Sus trabajos más icónicos visten calles, avenidas, aeropuertos y pasarelas de diversos urbanismos globales.
Frente al Museo de Arte Moderno Fundación Ludwig de Viena, en pleno casco histórico de la capital austríaca, los transeúntes podrán disfrutar desde este 24 de mayo, la pasarela cromática del artista venezolano Carlos Cruz Diez, conocido como “El mago del color”.
La obra, que será inaugurada oficialmente, formará parte de la exposición llamada “Vértigo. Op art y una historia de engaño 1520-1970”.
Ésta es una de las exposiciones más importantes del artista venezolano, ya que se trata del mayor museo de arte moderno y contemporáneo de Europa Central, señaló una nota del diario El Universal.
El longevo artista de 95 años sigue deslumbrando con su arte, es uno de los máximos representantes del arte cinético a escala mundial, vive y trabaja en París desde 1960.
Su investigación ha aportado al arte una nueva forma de conocimiento sobre el fenómeno del color, ampliando considerablemente su universo perceptivo. Su propuesta estética destaca por la ilusión óptica que logra causar.
Sus obras hoy en día representan una referencia directa del arte en la cotidianidad, las “ciudades élites” del mundo se han visto atraídas por la maestría de este dinámico venezolano, sus trabajos más icónicos visten calles, avenidas, aeropuertos y pasarelas de diversos urbanismos.
Por solo mencionar algunas de todas sus obras: La caminería del aeropuerto Internacional de Maiquetía (Caracas, Venezuela), Paso peatonal San Isidro (Perú), Rayado de Coral Gables (Estados Unidos), Parque Juan Carlos I (España) y Estación de Saint Quentin (Francia).
En el Museo de Arte Moderno Fundación Ludwig de Viena los visitantes admirarán la intervención cromática de Cruz Diez, artista que, pese a su avanzada edad, sigue creando y sorprendiendo con sus innovaciones artísticas y estéticas.
Según los curadores de la colectiva, Eva Badura-Tríska y Markus Wörgötter, en el fragor de los 60, el op art y el arte cinético, a menudo fueron vistos como «demasiado espectaculares y por lo tanto superficiales».
Esto se consideró erróneamente, en virtud de que ambos conceptos, agregaron, “afilan nuestra conciencia de la naturaleza ambigua de la realidad» y «nos muestran que la percepción no es objetiva, sino que depende de parámetros volátiles relacionados con el contexto y el espectador, con todas las consecuencias epistemológicas que esto tiene».
Venezuela fue uno de los países más destacados en el despertar del arte cinético en la Europa de los 50, con las propuestas de Jesús Soto y Carlos Cruz Diez.