Hartas de las restricciones impuestas a los cuerpos femeninos, colectivas e individualidades sudamericanas han optado por la acción directa a través de líneas telefónicas autogestadas que guían a las mujeres a tener un aborto seguro con pastillas. Otra estrategia para llegar a la ansiada y necesaria despenalización total.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que anualmente en el mundo se practican cerca de 20 millones de abortos de alto riesgo y que el 99,9% de la mortalidad materna por aborto en condiciones de ilegalidad ocurre en los países no desarrollados. Por esta razón, cada 28 de septiembre miles de mujeres americanas y caribeñas se manifiestan por su despenalización, que en la región suma cuatro millones de casos al año, en un marco de legislaciones restrictivas y criminalizadoras.
Desafortunadamente, Chile, junto a Nicaragua, El Salvador, Honduras y República Dominicana, son los únicos países latinoamericanos que prohíben el aborto en cualquier circunstancia. Otros aceptan la interrupción del embarazo por razones terapéuticas o de violencia sexual, pero concretarlo implica superar todos los obstáculos impuestos por la burocracia médica, los sectores políticos conservadores y la iglesia.
TENGO UN GRAVE PROBLEMA
Según la propia OMS, el misoprostol (o misotrol) es la manera más segura para quienes deseen abortar sin complicaciones hasta las doce semanas, aunque su uso original es la prevención y tratamiento de las ulceras gástricas. Como potencial abortivo, en nuestro país se vende con receta, pero el mercado clandestino es amplio.
Por esta razón, en 2009, la agrupación Feministas Bio Bio replicó una inédita experiencia en estas tierras: la Línea Aborto Información Segura (LAIS), un servicio autogestionado de telefonía donde llaman mujeres que necesitan orientación para abortar de manera segura con misotrol. Rápidamente, fue necesario congregar más gente y el proyecto se hizo extensivo a Iquique, Valparaíso, Santiago, Temuco y Valdivia, lugares desde donde se contesta actualmente el teléfono.
“Decidimos responder con algo concreto y más radical, ya que no se ha avanzado nada desde la legalidad y se ha retrocedido en la concepción que tiene la gente sobre el aborto. La línea, además, es una estrategia para avanzar hacia la despenalización”, explica Zicri Orellana, de Lesbianas y Feministas por el Derecho a la Información, agrupación que hoy se hace cargo de la línea en la capital penquista, y que también realizan talleres y se aprontan a sacar un par de publicaciones relativas al tema.
“Apuntamos a que el aborto deje de ser un crimen, que no es lo mismo que la legalización, porque eso implica que el Parlamento defina bajo qué condiciones las mujeres pueden abortar. A nosotros nos interesa abortar cuando se nos de la gana: en nuestra casa, con nuestras amigas, de manera autónoma”, agrega.
Las telefonistas son voluntarias y están capacitadas para responder las dudas. Contestan desde las 7 de la tarde a las 11 de la noche, ya que todas son trabajadoras o estudiantes. “Informamos sobre cómo usar las pastillas, una vez que ya se han conseguido; no las vendemos. Por lo mismo, también ayudamos a identificar si son falsas”, explica.
No preguntan nada, sólo entregan información. Los datos entregados espontáneamente por las 10 mil llamadas acumuladas en sus tres años les permiten identificar un perfil: llaman mujeres desde 18 hasta 40, estudiantes y trabajadoras, madres, inmigrantes; a veces llaman sus parejas, pero no se entrega la información a hombres.
Zicri explica que ha habido 3 o 4 intentos de criminalizar la línea, pero no han fructiferado: “buscaban saber si vendíamos pastillas y si damos la información a menores de18 años, lo que no hacemos. También se intentó acusarnos de asociación ilícita, de inducción al aborto y de apología al delito, pero ninguna de estas denuncias fue admitida”.
Sin embargo, el Estado chileno si ha criminalizado a una niña de 15 años de la Octava Región, quien tras ocultar un embarazo producto de incesto, de violaciones y abusos sexuales, tuvo un parto adelantado en el que murió el feto. Hoy se encuentra esperando un veredicto judicial que manchará sus papeles de por vida y estigmatizada como infanticida por los medios de comunicación masivos.
LARGA DISTANCIA INTERNACIONAL
Pero la línea nacional tiene sus raíces en la experiencia ecuatoriana nacida en 2008. En la actual Constitución de ese país, vigente desde 2008, los casos de aborto no punibles son en caso de que el embarazo ponga en peligro la vida o salud de la mujer, y cuando este sea producto de una violación a una mujer demente o idiota. Datos de la OMS indican que en el país hermano cada cuatro minutos aborta una mujer.
Esta alarmante cifra inspiró la creación de la línea Salud Mujeres Ecuador, “ante la necesidad de que las ecuatorianas puedan acceder a información sobre aborto seguro, frente a la inoperancia del Estado en tratar este tema”, indican desde la Coordinadora Política Juvenil por la Equidad de Género. La dinámica y los horarios de atención son casi iguales a los de Chile.
Sus estadísticas muestran que el 35% de mujeres que llamaron a la línea tenían entre 18 y 22 años, siendo el promedio de edad de las mujeres que llamaron 20 años.
En Septiembre de 2010, la línea fue suspendida por orden de la Fiscalía, quien había recibido una denuncia y una orden de investigación por parte de la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional. Las activistas buscaron otro número, que sigue funcionando, y la denuncia quedó en nada.
Además de talleres, trabajan con otras organizaciones y pertenecen al Frente Ecuatoriano por los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, “desde donde hacemos lobby en la Asamblea Nacional, para presionar en el tema coyuntural que es el Aborto por Violación”.
En el caso argentino la línea “Aborto: más información, menos riesgos” surge en 2009 “para facilitar la independencia de las mujeres, ante la mirada hegemónica médica que se cubre detrás de una ley, para establecer un doble discurso que les de ganancia económica. También para politizar el lesbianismo desde un lugar diferente al del matrimonio igualitario y la maternidad”, señalan sus coordinadoras.
Datos del Ministerio de Salud cifran entre 500 mil y 600 mil el número de mujeres que abortan al año en ese país, lo que quiere decir que toda mujer, en promedio, aborta dos veces en su vida.
HORIZONTES
Los contactos internacionales y los números de las tres líneas son similares: entre 10 mil y 15 mil llamadas desde su funcionamiento; 10 a 15 llamadas por día. Sin embargo, las perspectivas van más lejos. “Nuestro trabajo como colectiva va encaminado a la despenalización total del aborto, legal y socialmente. Queremos que el Estado garantice el acceso a todas las mujeres a un aborto, legal, gratuito y seguro en los hospitales públicos, lo que va de la mano con una educación sexual integral y con real acceso a métodos anticonceptivos”, explican desde Ecuador.
“No queremos hacer educación sexual porque no nos corresponde, aunque podemos aportar con nuestra experiencia. Lo que nos interesa es informar que el aborto se puede prevenir si los hombres usan condón, y si siendo mujer, eres lesbiana”, indica Zicri Orellana de la línea chilena.
“Buscamos que el misotrol se incluya gratuitamente en la provisión estatal y se promueva la investigación científica para mejorarlo”, dicen desde Argentina.
Para todas ellas el cómo abortar debiese ser un contenido mínimo de la educación, porque hoy el nivel de información es muy precario. “Hay mujeres que llaman a la línea diciendo que quieren abortar porque la noche anterior tuvieron una relación sexual y no se cuidaron. Es decir, ni siquiera saben que existe la “pastilla del día después”. Hay mujeres que no tienen idea de nada y eso no puede seguir pasando”, concluye Zicri Orellana.
El número de la línea en Chile es 889 18 590
+ INFO:
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano
Publicado en El Ciudadano nº 134, segunda quincena octubre 2012