El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso su granito de arena la semana pasada para que continúe la guerra en Yemen que, desde el 1 de enero de 2016, ha dejado al menos 70.200 muertos.
De acuerdo con el balance que presentó la organización Proyecto de Localización y Datos de Conflictos Armados (ACLED, por sus siglas en inglés), en lo que va de 2019 se han contabilizado 7.600 muertes, 2.350 de ellas en enero, 1.930 en febrero, 2.330 en marzo y 1.000 en abril.
Aunque la organización reconoció un descenso de la violencia tras el inicio del proceso de mediación auspiciado por Naciones Unidas, advirtió que «los combates letales se siguen produciendo en todo el país e incluso se han identificado en gobernaciones clave como Taíz y Hayá».
Según este reporte, el más reciente que se ha presentado este año, desde 2016 se ejecutaron 3.155 ataques contra civiles en los cuales murieron 7.000 personas y fueron perpetrados por la coalición de guerra que lidera Arabia Saudí con el apoyo del gobierno de Abdo Rabbu Mansur Hadi y de Washington, reseñó Europa Press.
La tragedia del cólera
Además del conflicto entre las fuerzas leales al Gobierno y los rebeldes hutíes, los yemeníes enfrentan otras dificultades. El pasado 21 de abril, Oxfam advirtió que la nación corre el riesgo de sufrir «el peor brote de cólera del mundo».
Esto significaría un agravamiento de la crisis humanitaria, pues desde 2016 el país enfrenta la propagación de esta enfermedad por la que, desde entonces, fallecieron más de 3.000 personas.
«El temor a que se produzca el peor brote de cólera del mundo […] aumenta a medida que las agencias de ayuda en Yemen luchan por llegar a las casi 40.000 personas que se cree que tienen la enfermedad«, aclaró Oxfam.
Asimismo, reiteraron que los enfrentamientos y las restricciones de acceso «hacen que llegar a algunas áreas afectadas sea extremadamente difícil».
Veto de Trump es igual a más armas para el conflicto
El pasado 16 de abril, Trump vetó una resolución que el 5 del mismo mes aprobó el Congreso para exigirle a su administración que suspenda el apoyo militar que brinda a Arabia Saudí.
“Esta resolución es un intento peligroso e innecesario de debilitar mis autoridades constitucionales, poniendo en peligro las vidas de ciudadanos estadounidenses y de valientes militares, tanto hoy como en el futuro”, dijo Trump al vetar la medida.
Tras conocerse la decisión del Mandatario, diversas organizaciones manifestaron su temor de que se intensifique el impacto devastador de la guerra, porque las armas utilizadas por los saudíes en el bombardeo sobre objetivos civiles en su mayoría provienen de EE. UU.
“Al brindar un apoyo militar y diplomático tan amplio a una parte del conflicto, Estados Unidos está profundizando y prolongando una crisis, lo que tiene consecuencias inmediatas y graves para Yemen, y son los civiles los que están pagando el precio”, dijo Ole Solvang, director de Políticas del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).
Por su parte, David Miliband, presidente del no gubernamental Comité Internacional de Rescate, calificó el veto de Trump como “moral y estratégicamente sin sentido”, refirió Inter Press Service.
Las agencias de la ONU señalan que hay alrededor de 24 millones de personas que dependen de ayuda, lo que supone 80 % de la población. La organización advierte que 14 millones, de ese total, requieren atención inmediata.
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