Chile debe explotar directamente sus recursos naturales o retener para el país las grandes rentabilidades que en actividades como las de la gran minería cuprífera se están generando. Desde luego, no es la orientación del gobierno Piñera. Al contrario, como lo demuestra su acuerdo con Anglo American en el yacimiento Los Bronces está dispuesto a transar propiedad por ingresos financieros transitorios. En el caso de Anglo American Sur culminó esta forma de actuar entregando al consorcio japonés Mitsui propiedad a cambio de un financiamiento que el Estado chileno posee. Eso se posibilitó al no defender el fisco la opción de compra que tenía Codelco por el 49% de una de las mayores explotaciones cupríferas del mundo y que constituye un solo mineral con Andina. Entregar propiedad minera por financiamiento es un crimen de lesa patria cuando el Estado tiene miles de millones de dólares en el exterior y cuando está en condiciones, como se demostró recientemente al colocarse bonos soberanos en condiciones muy favorables en EE.UU. por US$1.500 millones, de obtener financiamiento. Es lamentable que un paso de esta naturaleza no tenga la respuesta indignada de los trabajadores del cobre, de sus organizaciones, ni de la opinión pública nacional.
Codelco –desde luego con el visto bueno de La Moneda– aprobó la oferta efectuada por la transnacional nipona Mitsui para incrementar su participación accionaria en la propiedad de Anglo American Sur (AAS) a cambio de modificar las condiciones del financiamiento concedido a la empresa estatal por US$1.867 millones utilizado para cancelar la operación que le permitió acceder a participar en un porcentaje inferior al que le otorgaba la opción de compra no reconocida por el consorcio anglosudafricano Anglo American. De acuerdo a un hecho esencial enviado al finalizar octubre a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), Codelco le informó de las nuevas condiciones aceptadas por el crédito renegociado y la cesión de propiedad que hace a cambio. Como consecuencia de ello Codelco reduce su participación en AAS al 20%. Esta nueva entrega de recursos mineros fue presentada, al igual como aconteció con el acuerdo entre Codelco y Anglo American, como un gran negocio para el país[1].
“Las nuevas condiciones del contrato modificado, el que permanece sin garantías (…) de Codelco –detalló Thomas Keller, presidente ejecutivo de la empresa estatal-, resultan significativamente más favorables para la corporación que las originalmente pactadas, al establecerse una tasa fija de 3,25% anual y una duración de veinte años, pagadero en cuarenta cuotas semestrales” (02/11/12). El acuerdo original con Mitsui era a 7,5 años plazo y con una tasa anual Libor más 2,5%. Para obtener este nuevo financiamiento se le otorga a Mitsui una participación adicional en AAS equivalente al 4,5% de su propiedad, a través de incrementar sus títulos en Acrux, sociedad conformada por Codelco y la empresa japonesa, que participó directamente en el acuerdo con Anglo American, quedando la estatal chilena con el 62,8% de los títulos en esta empresa y el consorcio nipón con el 32,2%. Así el endeudamiento de Codelco se reduce a US$875 millones y se obtendría por el diferencial de tasas de interés un “beneficio adicional –indicó Codelco- de aproximadamente US$300 millones”.
¿Es ventajoso este acuerdo para Codelco y el país? Todo lo contrario, constituye nuevamente una cesión de soberanía –los yacimientos cupríferos de la gran minería pertenecen al Estado chileno- y la opción de adquirir un 49% de AAS era de Codelco. Disminuir la participación al 20% es claramente un renuncio incalificable, más si se hace dando granjerías por un financiamiento que nunca se necesitó. Salvo –como se actuó- que se olvide el carácter estatal de Codelco. El fisco posee en sus fondos soberanos en el exterior una cantidad varias veces superior a la recibida como crédito, sobre los US$20.000 millones. En consecuencia, era un financiamiento que no se requería, más aún si se considera que la retribución a recibir por esos recursos soberanos es inferior al pago de intereses concordado con Mitsui.
Si se quisiese justificar la operación en la sin fundamento formulación que es más adecuado no gastar los fondos soberanos acumulados de libre disposición, ya que parte de ellos, algo más de US$5.000 millones, están en un fondo de reserva previsional, basta considerar que pocos días antes de darse a conocer la modificación de las condiciones del crédito contratado con Mitsui el Fisco se endeudó en el mercado norteamericano, como destacó Felipe Larraín, “en las mejores condiciones de su historia y mejores que las conseguidas por cualquier otra nación latinoamericana o emergente en el mundo”, destacando además que “el sector público chileno es hoy un acreedor neto” (27/10/12). En efecto al finalizar el primer semestre tenía un saldo a favor equivalente, de acuerdo a cifras oficiales, al 9,1% del PIB. ¿Por qué entonces se obliga a Codelco a endeudarse y hacer una nueva entrega de sus derechos en AAS, que explota Los Bronces, el quinto yacimiento cuprífero más grande del mundo? Una actitud de esta naturaleza únicamente se puede calificar de antinacional.
“De esta forma –señaló Keller-, junto con la capitalización y el endeudamiento, se abre un nuevo canal de financiamiento para nuestro plan de inversiones, que exige cerca de US$25.000 millones durante los próximos años”, en el entendido que se destinará parte significativa de los dividendos a obtener en AAS a sus planes de inversión. A la fecha rige el criterio que todos los excedentes de Codelco se entregan al Fisco y posteriormente éste debe autorizar lo que se destine a inversiones, lo que constituye otra aberración. Si los proyectos son rentables para el país, el mejor “canal de financiamiento” es el Fisco, que puede endeudarse en condiciones más ventajosas. Su reciente endeudamiento pagó por los bonos a diez años plazo una tasa de interés de 2,379% anual, mientras que el nuevo financiamiento con Mitsui es a veinte años con una tasa de 3,25%, no muy diferente al 3,71% del bono soberano a treinta.
La actitud gubernamental de negar recursos a Codelco solo puede entenderse como otra expresión de su fundamentalista política de restringir el gasto público a todo evento. El ministro de Hacienda en una intervención efectuada a fines de octubre la definió claramente. “Voy a hablar –dijo refiriéndose a la política de la administración Piñera– de cifras definitivas en los dos primeros años. Hemos moderado el crecimiento del gasto público y (…) está creciendo en dos años 5,2%, que está por debajo del crecimiento del PIB (…) Hacienda está en línea –subrayó- de generar más espacio a través de la política fiscal (…)” (31/10/12) para el sector privado. Pero ello lo hace, como se demuestra con el crédito obtenido de Mitsui, con costos para el país. El mayor gasto público si se le hubiesen concedido los recursos a Codelco en definitiva sería una inversión con retribuciones en ingresos fiscales a futuro y que se podía efectuar sin ningún impacto negativo para la economía interna.
Mitsui está presente en Chile desde hace más de medio siglo. Llegó, como lo relata su presidente en el país, Yasunori Mori, detrás de sus materias primas: cobre, molibdeno, recursos forestales, mariscos, pescados, entre otros bienes que exporta a mercados asiáticos. Anualmente comercializa unos US$1.500 millones hacia y desde el territorio nacional. Su fuerte es la presencia en el sector minero, que crece con Acrux y la propiedad que alcanza en AAS. Además, posee aproximadamente un 7,4% de Collahuasi, donde encabeza un sindicato de empresas niponas; es socio minoritario de los Luksic en los Pelambres, donde también forma parte de un conjunto de empresas japonesas; y en el nuevo yacimiento de Caserones, a través de Pan Pacific Coppers, tiene el 25% de la propiedad.
En general, en el país tiene presencia en once empresas. Controla el 100% de Toyota Chile desde 1980; creó la financiera automotriz Mitsui Auto Finance, que en 2011 ingresó al mercado peruano; su subsidiaria Mitsui Agro Business actúa en fertilizantes y agroquímicos, poseyendo desde 1992 un 75% de Anagra; en 2008 adquirió el 52% de Gas Valpo, a través de The Challanger- Mitsui Energing Markets Infrastructure Fund; y en 2012 se asoció con el brazo forestal del grupo Von Appen en Trans Pacific Fiber, para exportar chips de madera a Asia.
Tiene un compromiso de su presidente, Masami Iijima, con Piñera, de duplicar sus inversiones en Chile. ¿El acuerdo financiero con Codelco es la contrapartida de esta decisión? Desde luego, estas inversiones van unidas a obtener mayores ganancias en la economía chilena. Por tanto, no se justifica promocionarlas entregando recursos mineros pertenecientes al Estado. Además participó en la fallida licitación del litio, formando parte del consorcio Posco. Su esperanza ahora es hacerlo de la mano de Codelco.
Dos meses después de alcanzarse el acuerdo entre Anglo American y Codelco, su máxima personera Cynthia Carroll, renunció a la dirección de la transnacional. “Un ejecutivo del sector –informó La Tercera– indicó que la salida de Carroll deja en evidencia el bajo respaldo que tuvo por parte de sus accionistas durante el conflicto con Codelco y la postura dura y equivocada para enfrentar el conflicto” (27/10/12). Su gestión presentaba otros puntos críticos. En el yacimiento de Collahuasi se registró una larga y profunda caída de la producción. En las explotaciones de platino de Sudáfrica enfrentó un conflicto de varias semanas de duración con pérdidas diarias de siete millones de dólares y que pretendió cerrar despidiendo a 12.000 trabajadores, decisión que luego Anglo American se vio obligada a revertir. En Brasil, el proyecto de hierro Minas Río sufrió sucesivas postergaciones. Al tiempo que los resultados financieros anotaban una reducción significativa de las utilidades. Sin embargo, Codelco fue en su auxilio posibilitando una negociación innecesaria si el Estado hubiese actuado activamente en defensa del interés nacional. El nuevo acuerdo con Mitsui es continuación de sucesivos pasos destinados a convertir propiedad minera en un negocio financiero.
Las utilidades obtenidas por las grandes empresas cupríferas en los años de superciclo en el precio del cobre han sido muy elevadas. El royalty establecido no guarda relación con el nivel de ganancias. El país no ha aprovechado este ciclo inusual de altas cotizaciones, lo cual incrementa los beneficios de los consorcios presentes en el país. Antofagasta Minerals (Amsa), controlada por el grupo Luksic, por ejemplo, figura entre las diez empresas mineras que en el lapso 2007-2011 crearon más valor para sus accionistas, de acuerdo con el informe anual de Creadores de Valor, elaborado por The Boston Consulting Group (BCG). Entre los considerandos tenidos en cuenta por los autores “en el caso de las mineras, por ejemplo –manifestó Gustavo Nieponice, socio de BCG-, es entender cuál es la tendencia de los commodities y cómo se posicionó la compañía para sacar provecho de esa tendencia en el largo plazo” (02/11/12). AMSA aparece en el listado por tercera vez consecutiva al mantener, dice Nieponice, “una historia de crecimiento altas”, obtenidas por las mineras a través de poner en explotación más reservas y desarrollar nuevos proyectos. En efecto, los Luksic con las rentabilidades obtenidas en Chile ampliaron sus inversiones en el país y en el mundo, transformándose en una de las mayores transnacionales cupríferas y en el mayor grupo económico del país. Un gran desafío para los chilenos es retener los excedentes excesivos obtenidos en la gran minería cuprífera, lo que cuestiona aún más la política antinacional seguida en AAS.
Hugo Fazio