EE. UU. y su política de ciberataques: si atacamos es paranoia, si nos atacan es terrorismo

El doble rasero de Washington

EE. UU. y su política de ciberataques: si atacamos es paranoia, si nos atacan es terrorismo

Autor: Leonardo Buitrago

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, autorizó de manera legal los ciberataques contra otros países como una medida ofensiva


Al Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) le preocupa los riesgos que corren sus sistemas eléctricos y otros servicios públicos frente a posibles ataques cibernéticos, una táctica que emplea para tratar de desestabilizar a los países que no se subordinan a sus intereses, como es el caso de Venezuela.

Recientemente, Fort Bragg, la base militar más grande del Ejército estadounidense, ubicada en Carolina del Norte, emitió una disculpa pública luego de haber realizado un «ejercicio» sin aviso previo, que tenía como objetivo medir las reacciones de su personal y de la población adyacente ante un ataque cibernético.

La base militar permaneció sin flujo eléctrico entre el miércoles 24 y el jueves 25 de abril, lo que causó conmoción entre los vecinos de los condados Hoke y Cumberlands, donde está ubicada la instalación.

Los oficiales del ejército declararon al medio local Charlotte Observer que el ejercicio estaba diseñado para “identificar deficiencias en nuestra infraestructura, operaciones y seguridad”, y que no fue anunciado al público para poder observar las reacciones.

Los residentes de Hoke y Cumberlands denunciaron en Facebook y Twitter los problemas ocasionados por el apagón, así como la falta de información por parte de fuentes oficiales, reseña el diario The Verge.

Ante esta situación, el Ejército no tuvo más remedio que pedir disculpas por las molestias ocasionadas y explicó que formaba parte de una prueba realizada en la base para “determinar la preparación y la resiliencia de la instalación en un escenario real. Dicho esto, nuestros objetivos se han cumplido y, como muchos de ustedes saben, todo ha vuelto a la normalidad”.

Fort Bragg, con 50.000 soldados, es la mayor base militar del mundo, y es la sede del XVIII Cuerpo Aéreo de los Estados Unidos y el Comando de Operaciones Especiales.

Plano de la base militar Fort Bragg, en Carolina del Norte. Foto: Web

La preocupación de Washington

La preocupación del Gobierno estadounidense por detectar vulnerabilidades en la red eléctrica frente a ataques cibernéticos no es nueva. En los últimos años ha acusado a Rusia y China de ejecutar estas prácticas.

En 2017, Washington responsabilizó a Moscú de perpetrar el ciberataque  ‘NotPetya’ que afectó en un primer momento al Gobierno y a las empresas de Ucrania, pero después “se propagó rápidamente por el mundo”, causando daños de miles de millones de dólares en Europa, Asia y América.

También acusó a Vladimir Putin de estar tras el ataque con virus informáticos que afectó las centrales eléctricas y aeropuertos de Ucrania ese mismo año.

En la misma línea, el Departamento de Justicia ha formulado cargos a supuestos hackers chinos a los que acusa de robar datos gubernamentales y corporativos para beneficiar a Pekín.

Según Washington, los presuntos hackers formaban parte del grupo “Advanced Persistent Threat 10” y robaron información de diferentes compañías de desarrollo tecnológico y agencias gubernamentale,s como el laboratorio de propulsión de la NASA y el Departamento de Energía, así como datos confidenciales del sector bancario, la aviación, tecnologías satelitales, biotecnología, minería y  medicina.

Las medidas de Trump

El Presidente norteamericano dice tomarse muy en serio la amenaza de los ciberataques. En noviembre de 2018, el Congreso aprobó la creación una agencia de seguridad cibernética y de infraestructura en el interior del Departamento de Seguridad Nacional.

Según la Casa Blanca, esta instancia permitirá «reorganizar la administración de defensa nacional y los programas del departamento en una agencia de seguridad cibernéticay de infraestructura».

Posteriormente, el pasado 26 de marzo, Trump firmó una orden ejecutiva en la que instruyó a las agencias federales identificar las amenazas planteadas por pulsos electromagnéticos (EMP) en infraestructuras críticas estadounidenses, incluyendo instalaciones eléctricas.

Los ataques de pulsos electromagnéticos destruyen total o parcialmente equipamientos eléctricos y electrónicos dentro de su radio de acción, con emisiones de emisiones de energía electromagnética de alta intensidad y radiación.

 

La orden ejecutiva pide crear planes en caso de que un ataque con pulsos electromagnéticos afecte a Estados Unidos, así como mecanismos para mantenerse en contacto con la población.

El Mandatario solicitó identificar y enumerar en un lapso no mayor de 90 días “los sistemas, redes y activos de infraestructura crítica, incluidos aquellos en el espacio que, si se interrumpen, podrían resultar en efectos catastróficos para la salud o seguridad pública, la seguridad económica o la seguridad nacional”

Asimismo, ordenó al Director de Inteligencia Nacional investigar las capacidades de “países enemigos” para generar pulsos electromagnéticos que puedan afectar a su país.

Ciberataques contra los enemigos

El punto crucial del decreto de Trump es que instruye al Secretario de Defensa “incorporar ataques que incluyan EMP como un factor en la planificación de escenarios de defensa”, dejando claro que EE. UU. posee armas capaces de generar pulsos electromagnéticos, que pueden usarse como un paso previo a un ataque militar.

Los ciberataques se han convertido en una opción a la tradicional invasión de tropas militares

A confesión de partes…

William Brownfield, exembajador de Estados Unidos en Venezuela (2004-2007) y enColombia (2007-2010), certificó esta posibilidad y confirmó que el Departamento de Defensa cuenta con opciones militares alternativas a la incursión de tropas para  intentar derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.

«No deberían pensarse en esto (la opción militar) como en el siglo pasado. No es 1935 en este momento», afirmó en una entrevista televisiva.

«La opción militar no necesariamente tiene que ser 20.000 marines llegando a la playa de Maiquetía y marchando hacia el palacio de Miraflores (sede del Gobierno)”, expresó.

Dejó claro que, en el siglo XXI, una intervención militar tiene muchos significativos: “Hay un comando cyber en el Departamento de Defensa, por ejemplo. Es un comando militar cuya misión es preparar  el terreno para una guerra en el mundo», dijo.

En marzo de 2019 un apagón dejó al 80% del territorio venezolano sin servicio eléctrico

Apagón para desestabilizar a Venezuela

En 2018, el exdiplomático planteó que Washington debía entender que para lograr un “cambio de régimen en Venezuela es necesario castigar a la población”.

El Gobierno de Trump al parecer tomó el consejo. En marzo pasado, la nación sudamericana  experimentó uno de los peores apagones en su historia reciente. El Gobierno de Nicolás Maduro denunció que la interrupción en el suministro eléctrico, la telefonía e Internet  fue ocasionado por un ataque cibernético perpetrado desde Estados Unidos,  con el fin de crear un clima desestabilizador y justificar una intervención militar.

Según las investigaciones, el ataque cibernético se ejecutó contra el sistema informatizado de control de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar (Guri),  la mayor del país, con la intención de afectar el servicio eléctrico en más de 80 % del territorio nacional.

El presidente Maduro explicó que los ataques fueron ejecutados desde las ciudades norteamericanas de Houston y Chicago, y también desde Chile y Colombia.

Indicó que los ataques comprenden una combinación de “terrorismo cibernético” con “la introducción de virus virus en los sistemas computarizados del sistema eléctrico” y de” agresiones de carácter “electromagnético dirigidas contra las líneas de transmisión” para provocar apagones en casi todo el país.

La respuesta de Washington fue burlarse de las acusaciones del Gobierno y de la angustia del pueblo venezolano.

Al secretario de Estado, Mike Pompeo, no le tembló el pulso para enviar un mensaje regodeándose de la delicada situación y desde su cuenta de Twitter indicó que “las políticas de Maduro no traen más que oscuridad”.

Como si ese comentario no fuera suficiente, el Secretario de Estado agregó “No hay comida. No hay medicinas. Ahora, no hay energía. A continuación, no Maduro.” con el objetivo de utilizar el apagón para promover un golpe de Estado en Venezuela.

Asimismo, el enviado especial de EE. UU. para Venezuela, Elliot Abrams, negó la responsabilidad de Washington en el apagón y señaló que  fue un “recordatorio” de que su infraestructura eléctrica ha sido saqueada.

Sin embargo, la tesis de un ciberataque contra el sistema eléctrico venezolano fue defendida por experto,s como el especialista en Big Data e Inteligencia Artificial, Kalev Leetaru, quien en un artículo publicado por la revista Forbes, señaló que “la idea de que un Estado extranjero manipule la red eléctrica para forzar un gobierno de transición es muy real».

Explicó que este tipo de ataques se ejecutan para “debilitar a un adversario antes de la invasión convencional o para efectuar una transición forzosa y negativamente en un gobierno extranjero”.

Asimismo, a principios de 2018, el cuerpo militar de la Aviación de EE. UU. elaboró un reporte sobre las posibles consecuencias que ocasionaría un ataque electromagnético.

El estudio y análisis de los “efectos disruptivos” por medio de un ataque de pulso electromagnético (EMP) concluyó que se puede interrumpir por un largo periodo de tiempo el sistema o red eléctrica de cualquier Estado, al afectar la interconectividad de los sistemas e infraestructuas computarizadas; tal y como sucedió en el caso Guri.

Prontuario de ciberataques

Estados Unidos tiene un prontuario de ciberataques perpetrados contra otras naciones, que se oponen a sus intereses imperialistas

En 2003, durante la invasión de Irak, los militares norteamericanos penetraron los sistemas iraquíes para causar un apagón en Bagdad y confundir a los oficiales del Ejército con órdenes falsas.

En 2010, Washington creó en uno de sus laboratorios de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), un virus troyano diseñado específicamente para obstaculizar los  planes de desarrollo energético nuclear de Irán.

El virus llamado Stuxnet  logró afectar a 62.867 ordenadores iraníes y destruyó cerca  de un quinto de las centrifugadoras nucleares persas ubicadas en el complejo de enriquecimiento de uranio en la ciudad de Natanz, en el centro del país, tal y como reseñó el portal HispanTV.

También se pudo conocer que la Casa Blanca está preparada para lanzar un ataque cibernético extenso y amplio contra Rusia.

“Las autoridades han autorizado a los hackers militares de Estados Unidos acceder a las redes rusas para realizar ataques contra objetivos de importancia”, denunció la organización estadounidense de periodismo de investigación Centro para la Integridad Pública.

Lo cierto es que Donald Trump está al tanto  de que el ciberespacio se convirtió en un arma comparable a la tradicional intervención militar de tropas, y que es una opción más rentable económicamente, silenciosa y en muchos casos anónima, por lo que no dudará en aplicarla contra sus rivales y enemigos.

Los ciberataques no son creaciones fantásticas o producto de la paranoia, sino una realidad, y todo aquel que la niegue pecará de ingenuo o cómplice del imperialismo.

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