Hace unos días servidor comentaba que el gobierno francés le había acordado miles de millones de euros de “préstamo” a los constructores automóviles Renault y Peugeot, lo que fue calificado de proteccionismo por el gobierno federal alemán y por la comisión de Bruselas.
Según París ninguna de las dos empresas despediría trabajadores ni deslocalizaría ninguna fábrica. Mala suerte: Peugeot anunció la reducción de su personal europeo en doce mil trabajadores, de los cuales una buena parte en Francia. “No se trata de despidos, dice el patrón de Peugeot, sino de incitaciones a partir”. Uno imagina la alegría que debe reinar entre los asalariados del grupo que reciben cada día las mencionadas “incitaciones”. ¡Jodidos financieros!
Por su parte Obama modificó significativamente el plan de rescate del automóvil yanqui. Sabido es que General Motors, Ford y Chrysler están quebradas. En vez de aplicar la “dura pero justa ley del mercado” la administración anterior prometió U$ 13 mil 400 millones de préstamos en condiciones preferenciales y otras ayudas.
Uno se pregunta para qué diablos enseñan en Harvard las teorías Shumpeterianas de la “destrucción constructiva” si luego no las aplican. Según el economista austríaco, dejar morir las empresas cuyas técnicas y productos son obsoletos y no competitivos permite dirigir recursos hacia otros sectores más promisorios. Ya tú sabes, “la eficiencia del mercado en la asignación de recursos en la economía”.
Pero tal parece que gracias al desastre provocado por los “sistemas financieros desregulados conducidos a la eficacia por la mano invisible” hoy por hoy todo dios se pasa al mercado por la epidermis escrotal al tiempo que lanza improperios de tipo “cogelpolculo” y otros similares. ¡Jodidos financieros!
No obstante, GM y Chryler deben demostrar su viabilidad como condición previa a recibir los 13 mil 400 millones de dólares. Como una pyme cualquiera. The New York Times precisa que Obama se reserva de forma personal cualquier decisión sobre la viabilidad económica de GM y Chrysler, empresas que ya recibieron ayuda Federal hace dos meses. En otras palabras, “donde mis ojos te vean”.
Gracias a la bancarrota del neoliberalismo el mundo ya no es lo que era aun cuando nadie sepa a ciencia cierta qué es lo que va a ser en el futuro inmediato. Hubo una época en la que el patrón de GM podía declarar, suelto de cuerpo, “Lo que es bueno para GM es bueno para los EEUU” (sic). ¡Jodidos financieros!
En todo caso, va quedando claro que si el crédito al consumo se transformó primero en un poderoso aliciente para el crecimiento chanta, y luego en la causa principal de la debacle, fue gracias a la contracción del poder adquisitivo de millones y millones de asalariados. No lo digo yo, lo dice un asesor de Obama…
En claro, nos jodieron el salario pretextando la búsqueda de competitividad frente a economías cuyos salarios se cuentan en puñados de arroz. No menos de 60% del PIB de los EEUU proviene del consumo interno. Lo mismo pasa en Europa o el Japón.
De modo que para esponjar la deuda de los hogares yanquis (120% de su ingreso disponible anual) y relanzar el consumo interno habría que redistribuir la riqueza favoreciendo la remuneración del trabajo en detrimento de la remuneración del capital. Así como lo lees.
Lo que a su vez pone en tela de juicio la puñetera globalización y relanza el debate sobre el proteccionismo. Hasta ahora la imposición de la guerra de la competitividad planetaria ha permitido cerrarles la boca a los trabajadores dañando gravemente los derechos ciudadanos y la democracia. Las políticas económicas son impuestas por “expertos” investidos del privilegio papal de la infalibilidad, sin tomar en cuenta la opinión ciudadana. Pero los “expertos” fallaron. ¡Jodidos financieros!
Por el momento los gobiernos se han limitado a intentar reactivar el crédito rescatando con dinero público a los especuladores privados, sin el menor asomo de redistribución de la riqueza. Lo que fatalmente debiese llevar a un endeudamiento aun mayor de los hogares.
Si esta estrategia triunfa sobre la que aconseja repartir la torta en modo más justo habrá que prepararse para dos catástrofes mayores: la próxima crisis financiera y la desaparición, gradual o violenta, de la democracia. ¡Jodidos financieros!
por Luis Casado