El uso de «smartphones» provoca el crecimiento de un «cuerno» en el cráneo humano

Un estudio científico de investigadores australianos, el uso continuado de teléfonos inteligentes está provocando un cambio en la forma del cráneo humano

El uso de «smartphones» provoca el crecimiento de un «cuerno» en el cráneo humano

Autor: Pedro Pérez

La comunicación entre los seres humanos es vital, imprescindible en cualquiera de sus formas, nos ayuda a facilitarnos la vida, pero existen algunas excepciones, como el uso de artilugios que más allá de simplificarnos la vida y acortar las distancias, tiempos y espacios, que ha venido a causar daños a la salud, es el caso del Smartphone.

Según un estudio científico de investigadores australianos, el uso continuado de teléfonos inteligentes está provocando un cambio en la forma del cráneo humano.

Los expertos hablan del crecimiento de un «cuerno» en el cráneo humano, una protuberancia que puede superar los 30 milímetros y aparece de forma «significativamente más probable» entre las personas jóvenes.

Se trata de un hueso en forma de pico, llamado protuberancia occipital externa, que aparece en la parte posterior de la cabeza, un poco por encima el cuello y que puede sentirse al tacto.

El 41 % de los participantes en un estudio científico tenían en su cabeza «picos» de más de 10 milímetros, mientras que en un 10 % de los examinados superaban los 30 milímetros.

Si tiene uno, es probable que pueda sentirlo con los dedos, o si es calvo, incluso puede ser visible desde atrás.

«He sido médico clínico durante veinte años y solamente durante la última década he ido descubriendo de forma creciente que mis pacientes tienen ese bulto en el cráneo», afirmó David Shahar, de la Universidad de Sunshine Coast, en Australia.

El investigador lideró desde 2016 un estudio que analizó a 218 personas de entre 18 y 30 años de edad, para medir el alcance de la propagación de la anomalía.

En sus resultados, Shahar encontró que el 41 % de los participantes tenía en su cabeza «picos» de más de 10 milímetros, mientras que en un 10 % de los examinados superaba los 20 milímetros, divulgó la revista Journal of Anatomy.

Otro estudio con 1.200 individuos de entre 18 y 86 años concluyó que era «significativamente más probable» encontrar estas protuberancias entre los participantes de entre 18 y 30 años.

Tras estos hallazgos, el científico señala a los dispositivos inteligentes como los responsables de la aparición de este abultamiento en el cráneo.

Según los especialistas, el cuerpo trata de adaptarse para aliviar esta presión creando nuevos huesos que ayuden a repartir el peso de la cabeza por una superficie mayor. El proceso, es irreversible.

Explicación científica

Para explicar la razón de este abultamiento en la cabeza, los científicos creen que cuando las personas se inclinan sobre las pantallas, los músculos del cuello se tensan para sostener la cabeza, cuyo peso aproximado es de 4,5 kilogramos. En el lugar donde aparece este «pico» se concentra una gran presión muscular.

Según los especialistas, el cuerpo trata de adaptarse para aliviar esta presión creando nuevos huesos que ayuden a repartir el peso de la cabeza por una superficie mayor. El proceso, es irreversible.

Los médicos llaman al dolor que esto puede causar «cuello de texto».

La posibilidad es, a primera vista, la cantidad de tiempo que pasamos actualmente en nuestros teléfonos, en comparación con el tiempo que una persona habría pasado leyendo.

Por ejemplo, “en 1973, mucho antes de que se inventaran las distracciones de mano más modernas, el estadounidense promedio solía leer durante aproximadamente dos horas cada día. En contraste, hoy la gente está gastando casi el doble de tiempo en sus teléfonos”, detalla un artículo de la BBC.

Shahar advierte que este «cuerno» seguirá creciendo en el futuro: «Imagínese que usted tuviera estalactitas y estalagmitas, si nadie las molesta, solo seguirán creciendo».

Durante siglos, los científicos pensaron que nuestros huesos estaban fijos, que crecían de manera predecible, de acuerdo con las instrucciones heredadas de nuestros padres. Sin embargo, el estudio muestra un hecho establecido, que nuestros esqueletos son sorprendentemente maleables.


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