La tortuga boba, también conocida como tortuga caguama, cayume o cabezona, está anidando a un ritmo vertiginoso en la costa de Georgia este año y las proyecciones estiman que podría estar batiendo récord a final de la temporada.
Los expertos confían en que la especie pueda alcanzar la cifra de más de 4.500 nidos en toda la bahía. Hasta el inicio de esta semana se habían contabilizado 1.726 entre las islas Tybee y Cumberland.
El récord anterior, establecido en 2016, es de 3.289 nidos de tortugas caguama en toda la costa, pero Mark Dodd, un biólogo del Departamento de Recursos Naturales y Vida Silvestre de Georgia, dijo que si la anidación continúa aumentando, se espera un incremento bastante significativo.
Según los especialistas, la temporada de anidación de esta especie suele alcanzar su punto máximo en junio y continúa hasta principios de julio, aunque anidaciones menos intensas suelen extenderse hasta agosto.
La última cifra de nidos fue ofrecida por Kris Williams, directora del Proyecto de Investigación Caretta, en declaraciones al diario Savannah Morning News, luego de un patrullaje a lo largo de la costa de Georgia.
Esta tortuga se puede encontrar tanto en el Océano Pacífico como en el Océano Atlántico y, por ello, se considera la existencia de dos subespecies.
La principal característica física es que su cabeza es relativamente grande, de allí su denominación: Cabezona.
Esta tortuga pasa la mayor parte de su vida en hábitats marinos y estuarinos, y la hembra solo sube brevemente a la playa para desovar.
De adultas, miden en promedio unos 90 cm de largo y tienen un peso promedio de 135 kg, aunque también se han registrado ejemplares más grandes, con una longitud de hasta 213 cm y un peso de hasta 545 kg.
Es omnívora, y se alimenta principalmente de invertebrados que viven en el lecho marino.
Su rango de vida es de hasta 62 años en vida silvestre, mientras que en cautiverio se tienen registros de hasta 83 años.
Especie vulnerable
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la considera una especie vulnerable por aparejos de pesca.
Actualmente, los dos sitios de anidación más importantes de esta especie son la isla de Masira, en Omán, y la costa oeste en Estados Unidos, específicamente en Florida, con reporte de más de 10 mil tortugas por año.
La tortuga Caguama tiene una distribución cosmopolita, reproduciéndose en el más amplio rango geográfico de todas las tortugas marinas.
De acuerdo con la enciclopedia virtual Wikipedia, “la tortuga boba tiene numerosos depredadores, especialmente temprano en su vida. Depredadores de huevos y neonatos incluyen gusanos oligoquetos, escarabajos, larvas de moscas, hormigas, larvas de la avispa parasitaria, moscas de la carne, cangrejos, serpientes, gaviotas, córvidos, zarigüeyas, osos, ratas, armadillos, mustélidos, zorrillos, cánidos, procionidos, gatos, cerdos, y seres humanos”.
Se cree que sus hábitos de reproducción ocurren cada dos o cuatro años, y puede postergar su ciclo hasta los nueve años, lo que la hace una especie muy susceptible a cambios drásticos en la densidad de su población.
Generalmente, la tortuga Caguama prefiere playas abiertas para desovar, generalmente protegidas por arrecifes y barreras de corales y en zonas de poca profundidad, zonas donde tristemente se eligen para instalar hoteles o sitios turísticos.
Durante su época reproductiva puede llegar a desovar hasta cinco veces y pueden poner de 40 hasta 180 huevos.
El período de incubación de estas tortugas es de 45 a 70 días.
Instinto de superviviencia
Una de las naciones que se ha preocupado por preservar la especie es España, que ha creado una aplicación para teléfonos móviles para avisar de nidos de tortugas en las playas este verano.
La aplicación forma parte del proyecto divulgativo Caretta a la Vista, de la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña y ayuda a bañistas de las playas españolas para que puedan alertar de nidificaciones de tortugas marinas en las costas de la península.
La aplicación quiere «mejorar los protocolos de actuación y reducir el tiempo de reacción entre el aviso y la actuación, que es clave para asegurar el respeto para la actividad de las tortugas», ha destacado una de las coordinadoras del proyecto, Elena Abella.
En las últimas décadas, la especie se ha visto fuertemente amenazada y podría haberse visto obligada a buscar nuevos parajes para nidificar debido al incremento de las temperaturas, esto altera su tendencia natural a hacerlo en el mismo lugar donde nacieron, lo que los científicos denominan filopatría.
Un estudio de investigadores de la Universitat de Barcelona y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista Scientific Reports, analizó el ADN extraído de 121 muestras de 18 nidos localizados en playas mediterráneas españolas y llegó a la conclusión de que se trata de “eventos de colonización esporádicos” para la supervivencia.