Segundo disco largo de la longeva agrupación/colectivo punk. Si bien son varias las apariciones de sus canciones en demos, compilados o splits, nunca es malo sistematizarlas en un disco. Y considerando la dinámica de ET, este álbum homónimo (igual que el del año pasado) comunica la sonoridad del momento, una foto que se borra rápido. Porque desde sus inicios en 1995, todo se mueve como un río: los temas, sus integrantes, los matices estilísticos. Sólo permanecen la sed y las ideas-motor: autogestión y conciencia en el paradojal espíritu del punk: apocalíptico y mesiánico, nihilista y activista.
No es descabellado hablar de ET como un colectivo: por ellos han pasado una decena de músicos, lo que habla de la positiva endogamia de una trinchera que resiste el paso de los años y las modas. Hablar del contenido del disco no ofrece demasiadas alternativas. A fin de cuentas, la prehistoria de la humanidad es invariante. El hardcore punk más crudo y sucio de sus entregas anteriores se cruza hoy más claramente con el metal (crossover), y el crust, principalmente por la lograda nitidez de su sonido.
Un bello y mínimo arte del disco –apoyado por casi diez sellos y distribuidoras- colorean la música de una banda que a su ritmo (lejos de la tóxica velocidad del mundo) lleva más de una década incendiando escenarios. Qué más se puede pedir a una banda punk: Coherencia y diversión.
ENFERMOS TERMINALES
Edición colectiva
CD, 2012
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano
Publicado en El Ciudadano Nº134, Octubre 2012