Y es que en medio de la política agresiva que aplica EE.UU. a escala global, la propia Arabia Saudita se ha visto amenazada por la desesperación de la Casa Blanca de mantener -a toda costa- su dominio en el mundo
El gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.), encabezado por el magnate Donald Trump, tiene rato jugando a ser el bravucón de la cuadra. Esa impronta ha hecho que en la actualidad el país norteamericano tenga conflictos económicos, políticos, diplomáticos y bélicos en todos los continentes, incluso organismos multilaterales como Naciones Unidas y la de Países Exportadores de Petróleo han sido blanco de este accionar tipo bullying escolar.
Este acoso físico y psicológico al que pretende someter el gobierno de Trump al planeta entero, ya ha recibido rechazos en todos los flancos donde Washington ha pretendido imponer sus intereses, eso sí, aún hay muchos gobiernos y jefes de Estado que se someten al chantaje de la Casa Blanca, lo que hace que aún «el matón del barrio» sostenga su decadente poder hegemónico.
Desde hace años existen certezas del accionar militar de EE.UU. para destruir a sus enemigos, sobre todo aquellos que han intentado deslastrarse del dominio del dólar estadounidense como moneda hegemónica mundial, la principal para el intercambio de ello. Sadam Huseín (Irak) y Muammar al-Gaddafi (Libia) y sus asesinatos televisados por grupos paramilitares financiados por Washington, dan testimonio fehaciente de ello.
Ambos líderes terminaron bajo tierra sólo por haber planteado e intentado vender petróleo -de manera soberana y producido en sus países- en oro o en euros. Amenazar al dólar no sólo cuesta el poder político, sino también la vida, y en esos países la de millones, incluidos niños, ancianos, personas con discapacidad, familias enteras, todo aquel que tenga que ver o no con el asunto.
En la mira actual están Bashar al-Ásad (Siria) y Nicolás Maduro (Venezuela). Ambos líderes y sus pueblos no son diariamente asediados por el gobierno de EE.UU. sólo por casualidad. En el caso de Siria, ya con varios años víctima de una invasión militar extranjera donde actúan los gobiernos aliados del Pentágono para derrocar el gobierno de al-Ásad y así poder controlar sus grandes riquezas de gas y petróleo, así como su posición geoestratégica, perfecta para dominar el comercio hacia Europa, Asia, África y Oriente Medio.
En el caso de Venezuela sucede lo mismo, pero los intereses son aún mayores. Apoderarse de las riquezas venezolanas: primera reserva de petróleo del planeta, sexta de gas, primera de oro, y en vías de verificar las de coltán, hierro, diamantes, agua, así como grandes extensiones de tierras para el cultivo de alimentos y la ganadería, paraísos tropicales y diversidad de espacios naturales para el turismo, así como su posición geoestratégica, son el botín más ansiado para Washington.
En ese escenario también sale a relucir un gran aliado de EE.UU. en el escenario global y económico, un socio que es fundamental para Washington y el sostenimiento de su economía capitalista de gran consumo energético y dependiente del poder que tenga el dólar en el mercado global.
Se trata de Arabia Saudita, un país que no sólamente es aliado de Washington en lo económico, también en lo militar -Yemén, por ejemplo-, un actor predominante del Pentágono en los conflictos de Oriente Medio y de llevar a cabo las estrategias políticas e injerencistas para que EE.UU. mantenga su hegemonía, cada vez más debilitada ante el surgimiento del mundo multipolar, donde toman protagonismo Rusia, India, China, Turquía, Irán, entre otros países, que con el pasar de los días se van deslastrando del uso del dólar.
Con una decisión Arabia Saudita podría dar jaque mate al dólar estadounidense
Y es que en medio de la política del matonaje que tanto aplica EE.UU. a escala global, la propia Arabia Saudita se ha visto amenazada por la desesperación de la Casa Blanca de mantener -a toda costa- su dominio.
Desde el año 2000, el gobierno estadounidense tiene un proyecto de ley denominado «Ley Sin Cárteles de Producción y Exportación de Petróleo (NOPEC por sus siglas en inglés)», una normativa que -de ser aprobada- le permitiría a EE.UU. eliminar la inmunidad de jurisdicción de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y así demandar a sus miembros por «actividades monopolísticas en el sector».
Un despacho de RT explica que si bien ese proyecto de ley, presentado por primera vez en 2000, nunca se ha aprobado a pesar de los numerosos intentos, la norma daría a Washington la capacidad de controlar la producción y los precios mundiales de petróleo mediante amenazas de juicios contra los socios de la organización.
Esa amenaza ya ha sido ampliamente estudiada por los árabes, quienes según un despacho de la agencia británica Reuters, tomarían la decisión de vender su petróleo en dólares en el caso que Washington apruebe la referida ley.
Esta aseveración -explica Reuters- se fundamenta en tres fuentes familiarizadas con la política petrolera de Riad, país que ostenta las segundas reservas más grandes de crudo, sólo por detrás de Venezuela.
«Aunque las probabilidades de que el proyecto de ley sea aprobado o que los sauditas lo cumplan son escasas, el hecho de que Riad esté considerando un paso tan drástico como deshacerse de los petrodólares en sus operaciones de crudo demuestra la irritación que generan en el país árabe los potenciales desafíos legales en EE.UU., reseña la agencia del Reino Unido.
Entonces, en el improbable caso de que Riad apruebe esa medida, ello socavaría el estatus del dólar como la principal moneda de reserva del mundo y reduciría la influencia de Washington en el comercio mundial, lo que debilitaría su capacidad para imponer sanciones contra otras naciones.
«Los saudíes saben que tienen el dólar como la opción nuclear», aseveró una de las fuentes citadas por Reuters. «Los saudíes dicen: en caso de que los estadounidenses aprueben la ley ‘NOPEC’, sería la economía de EE.UU. la que se derrumbaría», agregó otra de las fuentes consultadas.
La decisión de deshacerse del dólar sería bien recibida, de acuerdo con la agencia, por grandes productores de petróleo que no pertenecen a la OPEP, como Rusia, así como por los principales consumidores, China y la Unión Europea -potencias con las que también se pelea Washington- que han estado buscando medidas para diversificar el comercio mundial fuera de la influencia del dólar, agrega el despacho de RT.
Otros miembros de la OPEP, en particular, Irán y Venezuela, tienen sus propias razones para terminar las operaciones en petrodólares: las sanciones coercitivas de EE.UU.
En el caso de Rusia, el gigante euroasiático ya ha comenzado a librarse de sus reservas en dólares debido a que también sufre las medidas restrictivas de Washington. Moscú, en respuesta, ya ha comenzado a vender petróleo en euros y yuanes chinos.
Te puede interesar:
https://www.elciudadano.cl/venezuela/rusia-y-venezuela-fortalecen-alianza-militar-en-plena-escalada-del-asedio-norteamericano/04/04/
https://www.elciudadano.cl/venezuela/grupo-de-senadores-estadounidenses-quieren-aplicar-mas-medidas-coercitivas-contra-venezuela/04/04/