Los opositores al gobierno nacional realizaron la anunciada protesta de caceroleros, que tuvo su epicentro en el Obelisco y más tarde en Plaza de Mayo. Dirigentes macristas, de lleno en las protestas.
Altos dirigentes de diferentes fuerzas como el PRO, entidades rurales y hasta del partido de ultra derecha liderado por Alejandro Biondini, impulsaron distintas consignas en contra de las políticas del gobierno nacional.
La protesta inició pasadas las 19 a través de concentraciones en distintos puntos de la Ciudad, donde se advirtió el fuerte apoyo y la estructura aportada por dirigentes políticos de la oposición, principalmente del PRO.
Con epicentro en el Obelisco, donde se concentraron unas ochenta mil personas, la protesta también tuvo distintas expresiones en el conurbano bonaerense y ciudades del interior del país, con marchas en Rosario, Córdoba, Paraná, San Miguel de Tucumán y Mendoza, también con fuerte presencia de fuerzas políticas de la oposición.
En la Capital Federal, el diputado porteño del PRO Martín Ocampo, celebró en diálogo con Télam que «en la protesta está todo el PRO» y, tras reconocer que la fuerza liderada por Mauricio Macri repartió gran parte de las banderitas utilizadas en la marcha, justificó la acción al sostener que «alguien las tenía que pagar».
Por su parte el filósofo relacionado al macrismo, Alejandro Rozitchner, señaló a Télam que «el reclamo es importante y podrá ser capitalizado por Mauricio Macri», quien «se sumó a la protesta, pero para acompañar el reclamo de la sociedad», según justificó.
Los partidos y dirigentes de la oposición comenzaron a sumarse al reclamo en el Obelisco y más tarde marcharon hacia Plaza de Mayo, donde acompañaban la manifestación el ministro de Desarrollo Urbano porteño, Daniel Chain; el presidente del PRO, Humberto Schiavoni, el rabino y diputado porteño Sergio Bergman, y el referente de esa fuerza en Lanús y ministro de Hacienda de Macri, Néstor Grindetti.
También se hallaba el dirigente piquetero Raúl Castells, el titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías y el dirigente de ultraderecha Alejandro Biondini, que lidera el partido no reconocido por la Corte Suprema de Justicia, Nuevo Triunfo, por su ideología nazi y antisemita.
A la vez, grandes globos zepelines con consignas contrarias a las medidas del gobierno aportaban un marco de color al reclamo en el Obelisco, donde varias agrupaciones políticas afines al PRO, al radicalismo y a Unión por Todos, fuerza liderada por Patricia Bullrich, aportaron remeras, banderas y hasta carteles eléctricos.
Entre las fuerzas presentes, también se hallaban integrantes del Partido Popular de la Reconstrucción (PPR), creado por carapintadas que participaron de los levantamientos de Aldo Rico y Mohamed Alí Seineldin contra la democracia.
Cuando la protesta alcanzó la zona del Cabildo, en Plaza de Mayo, allí confluyeron los dirigentes que acompañaron la protesta desde otros puntos de la Ciudad. Así, se pudo ver a funcionarios macristas, el grueso de los legisladores del PRO y hasta Biondini en un radio menor a los cien metros.
Algunos de los que aportaron cotillón a la marcha, decidieron no esconderse, como el caso del legislador del PRO, Jorge Garayalde, que repartió con la leyenda «No renunciamos a la Fragata de Libertad», junto a su firma.
El markenting tampoco estuvo ausente entre los caceroleros, donde hubo una fuerte venta de remeras con la leyenda «8N, yo estuve», y hasta los vendedores ofrecían una serie de productos «Anti K», según vociferaban.
En tanto, en un atisbo de impulsar un nueva protesta, los caceroleros procedentes de los barrios Norte, Recoleta y Palermo, mostraron varias consignas con una curiosa convocatoria a un próximo «6D».
Fuente: Télam