Las negociaciones técnicas para el pacto iniciaron en Buenos Aires en el 2000, y desde entonces se habían celebrado más de 30 rondas de negociación sin llegar al resultado esperado
El Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea (UE) aprobaron este viernes un acuerdo comercial, tras dos décadas de negociaciones e intensos debates entre ambos bloques regionales.
El pacto permitirá reducir aranceles en sectores como el automotor y el agrícola entre ambos bloques. En algunos casos sería una reducción gradual; en otros, automática. Será el acuerdo más importante en la historia del Mercosur y uno de los más grandes que haya firmado la UE, al tratarse de un mercado que supera los 780 millones de consumidores.
Con su firma, la UE trata de mostrarse al mundo como un bastión del libre comercio frente a las políticas proteccionistas del Gobierno de Estados Unidos
“Mido mis palabras con cautela cuando digo que este es un momento histórico. En medio de tensiones comerciales internacionales, estamos enviando la fuerte señal con nuestros socios de Mercosur de que apoyamos el comercio basado en reglas”, indicó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en un mensaje publicado en su cuenta en Twitter.
Dos décadas de negociaciones
La UE y Mercosur comenzaron a negociar un tratado de libre comercio en 1999, con el fin eliminar aranceles, restricciones y regulaciones.
Las reuniones técnicas iniciaron en Buenos Aires en abril de 2000 y desde entonces se han celebrado 30 rondas negociadoras que pasaron por varias fases, llegando incluso a congelarse en 2010.
De los tres grandes apartados de la negociación (política, cooperación y comercio), el capítulo agrícola fue desde un principio el que más conflicto generó entre ambos bloques regionales.
En 2016, ambas partes acordaron relanzar negociaciones, pero una vez más el capítulo agrícola fue el centro de la discordia, especialmente en lo que respecta a las exportaciones de carne de vacuno de Mercosur al bloque comunitario.
Desde finales de 2018, ambas instancias pusieron el pie en el acelerador para cerrar el acuerdo. Sin embargo, el camino no fue sencillo debido a las nuevas reticencias surgidas dentro de la UE, principalmente por parte de los Gobiernos de Francia, Irlanda, Bélgica y Polonia, que alertaron sobre el impacto que puede tener el acuerdo sobre la agroindustria europea.
Ante esta situación, el presidente de España, Pedro Sánchez envió el pasado 21 de junio una carta a Jean-Claude Juncker, en la que le pidió que hiciera un último esfuerzo para cerrar las negociaciones lo antes posible y «no dejar que se cierre la ventana de oportunidad» que significa un acuerdo con un socio del peso de Mercosur, que representa un mercado de más de 275 millones de personas y en el que los exportadores europeos dejan cada año más de 4.000 millones en aranceles.
«Estamos en una encrucijada. La UE no puede permitirse ceder ante argumentos populistas y proteccionistas sobre la política comercial«, planteó la carta suscrita, además, por la canciller alemana, Angela Merkel, y los primeros ministros de Países Bajos, Portugal, Suecia, Letonia y República Checa.
La misiva de esos siete países llegó a la Comisión Europea, justo cuando las negociaciones encaraban su recta final con el inicio de los trabajos técnicos y al parecer surtió efecto.
La aprobación del acuerdo finalmente se anunció este viernes, después de una semana de intensos contactos a nivel técnico en Bruselas, que desembocaron en varias reuniones a nivel político en las que participaron por la UE el vicepresidente Jyrki Katainen, y los comisarios de Comercio, Cecilia Malmström, y de Agricultura, Phil Hogan; y por parte de Mercosur los ministros de Asuntos Exteriores de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.
El mayor acuerdo comercial de región a región
La UE es el principal socio comercial del Mercosur, con unas exportaciones de bienes al bloque suramericano que se ubicaron en 45.000 millones de euros en 2018.
Por su parte, las exportaciones de Mercosur a la UE alcanzaron los 42.600 millones de euros el año pasado. De hecho, es el principal proveedor de productos agrícolas de la UE con el 20 %, y casi del 70 % de los productos para la alimentación animal.
El bloque europeo también es el mayor inversor extranjero en el Mercosur, con cifras que superan los 381.000 millones de euros, mientras que las inversiones del Mercosur en la UE ascendieron a 52.000 millones de euros, de acuerdo con cifras de 2017.
Según cálculos preliminares se prevé que el comercio interbloque podría duplicarse a partir de la aplicación del acuerdo.
Claves del acuerdo
Un comunicado de la UE adelantó que el nuevo marco comercial consolidará los vínculos políticos y económicos, y creará «oportunidades significativas» para un crecimiento sostenible en ambos lados.
«El acuerdo respeta los más altos estándares de seguridad alimentaria y protección del consumidor», señala el texto.
Asimismo, contiene compromisos específicos sobre los derechos laborales y la protección ambiental, incluida la implementación del acuerdo sobre el clima de París y las normas de aplicación relacionadas.
En materia comercial, el pacto permitirá a las empresas europeas suprimir de golpe unos 4.000 millones de euros en aranceles, que beneficiarán sobre todo a la industria automovilística —a la que hasta ahora se imponen unas tasas del 35 %—, de maquinaria (14 % – 20 %), química (18 %) y farmacéutica (14 %).
Adicionalmente, derriba barreras en sectores como el textil, el calzado, vinos o licores. A cambio, dará impulso a las exportaciones, en especial de productos agrícolas y ganaderos, que incluyen carne de res, azúcar y etanol, de los países de Mercosur a Europa.
¿Alegría o necesidad para Bolsonaro y Macri?
Tanto el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro como su homólogo argentino, Mauricio Macri, impulsaron al máximo nivel las negociaciones con Bruselas durante las últimas semanas.
De hecho, este viernes celebraron la firma del acuerdo, y no es para menos, ya que ambos necesitan “buenas noticias”, debido a que sus administraciones enfrentan un fuerte rechazo popular.
En Argentina, el asunto tuvo tintes telenovelescos. El canciller Jorge Faurie, no pudo evitar las lágrimas cuando comunicó la novedad al presidente Macri.
«Presidente… lo felicito… en su presidencia se logró… 20 años de negociación… tenemos acuerdo Unión Europea Mercosur», dijo Faurie en un mensaje de más de 30 segundos enviado al teléfono celular del Mandatario argentino.
Macri decidió subir el mensaje de WhatsApp a su cuenta oficial en Twitter, y en menos de una hora, 100 mil personas escucharon llorar al canciller argentino en sus teléfonos.
El Presidente argentino se encuentra en campaña para su reelección en octubre y las encuestas no lo favorecen, debido a la profunda crisis social y económica que han generado sus políticas neoliberales.
Macri espera que el acuerdo le dé impulso a su candidatura e indicó que se trata de un «hito para la inserción internacional» de Argentina, porque aumentará las exportaciones de las economías regionales y consolida la participación de las empresas del país suramericano en cadenas globales.
Sin embargo, su rival en la contienda electoral y quien marcha favorito en las encuestas, Alberto Fernández, aseguró que no hay nada que celebrar.
«No queda claro cuáles serían los beneficios concretos para nuestro país. Pero sí queda claro cuáles serían los perjuicios para nuestra industria y el trabajo argentino. Un acuerdo así no genera nada para festejar sino muchos motivos para preocuparnos», expresó en un mensaje publicado en su cuenta en Twitter.
Para Bolsonaro, cuya popularidad sigue cayendo (un 46 % de los brasileños la desaprueba), la firma del acuerdo era crucial, a pesar de que durante su campaña electoral calificó al Mercosur como un “bloque demasiado ideologizado”que no era prioridad para Brasil.
El Ministerio de Economía, que lidera Paulo Guedes, corrió a sacar cuentas y según sus cálculos el PIB brasileño aumentará en 76.000 millones de euros (87.000 millones de dólares) en 15 años.
¿Traición a Trump?
La figura de Bolsonaro supuso un fuerte obstáculo para la firma del acuerdo, ya que varios dirigentes europeos rechazan su ideología ultraderechista y la falta de políticas para la preservación del medio ambiente.
Ante las amenazas lanzadas el jueves por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, de que no firmaría el tratado si Brasil abandonaba el Acuerdo de París sobre el clima, Bolsonaro debió asegurar que permanecería en el pacto.
Durante un encuentro informal con Macron, en el marco de la cumbre del G-20, celebrada en Japón, le confirmó que cumplirá el acuerdo para frenar las emisiones contaminantes y lo invitó a visitar la Amazonia.
De este modo, debió pactar con el Mandatario francés y darle la espalda a su idolatrado presidente norteamericano, Donald Trump, quien en 2017 retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París.
Críticas y temores
El acuerdo entre ambos bloques no está exento de críticas. Más de 340 organizaciones sociales, unos 70 eurodiputados y las principales entidades agrarias se dirigieron a la Comisión Europea para que frenara el pacto.
Durante las últimas semanas, los agricultores europeos también manifestaron su preocupación por la entrada de carne vacuna del Mercosur. Incluso, Francia, Irlanda, Bélgica y Polonia enviaron una carta a Juncker expresando sus inquietudes.
La patronal agraria europea, Copa Cogeca, advirtió que “las decisiones que se tomen ahora sobre el comercio afectarán a los cimientos de la vida europea de las próximas generaciones, especialmente en un momento en el que el sector agrícola está buscando asegurar su renovación generacional”.
En especial, el sector agrario español mostró su inquietud por el volumen y las condiciones que se fijen para las importaciones de carnes de vacuno y de pollo, azúcar, arroz y especialmente zumos y cítricos
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos le pidió al gobierno de Pedro Sánchez que reconsidere su postura ante el brutal impacto sobre el 20 % de la producción en el sector ganadero español que tendrá el pacto con Mercosur.
En Argentina, Daniel Funes de Rioja, titular de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), advirtió que «hace falta ver la letra chica» para analizar cómo impactará el acuerdo en los diversos sectores agrícolas de la nación suramericana.
Para José Luis Lopetegui, del sector de Comercio Exterior de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el acuerdo «tiene luces y sombras», y planteó el caso de algunos sectores que podrían verse afectados al estar «obligados a competir en desigualdad de condiciones».
Mencionó, como ejemplo, el sector olivícola, que actualmente exporta aceite de oliva a Brasil y ahora deberá competir por ese mercado con países europeos, donde la producción está fuertemente subsidiada.
Por su parte, la cámara de productos eléctricos y electrodomésticos, Afarte, señaló que el Mercosur y la UE tienen «realidades opuestas, en cuanto a la dinámica tributaria, el acceso al capital y el costo del financiamiento».
«Nuestra principal preocupación es proteger la producción nacional de lo que podría ser la importación sin restricciones”, dijo Federico Hellemeyer, titular de Afarte, citado por el diario La Nación.
Asimismo, los miembros de Apyme, que agrupa a 12.000 pequeñas y medianas empresas de Argentina, no ocultaron su preocupación. «No competimos en igualdad de condiciones«, advirtió su presidente, Eduardo Fernández. «Han consultado sólo a sectores vinculados al comercio exterior, y la mayoría no son pymes”, condenó.
Destrucción del medio ambiente
La crítica más dura proviene de la organización ecologista Greenpeace, que alertó este viernes que acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea llevará a la “destrucción del medio ambiente”.
A través de un comunicado, el grupo calificó al pacto comercial como “un desastre para ambos lados del Atlántico”.
La experta de comercio de Greenpeace Naomi Ages instó a la UE a «dejar de realizar acuerdos comerciales que benefician a grandes empresas que codician oportunidades de exportación», así como a «no cerrar los ojos ante el daño social y ambiental que causan», reseñó EFE.
«Comerciar más coches por vacuno nunca es aceptable cuando conduce a la destrucción del Amazonas, los ataques a los pueblos indígenas y la creciente hostilidad hacia la sociedad civil», subrayó Ages.
Por lo pronto, una vez completada su revisión legal y traducido a todas las lenguas oficiales, el acuerdo tendrá que ser ratificado por todos los Estados miembros de la UE y por la Eurocámara para definir su entrada en vigencia.