El objetivo de la visita es conocer la realidad de las comunidades mapuche que luchan por recuperar sus territorios, y ella se enmarca en una campaña que lleva más de diez años en contra del avance de las plantaciones forestales, debido a sus nocivos efectos sobre el medio ambiente y la vida de las comunidades locales.
Durante esta semana la representante del Movimiento Mundial por los Bosques (WRM), la uruguaya Teresa Pérez, recorrió distintas zonas de la Región de La Araucanía entrevistándose con representantes del movimiento mapuche y ambientalistas, con el objetivo de conocer su visión respecto del impacto de las plantaciones forestales en el medio ambiente y las familias, particularmente de comunidades mapuche.
Pérez explicó que WRM es una organización que trabaja a nivel internacional, con base en Montevideo, Uruguay, la que tiene por objetivo dar apoyo a las comunidades que se encuentran luchando para recuperar sus territorios. En ese marco tienen una campaña en contra del avance de las plantaciones forestales a nivel global, “hemos recorrido y levantado los testimonios de cuáles son los impactos que sufren las comunidades debido a grandes monocultivos de especies exóticas, que pueden ser pinos y eucaliptos, como se da acá en Chile, pero también de otras especies de monocultivos, como la palma aceitera en el sudoeste asiático y ahora también en muchos países africanos”.
Una vez recogido esos testimonios, difunden la información, reúnen fuerzas y generan solidaridad con las luchas y procesos de resistencia, al igual que apoyo internacional parta intentar revertir esos procesos. “No hay un solo lugar donde estas plantaciones no se hayan instalado generando conflictos sumamente graves, en muchos casos violentos, impuestos desde arriba, por las empresas y de los gobiernos que permiten penetrar en los territorios”, afirma.
Acompañada por Verónica González del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) y Alfredo Seguel de Mapuexpress, visitaron este jueves la comuna de Carahue, donde además de ser entrevistados por el Programa radial Feley, a cargo de Amankay Comunicaciones en Radio Las Colinas y Voz del Budi, visitaron a la machi Celinda Cayul de la comunidad Malihue en el territorio Kayupull, con quien dialogaron sobre su realidad.
Viviendo en medio de las forestales y el vertedero
Para llegar a la casa de la machi Celinda se debe transitar por aproximadamente tres kilómetros por un áspero camino de ripio y otros tres de tierra, en medio de las plantaciones de eucaliptos de la empresa ProBosque, filial de Forestal Mininco. Por un dificultoso camino con peligrosas pendientes, llegamos a un estero por donde antes circulaba abundante agua y que hoy está seco, según nos corrobora nuestro acompañante Enrique Paillan “todo por culpa de plantaciones forestales”.
En el camino se observan un grupo de trabajadores que podan árboles, se trata de eucaliptos pequeños, de no más de dos años. Uno de los operarios nos cuenta que todos los trabajadores son de Imperial, ciudad situada a unos 20 kilómetros del lugar. Mientras avanzamos Paillan nos confirma que las empresas no dan trabajo a la gente de las comunidades mapuche, y si lo hacen, es mínimo.
Salimos del bosque e inmediatamente nos encontramos con un espacio abierto, desde donde se vislumbra la ruka y el rewe de la Machi Celinda, quien amablemente nos recibe y nos hace pasar a su ruka, mientras el fuego arde en el fogón del centro. “Mapuzuguan wune lamgen – Conversaré primero Mapuzugun hermano”, señala.
En su relato cuenta que su vida es muy complicada, especialmente para poder desempeñar su rol de machi. Los remedios provenientes de las plantas medicinales que antes abundaban, con la llegada de la empresa forestal Probosque han disminuido considerablemente. Las que crecen, luego se ponen amarillentas y no sirven para curar las enfermedades, cuenta con pena. “Debo salir muy lejos, a otras zonas a recolectar, pero además debo cancelar en dinero”, agrega. Añade que otro efecto ha sido la disminución de las aguas, ahora contaminadas tanto por la forestal como por un vertedero colindante.
En efecto, a menos de un kilómetro funciona el vertedero del particular Willy Aguayo, que recibe los desechos de Imperial y Cholchol. La jauría de perros vagos ataca a sus animales, pollos y gansos de la machi con esfuerzo mantiene, “incluso han atacado a personas”, relata. “Estoy muy complicado lamgen, así no se puede vivir, me han prometido (las autoridades) ayudarme, pero son puras promesas”, explica.
Respecto de esta visita de WRM, el dirigente de Malihue, Enrique Paillan, señaló que es “importante que existan organizaciones que se preocupan de estos temas medioambientales y sociales. Nosotros que hace tiempo venimos reclamando que se ponga fin a las plantaciones forestales en nuestros territorios, así como la devolución de las tierras y medidas de reparación por el daño causado”.
Por Elías Paillán