El Gobierno ruso estimó que las presiones contra Irán obstaculizan las negociaciones para resolver las discrepancias
La guerra comercial entre EE. UU. y China repercutirá de forma negativa en el clima de la economía global, afirmó el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov.
«Sin duda, la guerra comercial entre EE. UU. y China no puede sino tener consecuencias para el clima de la economía global», dijo al precisar que se trata de consecuencias más bien negativas que positivas.
Al mismo tiempo, Peskov descartó consecuencias importantes para Rusia.
«No se debe exagerar estas consecuencias para nuestro país, nuestra economía, que desde el punto de vista de parámetros principales, se desarrolla de manera bastante estable», dijo.
Peskov destacó que las batallas comerciales entre Washington y Pekín no es guerra de Rusia.
«Rusia está interesada en construir las relaciones independientes tanto con China como con EE. UU.», dijo.
También agregó que las presiones contra Irán obstaculizan las negociaciones para resolver las discrepancias.
«La política de máxima presión acorrala a un país (…) y nunca da resultados, al contrario lleva al atolladero al proceso de negociaciones y no favorece a una mayor flexibilidad de ninguno de los bandos», señaló PesKov.
Peskov constató que tanto Rusia como Reino Unido, Francia y Alemania abogan por el mantenimiento en vigor del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), como se conoce al acuerdo nuclear.
«Rusia y los europeos instaron a que se cumplan totalmente los términos del PAIC y que el pacto se mantenga vigente», remarcó.
Antecedentes
Los días 9 y 10 de mayo tuvo lugar en Washington la 11ª ronda de las negociaciones comerciales de EEUU y China que concluyó sin avances.
El mismo 10 de mayo Estados Unidos aumentó los aranceles del 10 al 25 por ciento a los productos chinos por valor de unos 200.000 millones de dólares.
Además, el presidente de EE. UU., Donald Trump, ordenó empezar a elevar aranceles en prácticamente todo el resto de los artículos importados de China por un valor estimado de 300.000 millones de dólares.
En respuesta China anunció que elevará a partir del 1 de junio los aranceles a las importaciones de artículos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares.
Desde el año pasado las dos economías más grandes del mundo continúan implicadas en una guerra comercial a gran escala.
En junio de 2018 Washington amenazó con imponer aranceles del 25 por ciento a productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares, con el fin de reducir el déficit comercial.
Ambos países se han impuesto desde entonces varias baterías de aranceles recíprocos: mientras EE. UU. tarifó las mercancías chinas por un valor total de 250.000 millones de dólares, China respondió con aranceles que afectaron los productos norteamericanos valorados en 110.000 millones de dólares.
En diciembre de 2018, los presidentes de las dos naciones acordaron una tregua en la guerra comercial y decidieron abstenerse de subir más las tarifas mientras continúen las negociaciones.
Fuente: Sputnik
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