Nunca había sentido esto, hasta ahora . Desde que estoy al timón de este árbol que se empina antes de ensanchar unas raíces demasiado territoriales dado a que desde el computador se erige la virtualidad como espiritualidad posmoderna.
Bueno, yendo al grano. El tema es que Nando me contó que GreenPeace apoyaba la Ley de Pesca. Y yo, no lo pude creer. Le dije: “No. No puede ser!”. La verdad es que no lo hice por un amor ciego a GreenPeace, sino que porque hace muy poquito había lanzado un comunicado y mi queridísimo Veo Verde quedaría manchado de terminar siendo cierto.
Los expertos siempre le trabajan a alguien. Los estudios no se pagan solos, y es que cada vez se pagan mejor… El GreenWash opera tan fuerte como la susceptibilidad de las ong green para amparar ciertas “etapas del desarrollo” diciendo que son sustentables, en una carrera de lobbistas, hasta ahora bastante próspera.
Una ley que tiene casi mil indicaciones, no puede ser buena. Una ley que manifiesta la heredabilidad perpetua de los derechos de captura a siete familias las cuales no entrarán a licitar con nadie, sin un ápice de la pavoneada libre competencia! ¡Carajo! Una ley así no es buena. De hecho, Cat Dorey, es una experta seca en pesca a nivel mundial y doctora en Inmunología y Bioquímica. Por eso vino representando a GreenPeace de visita en Chile en el marco de la votación de la Ley de Pesca en el Congreso, ¿Cómo ella podría decir que la ley es buena?
Me pregunte ¿Será que el anuncio de Hulk fue una señal?…¿que “lo verde” comienza a es ser solo un servicio de limpieza para políticas empresariales y públicas?
Con algo de espanto fui hasta el buscador de Veo Verde y coloqué “GreenPeace”. Apareció de inmediato el post: Experta mundial de Greenpeace asiste a votación de Ley de Pesca en Chile. Chutas, pensé. Ni siquiera indagué con suspicacia el texto que me mandó Patricia Varela! Como tampoco lo he hecho con Common Pitch, o con Reforestemos Patagonia. Todas ellas son empresas benéficas y es muy feo dudar de ellas o siquiera expresar algún tipo de desconfianza.
Nando puede que esté equivocado, pensé, no sin recordar a los trolls de GreenPeace, los niños que esta semana me enrolaron en sus donaciones, en la firma que dí para Salva el Ártico, la foto que le saqué a Matías Asún vestido de Oso Polar, haciendo una pacífica y tiernuchi acción directa en el Metro Los Leones, como después lo hizo Karol Dance en Plaza Italia y en otros lugares de Santiago… el carrusel de recuerdos giraba verde en mi cabeza. No estaba en Paz.
Fue entonces cuando reaccioné y le envié la columna de Radio del Mar: Greenpeace expresa apoyo a Ley Longueira que privatiza los peces a Matías Asún, para que me explicara porqué la australiana experta en sustentabilidad marina, que se desempeña como encargada del Programa de Pesquerías Sustentables de Greenpeace Internacional, con sede en Inglaterra, y tiene más de ocho años trabajando directamente con esta temática junto a la organización medio ambientalista, le mencionaba al Subsecretario de Pesca, Pablo Galilea, dependiente del Ministro de Economía, Pablo Longueira-autor intelectual de la Ley-, que la Ley de Pesca era buena! dándole un espaldarazo a una ley tan abusiva.
Llamé a Asún y con urgencia le manifesté mi asombro. Señalándome en primer lugar que ésta información pertenecía a un comunicado enviado por el gobierno que se difundió a los medios el que decía que Cat Dorey “apoyó la sustentabilidad que garantiza el proyecto de la Ley de Pesca”, el director de GreenPeace me explicó que Dorey se refería solo al concepto de la nueva normativa de cuotas de los recursos marinos que son devueltos al mar, una indicación que apoyaba en pro de la “sustentabilidad de las pesquerías” como bien aparece en este artículo de la página oficial de la organización ecologista: Greenpeace y Senadores recalcaron hoy suma importancia de la sustentabilidad en ley de pesca.
Claro, GreenPeace se preocupa de la dimensión ecológica y obviamente reducir la cantidad de vida que se puede devolver muerta al mar, ayuda a que no se continúe depredando al mar como un kraken furioso.
Hablamos y discutimos con Matías Asún. Le presenté mi inquietud de comparar pesca artesanal y de buques factorías. La distancia entre ellas y el ridículo que había en decir que ambas eran insustentables y perversas.
Si bien la dimensión gremial, es una que se aleja de lo eminentemente verde y ecológico, dejar este factor fuera es no entender que el capitalismo es un hecho que sí agrede de forma irreparable el medio ambiente, por más reducción de impacto ambiental, planes de mitigación, ley Valdés, informes anuales de sustentabilidad con rico cóctel, y plaza de trabajo para muchos técnicos en sustentabilidad…
Lo que quiero decir, es que por una indicación, o 10, o 100, la ley no es buena, porque tiene 1000!! La Ley de Pesca, redactada en el Ministerio de Economía y no de Medio Ambiente, o por último en conjunto, como debería ser, es una ley mala. Una pésima ley que privatiza el mar chileno.
Es evidente que ante este tremendo embrollo, invité por quincuagésima vez a mantener a Veo Verde recibiendo sus impresiones, para poder entender a este proceso como uno en donde participan muchos actores, y en donde que vemos a GreenPeace como una organización cercana que muchos sentimos como nuestra, desde esa firma o desde la categoría de socios que adhieren a la causa con pequeños donativos y que por lo tanto quiero que represente mi postura en el tema verde.
En ese contexto era chocante ver el apoyo a una ley tan mala. Pero Matías me lo aclaró y lo hará en una columna que prometió enviar con las impresiones de Cat Dorey, donde explica a lo que se refería al mencionar que hay indicaciones que se han logrado que son buenas, o mejores que a la anterior que hablaba de máximos de captura y devuelta al mar de especies “juveniles” y que “no servían” a la producción pesquera aberrante.
Ahora, solo faltara la versión del Subsecretario de Pesca, Galilea, quien tendrá que reconocer que el comunicado se entusiasmo citando a Cat, manipulando sus impresiones, para cerrar la historia. Complejo pero no imposible, sería lograr un final feliz logrando que los criterios gremiales de la pesca artesanal, y los elementos sociales culturales y políticos que carga el tema de la comunidad costera, se uniera al criterio ecológico y ambos pudieran construir una nueva y mejor Ley, que respete el derecho del viejo océano a mantener su propia vida y la de las comunidades costeras, sin sobreexplotación y sea un recurso libre y soberano de los ciudadanos chilenos y no quede como un botín de unos pocos, aunque estos cumplan con las exigencias de “sustentabilidad”, muchas veces pactadas con bastante relajo.
Fuente: Veoverde