1,8% de los ataques al corazón en los países europeos son responsabilidad del ruido del tráfico
El exceso de ruido o sonido es lo que se conoce como contaminación acústica. No se acumula ni se transmite, sin embargo, puede producir muchos problemas de salud y desmejora la calidad de vida de los seres humanos.
Este tipo de contaminación está relacionado con los ruidos de la vida cotidiana, o al menos con las actividades que los producen como el tráfico y las aglomeraciones de gente en mercados, locales comerciales, estaciones de tren y transporte subterráneo.
Las colas de automóviles, que son habituales en muchas capitales del mundo, suelen ser la principal fuente de contaminación sónica en los espacios urbanos. Por tal motivo algunos estudios científicos se han dedicado a abordar el tema, intentando revelar de qué manera el exceso de ruido puede perjudicar el bienestar de los ciudadanos.
Día Mundial Contra la Contaminación Acústica
Con la finalidad de crear conciencia acerca de un tipo de contaminación que pocas personas asumen como tal, pero que tiene potenciales consecuencias negativas para la salud, con el paso del tiempo, fue establecido el 12 de abril como el Día Mundial contra la Contaminación Acústica, recuerda el portal tusefemerides.com.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), los sonidos que superan los 70 decibeles son considerados molestos mientras que aquellos que están por encima de los 90 decibeles son dañinos, sobre todo si se trata de una exposición a largo plazo como ocurre, por ejemplo, entre aquellos que viven en las zonas cercanas a autopistas o los trabajadores de transportes subterráneos, señala una nota del periódico argentino Página 12.
La organización establece como “deseable” los 50 decibeles y recomienda no estar expuesto a más de 55 decibeles durante la noche ya que puede dañar la salud.
Un informe reciente de la organización rectora en materia de salud, catalogó a la contaminación acústica como la segunda amenaza ambiental, después de la polución. Según cifras del ente de salud, 1,8% de los ataques al corazón en los países europeos son responsabilidad del ruido del tráfico.
Alto riesgo de sufrir hipertensión arterial
Una investigación realizada en Suecia a finales de 2010 vinculó a la contaminación sonora con la posibilidad de aumentar el riesgo de sufrir hipertensión arterial. El estudio que contó con una muestra de 24.283 personas reveló que quienes viven en zonas ruidosas con tráfico intenso, tienen una presión sanguínea más alta que quienes habitan espacios más silenciosos.
“La contaminación sonora impacta en la capacidad auditiva, pero también tiene consecuencias sobre la salud en otros niveles como el aumento del estrés, aumento de la presión arterial, fatiga crónica, trastornos del sueño y alteraciones respiratorias, entre otros”, dijo Eduardo Hocsman, médico otólogo de la Fundación Favaloro y jefe del sector de otología del Hospital de Clínicas José de San Martín, en Argentina.
Subrayó el galeno que “aunque los pacientes suelen decir que sí, el oído nunca se acostumbra al ruido”.
Además, estar sometido a este tipo de sonidos por un largo período puede lesionar las estructuras sensibles del oído y en algunos casos provocar problemas auditivos.
Un estudio de la consultora ambiental CitiQuiet, con sede en Nueva York, reveló que Buenos Aires es la octava ciudad más ruidosa del mundo. La capital argentina quedó registrada como la única ciudad de América Latina que integra el ranking de las diez ciudades más ruidosas y que completan Bombay, Calcuta, El Cairo, Nueva Delhi, Tokio, Madrid, Nueva York, Shanghai y Karachi.
Buenos Aires: En la ciudad de la furia
El caos vehicular, las permanentes obras en construcción, los cortes de calles y el ruido de bares y boliches convierten a Buenos Aires en la verdadera ciudad de la furia.
En la Ciudad de Buenos Aires, la presión sonora está regulada por la Ley 1540 de Control de la Contaminación Acústica, que clasifica a las distintas áreas de la ciudad según su sensibilidad acústica y establece rangos de entre 60 y 80 decibeles para el horario diurno y de entre 50 y 75, para el nocturno.
Sin embargo, el Mapa del Ruido elaborado por el gobierno porteño muestra que gran parte de la ciudad se mantiene cerca de los 80 decibeles durante el día y que las diferencias entre los valores del día y la noche, mayoritariamente, no superan los 5 decibeles.
La Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad reconoce “la superación de los límites máximos permisibles en un importante porcentaje de la ciudad” pero señalan que “en el momento en el que la ley fue reglamentada no existía un diagnóstico sobre la situación sonora de la ciudad, razón por la que los límites fueron establecidos de manera arbitraria”.
Como es de esperar, las zonas con mayor caudal de tránsito son las más ruidosas y es por esto que desde dicho organismo aseguran que no se puede identificar barrios o comunas particularmente ruidosas sino “ejes viales con importantes emisiones sonoras”, como la avenida Corrientes o la General Paz ubicadas en la capital argentina.
Actualmente la única recomendación para no afectar la salud a raíz de los ruidos urbanos, es evitar en lo posible pasar mucho tiempo a diario en las congestiones vehiculares, no usar el vehículo cuando sea más conveniente caminar, así como procurar ambientes relajados y silenciosos para conciliar el sueño.
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