Las ranas, las salamandras y los sapos de todo el mundo están siendo atacados por una amplia gama de patógenos interactivos. Así lo advierten expertos en zoología, que esta semana se reunirán en Londres con el objetivo de establecer un plan de emergencia para salvar a los anfibios.
«Los anfibios del mundo se enfrentan a una nueva crisis, causada por los ataques de múltiples patógenos. Necesitamos desesperadamente diseñar estrategias que puedan protegerlos», dijo el profesor Trent Garner, de la Zoological Society of London, que es anfitrión de la conferencia.
Hace treinta años, los expertos notaron que las poblaciones de anfibios se estaban hundiendo en diferentes áreas del mundo, por causa de una enfermedad micótica emergente, conocida como quitridiomicosis (o simplemente quitrid), que comenzó a dañar a ranas y sapos. Al menos 100 especies han sido borradas de la faz del planeta en este tiempo. Algunas de ellas son el sapo dorado o sapo de Monteverde (Incilius periglenes), el género de anfibios anuros de la familia Myobatrachidae, de Australia, y el Atelopus arthuri, endémico de Ecuador.
Cientos de otras especies de anfibios también han sufrido graves disminuciones o están bajo amenaza por causa de las infecciones por quitrid, como la ranita de Darwin (Rhinoderma rufum), endémica de Chile y Argentina.
Pero los científicos también saben que el quitrid no es la única causa de la mortalidad global de anfibios. Se ha observado otro patógeno, conocido como el ranavirus, que existe en al menos cuatro variedades. Además, encontraron que hay al menos dos especies de quitrid y que dentro de estas hay muchos tipos genéticos diferentes.
«El punto crucial es que estos diferentes agentes patógenos ya no actúan solos», precisó Garner. «Están interactuando y en combinación están matando a más y más anfibios. Estas interacciones a menudo son mucho peores que los efectos de patógenos individuales», explicó.
Además de la pérdida directa de especies, la reducción del número de anfibios es perjudicial para el medio ambiente, porque estos desempeñan un papel importante en el mantenimiento de ecosistemas saludables. Por ejemplo, las ranas comen mosquitos que propagan enfermedades y también son el alimento de aves y otros animales. Además, los renacuajos mastican algas y ayudan a mantener a raya su florecimiento.
Sin embargo, el ranavirus es un problema diferente, dijo el científico. Ha estado causando disminuciones en varias especies, como la rana común (Rana temporaria), que vive en Europa y el noroeste de Asia, y el sapo común (Bufo bufo), a menudo con resultados fatales. Como resultado, los zoólogos han pedido al público que informen sobre avistamientos de anfibios enfermos o muertos a través de sitios web como Garden Wildlife Health y también han instado a las personas a que no trasladen ni muevan a huevos, renacuajos o ranas de su hábitat.
«De esa manera se evita la propagación de infecciones. Cualquier cosa que se pueda hacer para reducir la presión sobre estas criaturas, es importante», dijo Garner.
Además, la conferencia de esta semana, llamada Mitigación de patógenos únicos y coinfecciones que amenazan la biodiversidad de anfibios, esbozará ideas para tratar de salvar a los anfibios de los múltiples patógenos que ahora enfrentan. “Organizaremos un taller de un día completo, en el que reuniremos a las mejores personas del campo: conservacionistas, zoólogos y expertos en coinfecciones, y lograremos que elaboren la mejor estrategia para lidiar con esto, [de lo contrario] esto va a ser mucho peor».
Fuente: The Guardian