Somos actores directos de la construcción de nuestro destino. Nos sentimos soberanos constituyentes de un futuro no programado por las cúpulas, si no que emanado de un programa amplio y que desde la sabiduría popular, sin palabras complejas, ha sido abrazado por el derecho a tener una vida más digna, por amplios y transversales sectores de la sociedad chilena.
No tenemos partido y nuestra bandera es la de los pueblos descontentos, de los indignados, de lo(a)s trabajadore(a)s y estudiantes, de l@s idealistas que creen en otro Chile. Hemos llegado a la plena convicción de que como ciudadanos podemos dar una lección de organización cívica que ni ellos mismos se esperaban. Que ya lo estamos haciendo, que las asambleas se siguen sucediendo y que desde los sectores estudiantiles brotan alegremente liderazgos llenos de juventud que abrirán las Alamedas.
Luchamos por romper la hipnosis colectiva generada por la TV y la prensa, cuyos contenidos buscan distraer el foco de las noticias que importan. Sin silicona y con un Sur más que un Norte, estrechamos lazos con aquellas naciones que en distintas latitudes luchan contra la opresión del imperialismo sediento de petróleo y de otros recursos naturales, la economía real, que busca desesperadamente como aval para la sobreimpresión de la moneda piramidal.
Hoy Chile ya no está para ser aval de naciones extranjeras, menos cuando éstas violan sistemáticamente los derechos humanos mediante la dictadura del dinero y la ley del plomo en varias latitudes del globo.
Hoy los pueblos de Chile no merecemos seguir siendo representados por una tropa de rufianes que nos vendieron y esclavizaron modernamente por sueldos de miseria.
Hoy nos merecemos una vida más digna, pero sabemos que ella no vendrá de su oscurecido Olimpo, si no de nuestra organización para la conquista/diseminación del poder.
En este sentido, hoy iniciativas ciudadanas como la que busca instalar una urna extra para las próximas elecciones presidenciales, en pro de validar democráticamente la necesidad de una Asamblea Constituyente y una nueva Constitución para Chile, brillan en el firmamento.
También lo hacen otras acciones directas más territoriales, como Calama o el bravío y originario mapuche que se resiste aún a este anexionista Santiago-Chile, el gigante egoísta que como aspiradora chupa todo desde Arica a Punta Arenas.
Asistimos a una toma de conciencia del porqué muchas de las situaciones que se suceden a diario; habitamos la llamada era del conocimiento y la abundancia de información la contrarrestamos con un procesamiento de datos de lupa ciudadana.
Los sectores que se repartieron mezquina y obtusamente el poder (Estado-privados-partidos), hoy deben hacer frente a un nuevo actor mucho más empoderado (ciudadanos) y que gracias al uso de clásicas y nuevas tecnologías para la comunicación social, avanzamos sin institucionalidad alguna, sumando con unidad en un programa con base en la renacionalización de los recursos naturales y la educación de calidad y gratuita para todos los hijos de Chile. Programa que deberá tener un(a) candidato(a) presidencial electo tras Primaria Ciudadana que permita conquistar el poder para luego diseminarlo en un proceso de Asamblea Constituyente, diverso, no excluyente, y fraterno del Contrato Social que deseemos darnos. Los estamos buscando, algunos ya se proyectan, ahora a unir fuerzas y voluntades.
Por Equipo Editor
El Ciudadano Nº133, segunda quincena septiembre 2012
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