Si te cruzas por la calle con este caballero señorial o asistes a alguna de sus “masivas” concentraciones, claramente notarás su presencia tan lejana a la paceñidad en particular y a la bolivianidad en general. Como el mismo refirió: “Yo no tengo una raíz profunda paceña, no soy un paceño de 40 generaciones”. “Yo soy descendiente de inmigrantes, tres de mis cuatro abuelos llegaron a principios del siglo XX a Bolivia, de origen español”. “Yo tengo apellido, pedigree”.
Sin embargo, su principal cualidad radica en su frágil inteligencia emocional, afectada por el paso de los años y marcada por sus propias indecisiones, generando un patrón de renuncias constantes que caracterizan su personalidad.
El 17 de octubre de 2003, Gonzalo Sánchez de Lozada, que acaba de renunciar a la presidencia de Bolivia, se fugaba en avión a Estados Unidos. El ex primer mandatario se iba, para no volver, dejando a un país en luto: más de 60 personas fallecidas. Su vicepresidente Carlos De Mesa Gisbert también había renunciado a su mandato popular, para después asumir, más por obligación social que por sucesión constitucional, la presidencia de Bolivia.
El 20 de febrero del 2004 mediante Decreto Nro. 27449 se establecían las características y las preguntas del referendo sobre hidrocarburos (Referéndum del Gas) que se llevó a cabo el 18 de julio del mismo año; ante los resultados del mismo para nacionalizar YPFB, Carlos De Mesa renunció a la aplicación de su propio referéndum, que únicamente sirvió para legitimar su presidencia. Gobernó dubitativamente aprovechando la tensa convivencia social y amenazó con renunciar en reiteradas oportunidades, para finalmente concretar su renuncia en junio de 2005.
En febrero de este año, en una entrevista en el canal universitario, el candidato de la alianza Comunidad Ciudadana (CC) aseguró que su renuncia al gobierno “fue un acto de valor… Porque el valor más fuerte es decir ‘no voy a hacer algo que contradice los principios fundamentales en los que creo’”. En la entrevista, de Mesa admitió que utilizó la renuncia como “una estrategia” para evitar las movilizaciones que crecían en esa época.
Actualmente Carlos de Mesa Gisbert vive marcado por sus decisiones como el presidente que pudo haber resuelto todo, pero no quiso. El hombre (historiador) puesto por la historia de Bolivia en el momento y en el lugar precisos para conducir al país en un momento crítico, a la vez de nuevos horizontes y oportunidades; pero que optó por renunciar al llamado de la patria.
Ante los sucesos históricos debidamente documentados y difícilmente refutables que marcan la tendencia en la personalidad del candidato por Comunidad Ciudadana, demostrando un patrón en su conducta, desde el oficialismo se le insta a renunciar a su candidatura y asumir su defensa por los “inconvenientes” legales que a la fecha no ha podido explicar claramente, fiel a su ambigüedad.
Pero, fundamentalmente, desde la propia oposición se le solicita su renuncia a la candidatura para conformar un solo bloque de oposición capaz de hacerle frente al MAS, a lo que don Carlos de Mesa responde: “No estoy yo en condiciones de renunciar a una candidatura en virtud de que hay una parte muy importante de la población que cree que somos la opción para ganar esta elección”.
Sus declaraciones siembran la duda razonable en propios y extraños, que ven en este personaje la inestabilidad propia de un “intelectual” carente de inteligencia emocional para asumir grandes retos como una vicepresidencia, una presidencia, la aplicación de los resultados de un referéndum, la trasparencia de sus cuentas bancarias y transacciones económicas, un partido, una candidatura, una cosecha de papa y por ende la conducción de un país. La pregunta latente es: ¿En qué momento renunciará Carlos de Mesa?
Fuente: Primera Línea Noticias