde el Centro Alerta, señala que hay cinco cortapisas institucionales que “son insalvables para un cambio de fondo a la política: 1) el binominal; 2) no hay plebiscitos; 3) los quórums para transformar la constitución son altísimos; 4) los distritos electorales para elegir diputados y senadores fueron hechos con mapa en mano para beneficiar al Sí y 5) la relación con el capital, que es la representación soberana, que fue hecho en base a premisas conservadoras, y tiene que ver con que una vez electo el candidato, él pasa a ser soberano de la representación, es decir, no tiene que darle cuenta a nadie de lo que está votando, sino que sencillamente toma las decisiones que él quiere y nadie le puede decir nada”.

Entonces, ¿importan realmente estas definiciones para el 60% de quienes no votaron en las elecciones pasadas? ¿Qué porcentaje de quienes votaron están interesados en la definición del presidenciable? ¿Qué niveles de representatividad tiene el sistema, a pesar de la espectacularidad de las performances y despliegues comunicacionales realizados? Más bien, por las características de show, parece un blufeo de los medios de comunicación, más que una aporte al mejoramiento de las condiciones de vida para las mayorías del país.

Por Leonel Retamal Muñoz

El Ciudadano


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