Gobierno de facto del Paraguay es responsable del agravamiento de la huelga de hambre de la(o)s presa(o)s política(o)s de Curuguaty.
Han transcurrido 59 días y el Gobierno se niega a aceptar las peticiones de la(o)s huelguistas para dar una salida con vida a la crisis.
Este lunes 19 de noviembre, la entrega pública de un informe de salud realizado por la(o)s médicos Cynthia Elizabeth Jara y Fabricio De Giacomi Zaldívar, rompió el bloqueo mediático que el Gobierno de facto había logrado consensuar con la prensa comercial, especialmente la escrita, durante casi dos meses. Los medios recogieron el dato de la gravedad del estado de la(o)s huelguistas y pusieron en jaque la estrategia del Gobierno de “invisibilizar” la huelga y la demanda de libertad y justicia que hacen la(o)s presa(o)s.
Durante los días anteriores la presión social y el esfuerzo de familiares y gente que ha solidarizado con la causa de la libertad de los 12 campesinos y campesinas presos por la matanza de Marina Cue, Curuguaty, había logrado revertir algunas situaciones que afectaban a la(o)s cuatro huelguistas de hambre, como era la mantención en cárcel de Lucía Agüero, quien finalmente debido al shock en que había entrado por su extrema debilidad, había sido derivada al hospital de la ciudad de Coronel Oviedo junto a los otros tres presos en huelga de hambre: Juan Carlos Tillería, Alcides Ramírez y Luis Olmedo.
Las cuatro personas presas por la masacre de Curuguaty llevan una huelga de hambre que dura ya 59 días en el caso de dos de ellas y 57 en el caso de las otras dos, y han logrado poner, con su acción, en jaque al discurso oficial que acusa a los campesinos de ser quienes emboscaron a la policía el 15 de junio de 2012 en Curuguaty. Ese discurso, que en los ámbitos progresistas nunca encontró eco porque los hechos lo desmienten (una emboscada donde mueren más emboscadores que emboscados, la negativa de la investigación fiscal a considerar víctimas a los 11 campesinos muertos ese día y al mismo tiempo el celo con que la Fiscalía presenta mediáticamente a los policías como únicas víctimas), había sido impuesto entre buena parte de la ciudadanía. La masacre de Curuguaty es la manera en que intenta resolverse el problema de la accesibilidad a la tierra en Paraguay, donde el latifundismo monocultivador basado en cultivos transgénicos intenta imponerse frente a un campesinado pobre en lucha por la tierra, que fraudulenta y mafiosamente ha caído en manos de grandes empresarios agrícolas que expulsan a la(o)s campesina(o)s, en connivencia con el aparato policial, judicial y parlamentario.
La inclaudicabilidad con la cual la(o)s 12 presa(o)s han sostenido la premisa de su libertad e inocencia, los datos irrefutables que ha entregado la investigación realizada por la defensa y el apoyo que ha obtenido la huelga de hambre, ha colocado al gobierno golpista de facto en una situación compleja donde no puede rehuir la responsabilidad que le cabrá si la huelga culmina en un desenlace fatal.
En Asunción, Coronel Oviedo y Curuguaty marchas, manifestaciones y acampadas se suceden sin descanso con el objeto de presionar para obtener la libertad de la(o)s 12 campesina(o)s presa(o)s de Curuguaty. Estas manifestaciones, en especial la Vigilia Social Permanente que se había instalado en la ciudad de Asunción, con una acampada ocupando la calle frente al edificio del Ministerio Público, concitaron un apoyo ciudadano ante el cual el gobierno golpista reaccionó con una brutal represión la madrugada de este jueves. La represión tuvo por objeto destruir las acampadas que se hacían en Asunción y Curuguaty y reinstalar el miedo que había imperado en el mes de junio tras la matanza de Curuguaty y el golpe de Estado parlamentario.
La misma madrugada del jueves 22, intentando descomprimir la situación y controlar más estrictamente a la(o)s huelguistas, el gobierno mediante el Ministerio de Justicia y Trabajo, trasladó a la(o)s presa(o)s en huelga de hambre desde el hospital de Coronel Oviedo hasta un hospital de alta complejidad, dada la situación crítica que están pasando; este hospital es el de la ciudad de Itagua, cercana a Asunción, la capital. En el hospital de Itagua están internada(o)s la(o)s cuatro huelguistas y también otro de los presos, Adalberto Castro, quien desde el 15 de junio tiene alojada una bala en su mandíbula, sin haber sido atendido hasta el día de hoy. Adalberto Castro fue llevado l hospital para poder extraerle la bala. Esta era una de las demandas humanitarias que se levantan desde Articulación x Curuguaty, el conglomerado de organizaciones, redes, plataformas e individualidades que acompañan la exigencia de libertad de la(o)s presa(o)s. Exigen además que se le atienda médicamente a Felipe Nery Urbina, quien abandonó la huelga de hambre en el día 51 y que no tuvo ni tiene hasta hoy atención especializada para el proceso de realimentación, lo que hace temer por su vida debido a las dificultades de funcionamiento corporal que implica estar sin alimentarse por tanto tiempo.
En el hospital de Itagua, la(o)s presa(o)s en huelga de hambre han vuelto a estar juntos y eso les anima un poco más, así como el acompañamiento que reciben por parte de médicos, abogada(o)s, sicóloga(o)s y gente solidaria con ella(o)s y sus familias, que se encuentran residiendo en el hospital para asistirles. En el hospital la situación no es ajena a la represión, la cual toma formas distintas a las que la policía usa en la calle: insistentes llamados a que abandonen la huelga por parte de funcionarios, policías, directivos, auxiliares; vigilancia excesiva todo el tiempo, restricciones a las visitas de la familia y en contraste ninguna restricción para el paseo de policías a cualquier hora interrumpiendo el descanso de la(o)s huelguistas; el aire acondicionado puesto extremadamente frío les hace gastar las pocas energías que tienen en entibiar el cuerpo; la policía pone dificultades a las visitas de médicos externos; les sacan sangre seguido para exámenes, debilitándoles más. Y a las familiares la policía les controla permanentemente.
El escenario es complejo, tanto por la situación de salud, cada vez más debilitada de la(o)s presa(o)s en huelga de hambre, situación que se agrava momento a momento, como por el escenario político donde el gobierno golpista volvió a usar la represión policial brutal para frenar el apoyo popular a la libertad de la(o)s presa(o)s y, sobre todo, a la investigación imparcial de los sucesos de Curuguaty, sucesos respecto a los cuales el convencimiento popular es que las cosas no son como las explica la Fiscalía; por ello se ha instalado en las redes sociales la pregunta ¿Qué pasó en Curuguaty?
El gobierno golpista está intentando deshacerse de la responsabilidad que les cabrá si muere alguna(o) de la(o)s huelguistas. Para ello intenta vincular a organismos internacionales como la Cruz Roja en el intento de alimentar forzosamente a la(o)s cuatro huelguistas. Intenta además acallar o descalificar las voces que exigen un gesto humanitario de su parte para resolver la crisis.
Ante la actitud del gobierno de facto, y de aparato del poder judicial, el optimismo respecto a una salida de la crisis con libertad y vida para la(o)s 12 presa(o)s de Curuguaty, se va perdiendo. La tozudez, mezquindad e inconmiseración del gobierno de facto parecen augurar la muerte como final, y ese final teñirá nuevamente de sangre las manos del golpismo paraguayo.
Por P. Carvallo
Asunción
23 de noviembre de 2012
El Ciudadano
Fuente fotografía 1
Fuente fotografía 2
Las campesinas y campesinos privados de su libertad son Dolores López, María Fani Olmedo Paredes, Rubén Villalba, Felipe Balmori, Arnaldo Quintana Paredes, Adalberto Castro Benítez, Néstor Castro, Lucia Agüero (en huelga de hambre), Alcides Ramírez (en huelga de hambre), Luis Olmedo (en huelga de hambre), Nery Urbina, Juan Carlos Tillería (en huelga de hambre).
Libertad a los 12 campesinos presos políticos de Curuguaty, Paraguay