La ONG ambientalista Greenpeace asegura que la emergencia ambiental ocurrida este miércoles en la Ciudad de México está vinculada al calentamiento global.
El director ejecutivo de Greenpeace en el país, Gustavo Ampugnani, considera que la contingencia no se puede desvincular del calentamiento global ni atenderse de manera aislada.
Asevera que las afectaciones no solo implican menor calidad del aire en la metrópolis, también permite prever eventos de sequía e incendios forestales.
“En primer lugar, el tema de la calidad del aire en las metrópolis no se puede abordar de manera aislada o desvinculada del problema global del cambio climático; en segundo, los incendios forestales y agrícolas, ocasionados o no, serán más frecuentes dados los eventos prolongados de sequía ocasionados por el cambio climático”, afirmó el representante de la organización ambientalista internacional, citado por Sputnik.
México viene de una semana llena de incendios forestales en varios puntos de su territorio, eventos que han sido evaluados y monitoreados por agencias como la NASA, que también hace referencia al cambio climático, “la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta nuestro planeta”.
Al hablar del calentamiento global, los científicos advierten que si el aumento de la temperatura global supera los 1,5 °C las consecuencias serán catastróficas, y en ese sentido la contingencia de este miércoles en México es una pequeña muestra para la humanidad.
La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAM) emitió una alerta y prohibición de actividades al aire libre, afirmando que el ozono y decenas de incendios forestales que saturan la atmósfera de la ciudad con partículas microscópicas, menores a 2,5 micras (PM 2,5), con un pronóstico meteorológico desfavorable para la dispersión de contaminantes, son las principales causas de la contingencia.
El llamado a la población es para evitar precisamente las actividades al aire libre, “reducir emisiones en todas las fuentes, prevenir y dar aviso a las autoridades acerca de incendios forestales, agrícolas y de pastizales, quemas de basura, de llantas, fogatas, pirotecnia y otras actividades y eventos que generen emisiones contaminantes”.
Greenpeace advertía a finales de mayo 2018 que “El aire en México MATA” y exigió aire limpio y transporte público no contaminante para todo el país.
Si bien el llamado de entonces se hizo extensivo a la administración en todos los niveles ―federal, estatal y municipal― en 25 años de lucha ha quedado demostrado que las medidas para mejorar la calidad del aire en esta nación, pese a los esfuerzos ambientalistas de Greenpeace, han sido insuficientes.
“Hay que pensar que estamos, como humanidad y planeta, viviendo una situación de emergencia climática, con un trastorno muy severo del sistema ambiental global que ocasiona sequías, y que es condición propicia para que se generen incendios”, agregó la CAM.
Evidentemente, la urbe se exhibe con el aire teñido de colores gris y marrón, y esto atenta contra más de 20 millones de personas que hacen vida en esta ciudad.
A esto se le debe sumar “una atmósfera ya viciada, como la que ya existe en la zona metropolitana del Valle de México”, manifiesta Ampugnani.
En calidad de coordinador de la campaña de clima y energía de Greenpeace-México, advierte que “las medidas que se tomen ahora, por sí mismas, no van a limpiar la atmósfera”, y esto se debe a que son paleativas y actuarán sobre el síntoma, pero no sobre la causa de raíz del problema.
Las autoridades “deben atacar el problema de raíz, que es la mejor forma de prevenir que esto suceda de manera periódica”, señaló.
El más contaminado
De acuerdo con la ONG, “la Ciudad de México ostenta el primer lugar con los niveles más altos de ozono”, y también alcanza niveles altos de partículas suspendidas, un problema que llega a otras urbes como Monterrey, Guadalajara, el valle de Toluca, Guanajuato, Pachuca y sus alrededores. Las mismas enfrentan también preocupantes niveles de contaminantes atmosféricos que ponen en riesgo a todos sus habitantes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), al mismo tiempo, cataloga este problema atmosférico como la mayor amenaza de salud ambiental que enfrenta la humanidad.
“El problema es tan grave que al menos 17.700 personas mueren cada año en México como resultado de la exposición a niveles altos de contaminantes”, denunciaba Greenpeace en 2018.
Según datos actuales de Greenpeace y la Red por los Derechos de la Infancia en México, cada año mueren 1.680 niños menores de cinco años por contaminación del aire, y el número de muertes atribuibles a esta causa se ha incrementado casi 60 por ciento entre 1990 y 2015.
Greenpeace afirma que prácticamente toda el área metropolitana de México padece concentraciones de partículas PM 2,5 que van de los 101 a los 161 puntos, con calidad del aire “muy mala”.