- 1. Algunas orientaciones centrales del nuevo Período.
Entre 1983 y 1985, en medio de las protestas populares, cristalizan los cambios en la base material del modo de producción, el patrón de acumulación, iniciadas con las “modernizaciones” de 1980. A partir de dichos cambios se hace posible establecer la instalación del modelo neoliberal, como respuesta a la crisis del patrón de acumulación asentado en el modelo de sustitución de importaciones, a la crisis política del Estado burgués y, más ampliamente, de la dominación burguesa, todas cuestiones abordadas por la burguesía a través de la dictadura militar.
Con el modelo neoliberal, en tanto expresión histórica del capitalismo en su fase transnacional, se inicia un nuevo período de la dominación burguesa y la lucha de clases en Chile (1983), con una fase de instalación (1983 – 1989) centrada en la fundación y despliegue de los cambios en la estructura económica y en el diseño e instalación de la nueva institucionalidad política, una fase de validación y legitimación social y política (1990 – 2010), centrada en la profundización de las tendencias hacia la reproducción general del modelo, con ejes en la consolidación de los cambios en la estructura económica y la adecuación y fortalecimiento de la institucionalidad política del neoliberalismo, orientada hacia el aseguramiento de su estabilización social y política, del mismo modo que hacia los cambios culturales que otorgaran al modelo un cierto carácter de irreversibilidad, y una fase de normalización de la dominación burguesa (mediados del 2008 en adelante).
El proceso que damos cuenta desde 1983 ha sido llamado desde la dominación neoliberal “proceso de transición a la democracia”.
Desde los cambios operados en la estructura económica, en el nuevo período se producirán cambios en toda la estructura social y política: en el Estado de la burguesía, en las clases y fracciones de clases y sus niveles de inserción económica e inclusión social, en sus objetivos, en sus intereses y en sus representaciones y sus alianzas. No solo eso: también afectará a los conceptos con que habíamos interpretado y construido la realidad. Es importante sugerir al respecto que las ideas de que definían el ser de izquierda o derecha, o la idea de progreso y progresismo, o la idea de reformas y reformismo, parecieran no caber dentro de la sociedad neoliberal, acrisolada en la dictadura militar.
- 2. Algunas características del nuevo período de la lucha de clases.
Dentro de todos los proceso de cambio, al menos esbozados en las líneas precedentes, se hace necesario tratar brevemente las características del nuevo período de la lucha de clases. A través de ellas se posibilita avanzar en una doble dirección: de un lado comprender las especificidades del actual período de la dominación burguesa en condiciones del capitalismo neoliberal y, de otro lado, comprender sus consecuencias para la lucha de clases y para el diseño de la estrategia de los revolucionarios.
ESTABILIDAD DE LA DOMINACIÓN POLÍTICA POR ARRIBA
Como se ha dicho, los procesos de cambio en la estructura económica, han producido en la clase dominante una fusión de las antiguas fracciones de la burguesía. Sobre la base de dichas transformaciones el conjunto de la burguesía se inserta y realiza su ganancia a partir del funcionamiento del modelo neoliberal, ya en los sectores exportadores estratégicos del modelo y sus sectores de servicios de exportación y / o en la importación, distribución, comercialización de bienes en general, destinados al mercado interno.
Ello sucede a través de diversificadas alianzas y articulaciones verticales y horizontales de capital, con y desde las transnacionales y los bloques imperiales que están a la base del nuevo modelo en tanto parte de un proceso global de acumulación dirigido desde las transnacionales, sus Estados, sus gobiernos y sus instrumentos económicos y militares (ONU, OEA, FMI, BM, BID, OTAN, PAM, etc). En síntesis, se trata de la más plena configuración de un capitalismo globalizado, establecido desde el modelo neoliberal que articula centros y periferias de un sistema mundial de acumulación y reproducción del sistema, cuyo sujeto social y político lo constituye la burguesía transnacional y transnacionalizada, con soporte en gobiernos imperiales y en toda una institucionalidad política, económica y militar mundial.
En sus consecuencias políticas más decisivas, esta fusión de las antiguas fracciones de la burguesía dota a la dominación burguesa en el período de un alto grado de estabilidad política por arriba. Esto quiere decir que en el período no habrá contradicciones interburguesas, en sus aspectos principales o secundarios, que posibiliten crisis de la dominación por arriba, ni tampoco habrá sectores democráticos o progresistas de la burguesía, expectantes de una alianza subordinada con el proletariado y el pueblo, como así tampoco una representación que se diga de izquierda y que funde su estrategia en una alianza subordinada, aún transitoria, con alguna pretendida fracción burguesa.
Esta fusión de las antiguas fracciones burguesas en el nuevo patrón de acumulación impactará también en sus antiguas representaciones políticas, vaciándolas de sus antiguos contenidos y estableciéndolas como sus definitivas representaciones políticas, prestas a concursar electoralmente por la representación de las masas, cada vez que la anterior agote su capacidad de control social sobre ellas y las movilizaciones pongan en riesgo la institucionalidad neoliberal. De ese modo la Alianza y la Concertación, y sus partidos, representarán en el nuevo período las necesidades de reproducción global del capitalismo neoliberal.
EL PROLETARIADO LAS MASAS POPULARES Y LA INESTABILIDAD DE LA DOMINACIÓN POR ABAJO
La imbricación de la economía chilena, dependiente, periférica y transnacionalizada, superespecializada desde el centro capitalista en la producción de materias primas y recursos naturales con bajo valor agregado, genera, como condición estructural de su reproducción, una delgada línea de puestos de trabajo en los ejes exportadores y sus cadenas de servicios. Desde éstos se articulan y degradan en cuanto a calidad del trabajo, del contrato y de salarios, pequeños hilos de empleo que bajan débilmente hacia el fondo de pirámide social. Así, los niveles de integración económica e inclusión social son tremendamente bajos, en relación a una amplia masa excluida. Ello sucede del mismo modo con obreros, técnicos y profesionales, hablándose de una proletarización de las capas medias profesionales. Constituyen esta mayoría social precarizada proletarios integrados a los ejes estratégicos del modelo, a la importación y comercialización de bienes de consumo y bienes de capital, a la construcción, a las redes de producción de los sectores estratégicos del modelo y a servicios estratégicos (puertos, transportes); profesionales, técnicos y proletarios ligados a los servicios públicos y municipales (previsión, salud educación con financiamiento público), proletarios intelectuales ligados a emprendimientos privados contestatarios a la dominación, en tanto asesores o ejecutivos o proveedores de servicios integrados a sectores populares estructuralmente marginados del modelo; amplios sectores sub proletarios, semi proletarios y lumpen proletarios, que venden su fuerza de trabajo de manera independiente, eventual y transitoria, o que venden y compran fuerza de trabajo en condiciones de gran precariedad o que, después de largos ciclos de cesantía, están marginados de los procesos productivos cesantes, dedicándose eventualmente a la compra y venta de productos de consumo inmediato, representando importantes de desestructuración psicosocial. Si se considera que el ABC1 concentra a una minoría que no alcanza el 15% de la población, y que el resto vive en condiciones de integración simbólica, sobre la base de expectativas de integración, o fuertemente endeudado, entonces puede dimensionarse las necesidades y potencialidades del movimiento social.
En este contexto, las luchas reivindicativas económicas y sociales de los pocos integrados y de los muchos excluidos tienden a masificarse, a chocar rápidamente con las bases estructurales del modelo, a generar nuevas formas de lucha y organización, alimentando y potenciando la conciencia y la lucha democrática. Este es un dato que se relaciona con la mantención de la inestabilidad de la dominación por abajo a lo largo del período.
Por cierto hay y habrá muchas otras respuestas posibles a este fenómeno desde las representaciones políticas del neoliberalismo: la represión, la atención diferenciada según casos (bonos, subsidios) o la cooptación, trabajando para ello sobre la base social que su partidos provean: sectores populares de la UDI, del PDC, del PS, entre otros (PC?). Ello les permite manejar las luchas sociales por un tiempo, pero no evitar su irrupción en ciclos cada vez más masivos e intensos en los que, de manera diferenciada, algunos sectores sociales populares van reconociendo el límite estructural que imponen las modernizaciones del 80 y la Constitución Política neoliberal a sus reivindicaciones (estudiantes – LOCE; Trabajadores – Ley Laboral) proyectando la lucha democrática, en tanto que otros se frustran en comisiones presidenciales y parlamentarias, otros asumen nuevas formas de lucha con mayores grados de violencia (tomas estudiantiles, acciones de los sin casa, cortes de carreteras por leyes de pesca, por contaminación, tomas de localidades, Aysén) y, los más, se expresan masiva y violentamente en los territorios y en las movilizaciones centrales. (Por cierto otros, a niveles dirigenciales, hacen carrera política). Esta situación no estará permanentemente abierta. Su mantención o su resolución no proletaria y popular debiera ser un tema de reflexión.
LA IRREFORMABILIDAD DEL MODELO
Las expresiones y tendencias de la lucha de masas no pueden ser resueltas por la burguesía sin ocasionar desequilibrios estratégicos al modelo. Este, asentado en tipos de articulaciones y redes de inversiones de carácter y nivel de resolución central en el capitalismo transnacional, es extremadamente estable en cuanto mantenga sus equilibrios fundantes pero enormemente frágil en cuanto sean variados algunos de ellos: libertad del capital, disminución del gasto público, disminución del Estado Mejoras sustantivas en la salud pública, en la educación pública, en la previsión, reajuste real de salarios, mejora en la calidad del trabajo, en la organización sindical se relacionan rápidamente con mayor presencia del Estado, aumento del gasto público, limitaciones a la inversión, déficit fiscal, cuestionamientos al superávit estructural, baja en la clasificación riesgo país, encarecimiento del crédito, bajas en la rentabilidad, baja en las inversiones: crisis del modelo.
La irreformabilidad de la estructura económica se reproduce hacia la estructura social y política que le sirve de sustento y que sustenta y reproduce.
La mirada del pasado debe acostumbrarse al presente: los gobiernos de “derecha” que cerraban las posibilidades al pueblo y los gobiernos “progresistas” que las abrían, situaciones propias del período anterior y que alimentaban al reformismo de entonces, no son posibles en la época del capitalismo neoliberal.
Esta resistencia al cambio que presenta el modelo, refuerza y polariza las ideas de estabilidad de la dominación por arriba e inestabilidad de la dominación por abajo en el capitalismo chileno periférico, dependiente y transnacionalizado, a la vez representa las exigencias de la lucha de masas y de autonomía de la estrategia proletaria y popular a la nueva izquierda revolucionaria que surja de los actuales procesos.
LA ILEGITIMIDAD CRECIENTE DE LA INSTITUCIONALIDAD POLÍTICA DEL MODELO NEOLIBERAL
La rigidez estructural del modelo, en contradicción permanente con las luchas de las masas por sus reivindicaciones económicas, sociales y por la democracia política, producen una creciente ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo: los poderes del Estado, la institucionalidad política en lo económico y en lo social, las FFAA y de Orden, de acuerdo a variados estudios realizados al respecto, son valoradas negativamente por las personas.
Las convocatorias a funar las elecciones municipales y los altos grados de abstención representados en estas, que no pueden ser atribuidas solo a dicha convocatoria, marcan un claro y significativo grado de ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo. Sobre la base de los datos que se conocen y el comportamiento observado en las movilizaciones, esta tendencia se reproducirá a escalas cada vez mayores tensionando la contradicción entre autonomía y cooptación de las masas. Las discusiones acerca del espacio en que debe desplegarse centralmente la estrategia de los revolucionarios, así como de las consecuencias de esa decisión en relación a relegitimar la institucionalidad política neoliberal o transformarla en una crisis política del neoliberalismo, son un tema de gran importancia para la nueva izquierda revolucionaria, en medio de los fragmentados procesos en que esta trabaja su refundación.
NEOLIBERALISMO Y DEMOCRACIA
Sobre la base de la irreformabilidad y la creciente ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo, que cristaliza a partir de la lucha de masas, es posible concluir la imposibilidad éste para realizarse en condiciones de democracia política formal, al punto que la contradicción neoliberalismo – democracia constituye la contradicción principal en el período, y define con ello el norte fundamental para la estrategia proletaria y popular.
Entonces la legitimidad de la lucha democrática se acrecienta cada vez ante las dificultades estructurales del neoliberalismo para admitir y resolver las reivindicaciones económicas y las demandas sociales de las masas, validando su despliegue en todas las esferas de la sociedad, realizando su carácter anti – neoliberal, y por lo mismo anticapitalista, con rumbo al Socialismo.
LOS FACTORES QUE POTENCIARÁN O DEBILITARÁN EL DESPLIEGUE DE UNA ESTRATEGIA DE MASAS EN EL PERÍODO
Con todo, en el período se presentan distintos factores que pueden retrasar o acelerar el despliegue de una estrategia democrática de masas, dependiendo las tendencias que adquiera tal proceso, de acuerdo a la forma en que los revolucionarios aborden y resuelvan las contradicciones que ellos implican.
El primero de ellos tiene que ver con los niveles subjetivos de integración que vivencian sectores significativos de las masas, como consecuencia del discurso y las imágenes que el neoliberalismo difunde a través de sus medios y de sus políticas sociales, cuyo contenido se basa en el éxito de su modelo económico y su fraseología acerca de los individuos egoístas y sus habilidades para competir y triunfar por sobre los demás. Colegios privados, salud privada, previsión privada, se ofrecen como muestras de posiciones éxito y prestigio social y, sectores importantes de masas, de distintos estratos socio económicos, se prenden de tales criterios de identidad y pertenencia social, desde la idea muy neoliberal que la suma de felicidades individuales hacen a la felicidad general.
Un segundo factor lo constituye la representación política neoliberal instalada en el bacheletismo, integrada profundamente en la subjetividad de importantes sectores de las masas populares. Ha contribuido a la configuración de este fenómeno, sin duda, el efecto postraumático de la dictadura militar en el pueblo, a partir de la imagen de la hija del general de Allende apresada y torturada junto a su madre, imagen que el aparato de reproducción de subjetividades del neoliberalismo se encargó de trabajar y trabaja hoy fuertemente. Evaluando el fenómeno, éste implica más fuertemente a la población mayor que entrega su mandato en espacios electorales institucionales, no así a las generaciones post dictadura y a aquella mayoría ciudadana que no cede su mandato en dichos espacios.
Un tercer factor que influirá en el despliegue de una estrategia democrática de masas será el espacio electoral a partir del cual la burguesía transnacionalizada operará desde sus representaciones políticas neoliberales, Alianza y Concertación, para generar cooptación social y política en pos del control social de las masas, dirimiendo la mejor alternativa para ello, cada cuatros años. Ofreciendo a dichas alianzas, sus partidos, sus dirigentes y los sectores de masas cooptados, como verdaderas bolsas de trabajo, las prebendas que devienen de la ocupación del poder del Estado.
CONCLUSIONES
En primer lugar se podría concluir que, habitamos y nos habita un nuevo período de la lucha de clases en el país, de normalización de la dominación burguesa. El mismo, que se iniciara con su fase de instalación (1983 – 1989), la que se centrara en la fundación y despliegue de los cambios en la estructura económica y en el diseño e instalación de la nueva institucionalidad política del neoliberalismo, que continuara en su fase de validación y legitimación social y política (1990 – 2008?), que se centrara en la profundización de las tendencias hacia la reproducción general del modelo neoliberal, con ejes en la consolidación de los cambios en la estructura económica y la adecuación y fortalecimiento de la institucionalidad política del neoliberalismo, orientada hacia el aseguramiento de su estabilización social y política, ha llegado a su fase normalización y funcionamiento pleno (2008 desde mediados del gobierno neoliberal de Bachelet, en adelante), generando y exponiendo todas sus contradicciones, las injusticias, mezquindades y grados de violencia anti – popular inherentes a su carácter de clase burgués.
En segundo lugar es necesario concluir que el actual período de la lucha de clases, en el marco del modelo neoliberal, en tanto concreción histórica del capitalismo transnacional, presenta una serie de características y datos estratégicos que sirven y advierten a la estrategia revolucionaria.
Sobre la base de dichas particularidades del período es posible afirmar, de modo aún general, que no habrá que transitar 80 años de lenta acumulación de fuerzas para resituarnos en un nuevo período pre revolucionario. Como decía anteriormente: hay que atreverse a pensar nuevamente. Las estructuras de dominación, como síntesis de fuerzas sociales cristalizadas, solo plantean lo posible. En el período, será el sujeto social y político, sus niveles de conciencia y organización, su voluntad de lucha, su vocación de poder, el que pueda proponerse y alcanzar los objetivos democráticos y revolucionarios en el período.
Como veíamos la dominación burguesa muestra altos grados de estabilidad por arriba. No tiene contradicciones internas a las que responder sino solo a las contradicciones de clase. Su modelo, instalado profundamente en la sociedad chilena demuestra su gran fortaleza. Pero su carácter irreformable torna su fortaleza en amenaza. Cooptación y represión son las respuestas posibles ante una mayoría social proletaria y popular sometida por la explotación, la marginación y / o la alienación que, cada vez en espacios de tiempo más cortos, expresan masiva y violentamente su rabia, su ira con la vida que el modelo les impone. Es la inestabilidad de la dominación por abajo producida por una marginación social masiva que, sin embargo, es una condición necesaria de desarrollo del modelo: no se puede aminorar, no se integrar, no se puede resolver.
Los mecanismos de control social de la burguesía transnacionalizada fueron en sus inicios los recursos traumáticos de la amenaza pinochetista, luego los aparatos de inteligencia de los gobiernos neoliberales concertacionistas, con sus colaboradores, más tarde fue el PS y su militancia y bases populares (será hoy el PC?). El gobierno neoliberal de la concertación duró todo el tiempo que pudo mantener grados de cooptación y control social significativos en las masas movilizadas. Cuando las primeras manifestaciones y huelgas violentas de forestales, pesqueros y mineros, y de estudiantes, comenzaron a expresarse con fuerza, el tiempo del recambio había llegado. La otra representación establecida en la Alianza neoliberal surgió con la promesa de terminar con el caos, la inseguridad pública, la puerta giratoria y las burlas al estado de derecho y, habiendo sido sobrepasada absolutamente por el movimiento social, después de sus dos primeros años ya anunciaba su partida y un nuevo recambio interneoliberal. Se prepara la Concertación aliada con el PC.
Los embates entre las masas movilizadas (pueblo mapuche, estudiantes, obreros de sectores estratégicos, pobladores sin casa, pescadores, pueblos enteros) y los gobiernos neoliberales han ido acrecentando en éstas un sentimiento de malestar que finalmente fue alimentando una convicción de ilegitimidad de la institucionalidad política del modelo. Los variados estudios de opinión realizados al respecto dieron cuenta del fenómeno. Las altas tasas de abstención en las elecciones municipales recientes, afirman de algún modo esta mirada.
Finalizando el examen breve de las características del período que mantienen abiertas las posibilidades de cambio en plazos históricos relativamente breves, está aquel que señaláramos respecto de la imposibilidad del modelo neoliberal para realizarse en condiciones de democracia política. Desde su consideración es posible apreciar la cercanía, la posibilidad cierta de vincular cada vez la lucha reivindicativa o por derechos y demandas sociales de un sector particular, con la ley que lo impide y la constitución política que ampara dicha ley, y con ello la necesidad de democratizar la sociedad como forma de obtener y garantizar aquellos derechos que se niegan, apoyando los procesos de desarrollo de la conciencia y la organización de las personas. En otro nivel de la lucha de clases, la cuestión democrática constituye el núcleo de toda la lucha ideológica con los neoliberales de variado cuño y con los sectores de la antigua izquierda confundidos en sus objetivos, sus estrategias y sus alianzas.
Respecto de los factores que pueden retrasar o acelerar el despliegue de una estrategia democrática de masas, aquel relativo a los niveles subjetivos de integración que vivencian sectores significativos de las masas, los revolucionarios deberán incorporar las demandas de mejoras de estos sectores, sobre la base del propio desarrollo de los niveles de excelencia y sustentabilidad social, ecológica y económica de sus propuestas y de su exigencia al sector privado. Trabajando en tal dirección desde el despliegue de la lucha reivindicativa y las plataformas de lucha parciales, hacia la Plataforma de Lucha del Período y el Programa de Gobierno que desarrolle las masas en el proceso de lucha, como así también en la transición al socialismo.
Respecto de la representación política neoliberal instalada en el bacheletismo, integrada profundamente en la subjetividad de importantes sectores de las masas populares, desde una cierta pedagogía social en la lucha de masas, será importante hacer relevante el rol legitimador que le cupo a la Bachelet respecto del modelo en general y sus concreciones en la educación, en la salud, en la previsión salud, en la vivienda y, particularmente, en la legitimación de las FFAA del golpe. A este factor se agrega en el período, como sub – apéndice del bacheletismo, el rol del viejo reformismo histórico: el PC. El debate profundo desde las luchas reivindicativas y sociales de las masas, con eje en el abandono del PC de la lucha democrática y por tanto antineoliberal y anticapitalista, será una forma de abordar este factor.
Respecto del espacio electoral a partir del cual la burguesía transnacionalizada operará para producir alto grados de control social sobre las masas y sus luchas en el período, la estrategia de los revolucionarios deberá construir su propia política electoral, de manera que ésta dispute efectivamente la dirección de las masas, profundice la ilegitimidad del sistema político neoliberal y proponga y legitime los procesos que permitan ir construyendo en el período las bases de la nueva institucionalidad democrática.
- SER DE IZQUIERDA Y ESTRATEGIAS DE IZQUIERDA Y SU PERTINENCIA
Como decía en un momento anterior, el cambio de período ha sido radical en grado tal que ha llegado a cuestionar los propios conceptos con los que nos referíamos a la realidad. El ser progresista, o el ser de izquierda, o el ser militante, o el ser dirigente social o dirigente sindical, son algunos de ellos. El tema es que no se puede seguir siendo de izquierda como antes, en el período anterior; no se puede ser sindicalista como se era antes. En fin, no se puede seguir llamando a los fenómenos como lo hacíamos sin reconceptualizarlos, especificando su uso en el período actual. Para avanzar en el desarrollo de la respuesta que sigue, es entonces necesario proponer nuevos contenidos para el concepto ser de izquierda, como base para avanzar en el tema de las “estrategias de izquierda”.
SER DE IZQUIERDA
En primer lugar es LUCHAR por un país, un continente y un mundo que se desarrollen desde / hacia el bienestar de las personas consigo mismas, con otras y con el medio, sobre bases de modelos social, ecológica y económicamente sustentables, de gran colaboración, apoyos e intercambios, en que las personas puedan desarrollar plenamente sus potencialidades y sus talentos, hacia un horizonte ético de felicidad para todos y todas.
Ser de izquierda en el capitalismo neoliberal significa, en las condiciones que hoy este impone, LUCHAR POR CONQUISTAR, POR AMPLIAR Y PROFUNDIZAR LA DEMOCRACIA HASTA SU PLENA REALIZACIÓN, especificando los instrumentos que permitirán avanzar tras esos objetivos. Ser de izquierda es entonces pensar y actuar políticamente en esa dirección, desarrollando la lucha reivindicativa de masas para conducir el choque de las masas y sus intereses con los fundamentos económicos, políticos, sociales y culturales del neoliberalismo, para abrir, potenciar y legitimar desde ellas la lucha democrática, ergo antineoliberal y por lo mismo anticapitalista en el período. Ser de izquierda es hacer que la praxis tenga que ver con el objetivo, y las teorías y sentidos que hacen entonces a la lucha democrática.
Ser de izquierda entonces es situar ante las masas, en medio de sus luchas parciales, el objetivo de luchar por un tipo de gobierno que sea capaz de realizar: la democratización de las riquezas y recursos naturales del país, poniéndolos bajo la propiedad de todos, el Estado, de manera que éste pueda cumplir sus roles de garantista de derechos de las personas y de emprendedor de objetivos que aseguren el desarrollo nacional; la democratización de las condiciones que permitan un desarrollo pleno de las personas, sobre la base de garantizar a las personas el derecho al trabajo, a la salud, a la previsión, a la educación, a la vivienda, a un ecosistema sano, a vivir en la diversidad social, a su identidad cultural y étnica, de género, de opción sexual, religiosa; la democratización de la economía y los servicios, incorporando la previsión, la educación, la salud, asegurando en la economía una fuerte área social (dirección obrera; ejes estratégicos de la economía: criterios de sustentabilidad económica, social y ecológica. Competencia por calidad de excelencia y precio de productos. Competencia por calidad del trabajo y salario con privados) y un fuerte sector cooperativo y de autogestión (administración obrera); el desarrollo servicios estatales de salud y educación gratuitos y de excelencia, un sistema previsional solidario y un sistema de viviendas de igual calidad y de precio diferenciado; la democratización de la producción social de la realidad: asegurando un área social y un área cooperativa y de autogestión en la prensa escrita nacional y regional, en la radio, en la televisión y en las tecnologías de la información, de similar magnitud y potencia que la privada, a la vez que permitiendo el desarrollo del área privada, en el marco normativo del conjunto de las comunicaciones; la democratización del Estado, nueva estructuración de los poderes del estado, elección universal y secreta de presidente, miembros de sistema parlamentario unicameral y de autoridades provinciales, regionales y locales, con sufragio universal, inscripción directa y voto voluntario, circunscripciones geográficamente colindantes y proporcionales, establecimiento del consejo comunales del poder popular como la unidad organizativa del pueblo a nivel territorial. Voto revocatorio para toda autoridad elegida por sufragio universal y directo. Iniciativas legales ciudadanas con quórum proporcional de sus circunscripciones, en los niveles nacional, regional y local. Elecciones periódicas de autoridades del país, con derecho a reelección.
Ser de izquierda es entonces tener y desarrollar una estrategia coherente con los objetivos que identifican esa pertenencia.
ESTRATEGIAS DE IZQUIERDA
La estrategia de los revolucionarios, asumiendo las ideas de estabilidad de la dominación por arriba, de inestabilidad de la dominación por abajo, de irreformabilidad del modelo, de ilegitimidad creciente de la institucionalidad política del neoliberalismo de mano de las luchas de masas y de la negación de la democracia por el neoliberalismo, se despliega con las masas de manera autónoma considerando la conformación de sus propias coordinaciones y articulaciones sectoriales y territoriales (sin dependencias de los partidos neoliberales y sus gobiernos neoliberales, como así tampoco de las organizaciones sindicales cooptadas por el neoliberalismo, como la CUT, CONFUSAM, Colegio de Profesores, entre otros) para, desde los procesos de lucha, de huelga en huelga, de protesta en protesta, de marcha en marcha, ir co – construyendo con las masas y desde las masas la necesaria realización de sus reivindicaciones en el objetivo democrático del período, en la lucha por construir un Gobierno de los Movimientos Sociales, desde el que se haga posible la producción de una nueva Constitución Política efectivamente democrática, que garantice los derechos de todos.
Los espacios de las luchas reivindicativas y sociales podrán ser institucionales y extrainstitucionales, en tanto que su articulación con la lucha democrática, en los procesos estratégicos de acumulación de fuerzas, en las coyunturas electorales, se expresarán fuera de la institucionalidad política del neoliberalismo, para ir desarrollando y legitimando su propia propuesta institucional.
Las tácticas de las funas democráticas a las elecciones del neoliberalismo, así como de elecciones y plebiscitos populares fuera de la institucionalidad neoliberal, en educación y en salud, para representar o plantear soluciones propias a las demandas y reivindicaciones populares, parecen ser las piezas que permitirán ir conformando todo un proceso de acumulación de fuerzas cuyo objetivo será generar la situación de masas en lucha que permita, en el contexto de un procesos electoral (2018), convocar al pueblo ciudadano, en el espacio institucional electoral de los movimientos sociales, con validación de nuestramérica y de otras regiones del mundo, a integrarse con su voto a una verdadera mayoría ciudadana que exigirá con su movilizaciones y luchas, la conformación de un gobierno de los movimientos sociales, con el propósito de desarrollar su programa y convocar a una asamblea constituyente, en que el pueblo soberano proponga y decida su propia constitución política, iniciando así una auténtica y profunda democratización de la sociedad, de acuerdo al programa de gobierno reconocido y apoyado por las masas, como fase de transición a la sociedad socialista.
La alianza social revolucionaria dirigida a conformarse como fuerza social revolucionaria a través de todo el proceso de lucha, estará conformada por el proletariado de los ejes estratégicos del modelo y sus cadenas de producción y servicios, a la cabeza de una amplia articulación con sectores proletarizados de técnicos y profesionales públicos y privados, más sectores profesionales independientes proletarizados, de trabajadores independientes y las amplias masas sociales populares marginadas y excluidas en las ciudades y en el campo.
Es necesario también señalar la incorporación de la lucha por los derechos humanos a esta estrategia de masas. Se trata de relacionar en el debate público las responsabilidades de la oficialidad de las FFAA no sólo en las violaciones a los derechos humanos, para los cuales se exige verdad y justicia, sino también en las llamadas “modernizaciones”, que constituyen hoy día la causa más directa de las catastróficas situaciones que viven las personas en relación a la salud, a la educación, a la previsión, a la vivienda y al trabajo. Desarrollando y fortaleciendo una política de masas para el sector a partir de la organización de los ex conscriptos del 73, de los sobrevivientes del golpe y sus organizaciones, avanzando en el estudio de doctrina militar y de perfiles de uniformados para levantar políticas específicas para ellos, trabajando con los / las estudiantes de enseñanza media tremendamente precarizados / as y por ello posibles voluntarios al servicio militar o a la incorporación a la policía, conociendo la realidad actual de los miembros de las fuerzas armadas y levantando plataformas específicas que incorporen las demandas propias del sector y las vinculen a la plataforma del período y a los objetivos del Gobierno de los Movimientos Sociales y a las nuevas bases constitucionales de la república. El tema es considerar que una parte significativa del poder de las masas en la lucha democrática, en el actual período, son la fuerza militar que hoy se encuentra en el ejército del estado neoliberal.
En el contexto mundial la lucha democrática, la lucha por democratizar la sociedad, desde sus despliegues en distintas áreas del mundo, aunque más fuertemente en nuestramérica, y aún desde el discurso cínico de las potencias capitalistas, se ha establecido definitivamente con gran legitimidad. La multipolaridad que se ha ido instalando lentamente, después de una fase de unipolaridad del imperio yanqui, desde contradicciones secundarias entre bloques burgueses, ya no de clases como en el período anterior, ofrece a las luchas democráticas en la periferia condiciones de contención inestables, aunque significativas, ante la agresión imperialista. En este contexto mundial los procesos democráticos y revolucionarios en el cono sur latinoamericano han logrado no solo mantenerse sino profundizar sus estrategias democratizadoras y de avance al socialismo. Así es en la vanguardia nuestroamericana de la Venezolana Bolivariana, en Bolivia, Ecuador, Nicaragua.
En el espacio regional de nuestramérica, caracterizado por iniciales formas de organización y articulación propias – independientes del imperio – en lo económico, lo político, lo social e, inicialmente, en defensa la defensa e inicialmente en defensa, observan espacios de contención ante la agresión imperial, que aunque limitados y dependiendo de las luchas de los pueblos de la región, resultan tremendamente valiosos para el desarrollo de una estrategia democrática de masas como la señalada, tanto en los procesos de lucha por su instalación, en su instalación y reconocimiento, en sus despliegue, en su defensa y en su profundización.
En conclusión, es posible plantear que del mismo modo que la estrategia revolucionaria en el anterior período consideraba correctamente la lucha armada como articuladora de la lucha por la conquista del poder y la transición al socialismo, hoy, en el actual período, la política revolucionaria propone como su elemento fundante y articulador de las demás formas de organización y de lucha una estrategia democrática de masas, con sujeto proletario y popular, con procesos de acumulación de fuerzas fuera de la institucionalidad neoliberal, tras el objetivo de superar la actual institucionalidad del capitalismo neoliberal, generar las condiciones para la instalación de un Gobierno de los Movimientos Sociales, que avance en su Programa Democrático, a la vez que establezca las condiciones para que el pueblo constituyente produzca y valide las nuevas bases constitucionales de la nueva sociedad democrática y de su transición al socialismo.
Respecto de otras estrategias de izquierda, es posible pensar que la falta de procesamiento de los cambios estructurales que impuso el capitalismo transnacional en la sociedad chilena y, por ende, la falta de claridad sobre el carácter del actual período de la lucha de clases y sus especificidades, ha llevado a que se especifiquen por lo menos dos posiciones estratégicas que pueden ser criticadas.
De un lado, a partir de una subvaloración de dichos cambios, unos insisten hoy en aspectos de la estrategia revolucionaria que, de manera correcta, según pienso, hacían a la política revolucionaria en el período anterior, como era el mantener la centralidad en las formas armadas de lucha.
Lo que apreciamos en Venezuela y en otros procesos democráticos con rumbo socialista en nuestramérica, que caracterizan el movimiento antineoliberal en el mundo siendo su vanguardia, es que estos junto con alimentarse del propio pensamiento nuestroamericano, como así también del pensamiento marxista, han venido, desde su práctica histórica, a cuestionar tesis importantes del leninismo, particularmente las tesis contenidas en el Estado y la Revolución.
La paradoja es que las tesis leninistas, de toma del poder por el proletariado a la cabeza de una fuerza social revolucionaria, la destrucción del Estado burgués y la construcción, desde sus ruinas, del nuevo Estado Proletario, que significa la dictadura del proletariado en la transición al Socialismo, particularidad histórica de la Rusia de Lenin llevada a generalidad y necesidad histórica de la lucha revolucionaria en cualquier tiempo y en cualquier lugar, no caracteriza a los únicos procesos democrático – revolucionarios, con rumbo al socialismo, que se desarrollan en el mundo, aquí, en nuestramérica.
Después de la experiencia leninista de construir el socialismo desde una minoría objetiva y subjetiva – los que eran proletarios y pensaban como proletarios – y de la caída de la Unión Soviética y su bloque, parece que el problema está en la teoría y no en la realidad. La estrategia en Chile debe considerar una mayoría objetivamente marginada, excluida pero, sectores no menores de ella, en condiciones de inclusión subjetiva.
En todo caso, aquí hay un debate abierto, que puede ser fraternal y riguroso entre camaradas, en el contexto de la propia lucha de clases y del despliegue de una estrategia democrática de masas, y que puede llevarnos a crecientes procesos de intercambios y acuerdos, antes de tener evidencias históricas suficientes para resolver el debate de fondo.
Digamos solamente que, en la vanguardia democrática, revolucionaria y socialista del mundo, Venezuela, lo que observamos es que el proceso de transición al socialismo es anterior a la toma del poder, que se avanza hacia él desde una nueva institucionalidad y un nuevo Estado democrático que está en manos del pueblo, en una sociedad claramente de clases y en condiciones de aguda lucha de clases por su más plena democratización que, bajo una cierta hegemonía material y subjetiva, convoca al pueblo a mantener y profundizar el avance democratizador cada 6 años, a través de elecciones populares, universales, secretas y efectivamente democráticas, como en ningún lugar en el mundo capitalista.
En tal sentido, el ejemplo de la Venezuela Bolivariana, nutre a la estrategia democrática de masas de manera indudable y es parte de nuestro debate.
Ahora, por otro lado, sobre la base de un radical no reconocimiento de los cambios estructurales instalados en la sociedad chilena desde la dictadura militar y su legitimación y validación social y política desde las representaciones políticas del neoliberalismo – Alianza y Concertación – y sus alternancias en el gobierno, la estrategia del PC se sigue planteando desde la contradicción principal entre, por un lado, conceptos similares como “derecha, Alianza, neoliberalismo o pinochetismo” y, por otro lado, el pueblo, la “Concertación, pueblo, izquierda, democracia.
Ello supone la existencia de una Concertación, y particularmente una DC, que sería la representación política de una fracción burguesa antineoliberal, parte del pueblo, de la democracia, en fuerte pugna con la fracción burguesa neoliberal, de la Alianza, de derecha, pinochetista, antidemocrática.
Desde una estrategia electoral institucional, con alianzas y acuerdos electorales con la representación de dicha fracción de la burguesía, se trataría de ir desplazando, elección a elección a la “derecha neoliberal”, hasta conformar una mayoría que pudiera avanzar en democratizar la sociedad y mejorar las condiciones de vida de las masas. Las argumentaciones sobre esta estrategia del reformismo histórico están en el texto.
- LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES
Los resultados de las elecciones municipales no pueden sino ser interpretados como la manifestación del desgano, la rabia, la ira de un pueblo ante un modelo de sociedad que lo condena y del sistema político que lo soporta. Lo difícil es establecer la magnitud y las particularidades de esta clara ilegitimidad de la institucionalidad política del neoliberalismo. Sin embargo hay pistas. Un porcentaje elevado de nuevos inscritos son los jóvenes que vienen desde el pinguinazo del 86 y, de ahí, en las movilizaciones por educación pública, gratuita y de excelencia. También son los jóvenes de las protestas populares. Los resultados pueden ser agregados como argumentos: en 87 comunas con más de 20.000 votos emitidos, la tasa de legitimación de la institucionalidad política del neoliberalismo (reconocen espacio institucional y entregan mandato) es de un 39,3%, en tanto que la tasa de ilegitimación (reconocen espacio institucional y no entregan mandato + no reconocen espacio institucional y no entregan mandato) es de un 60,7%. Las comunas cuyas tasas de ilegitimación se ubican entre el 61% y el 69% son: Arica, Alto Hospicio, Antofagasta, Valparaíso, Quilpué, V. Alemana, Puerto Montt, Coyhaique, Santiago, Cerro Navia, Pudahuel, San Bernardo, Recoleta, San Joaquín Maipú, El Bosque, San Miguel, Quinta Normal, La Cisterna Conchalí. Otro grupo de comunas exponen tasas de ilegitimación entre 65% y 70%, ellas son: Punta Arenas, Puente Alto, La Pintana, Lo Espejo y la Granja. En otra mirada, el índice medio de representación de la ciudadanía democrática, alcaldes, (Padrón electoral – Total de votos recibidos) es del 20,47%. En el mismo índice, algunas comunas llamadas emblemáticas: Valparaíso 13,7%; Concepción 19,53; Coyhaique 18,79; Santiago 15,93; Estación Central 17,23; Recoleta 13,38; Providencia 24,06; Ñuñoa: 19,64. Nótese que en las comunas donde compite el PC la situación no refiere diferencias significativas.
- QUÉ ESTÁ EN DISPUTA EN LAS PRESIDENCIALES DEL 2013
La capacidad del movimiento popular, de los movimientos sociales y la nueva izquierda revolucionaria fragmentada para, desde las luchas estudiantiles, poblacionales, sindicales y gremiales más de punta, politizar y conducir el voto de quienes no validan ni reconocen la institucionalidad actual, de manera de acrecentar la ilegitimidad de la institucionalidad política neoliberal. Lo que está en disputa en las elecciones del 2013 es la relación de fuerzas que se establezca entre el fortalecimiento de la cooptación y con ello la relegitimación neoliberal, en manos de una alianza Concertación neoliberal – PC o, el acrecentamiento de su ilegitimidad y el fortalecimiento de la lucha democrática autónoma del proletariado y las masas populares, a partir de nucleamientos sociales y políticos significativos tras una estrategia democrática de masas.
Lo que estará en juego hacia el 2018 será el futuro de la lucha democrática, revolucionaria y socialista en nuestro país.
- LOS DESAFÍOS PARA EL MOVIMIENTO POPULAR
Continuando lo anterior, los desafíos del movimiento popular están en iniciar y elevar su unidad social y política, incrementando sus capacidades para impulsar una estrategia democrática de masas, que le permita desde la base social, de lucha en lucha, de huelga en huelga, de protesta en protesta, de marcha en marcha, ante la negación y la represión del neoliberalismo, ir validando la idea de un nuevo espacio institucional donde se exprese verdaderamente la ciudadanía, la idea de un Gobierno de los Movimientos Sociales y de su Programa Democrático como instrumento para realizar sus demandas, la idea que puede ser actor en la construcción de una Constitución Política efectivamente democrática, que garantice los derechos de todos.
Por Carlos Lafferte C.
Sociólogo – Psicólogo Social
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