En el Encuentro Regional de Afectadas y Afectados realizado en junio en Bolivia, representantes de distintas organizaciones sociales concluyeron que el desplazamiento de la población, los problemas ambientales, las inundaciones y la pérdida de territorio son algunas de las consecuencias de la construcción de los embalses
Representantes de diferentes organizaciones sociales afectadas por los proyectos hidroeléctricos en Brasil, Colombia y Bolivia lanzaron la campaña “No a las Represas en la Amazonía, sí a la vida”. La iniciativa busca concienciar y emprender acciones para evitar la pérdida de su territorio a través de esos proyectos que son impulsados por los Gobiernos.
“No estamos de acuerdo con la construcción de las represas, porque ello provoca una gran contaminación ambiental, grandes pérdidas económicas, sociales y culturales, en toda la región y provocaría un gran endeudamiento”, denunció Herlan Domínguez, representante del Comité Binacional Defensores de la vida amazónica en la cuenca del Río Madera (Bolivia/ Brasil), según una nota de prensa difundida por Unitas.
“En Brasil ya estamos en la lucha contra las hidroeléctricas. Estamos en una campaña de No a las represas en la Amazonía. En el departamento de Rondonia han construido dos hidroeléctricas: San Antonio y Girao y ha afectado a más de 10 mil personas y no han traído beneficio para las comunidades. Han sido de beneficio para grandes empresas mineras. Ahora se paga una energía muy cara. Brasil está entre los países que tienen el costo de energía más alto del mundo”, declaró el representante del MAB Rondonia, Ocelio Muniz.
María Eva Canoe, consejera de CONDEF/COIAB, una organización que aglutina a 46 comunidades indígenas y líderes de la Amazonía, indicó que no se trata de una campaña en contra de la energía, sino también de proponer, otro tipo de desarrollo energético como sistema eólicos, solares u otros. “Nuestra propuesta es que sí queremos energía, pero no a través de las hidroeléctricas que son destrucción”, declaró.
Valentín Luna, presidente de la Mancomunidad de los ríos Beni, Tuichi y Quiquibey en Bolivia, señaló que seis pueblos indígenas serán afectados por las hidroeléctricas de El Bala y Chepete: chimanes, mosetenes, lecos, chupiamonas, tacanas y eseijas. Dijo además que dos reservas naturales Madidi y Pilón Lajas estarían en peligro.
Más de una docena de representantes de 10 diferentes organizaciones sociales de estos tres países se dieron cita al Encuentro Regional de Afectadas y Afectados por las Represas en la Amazonía que se desarrolló del 10 al 12 de junio en la ciudad de La Paz. Entre las conclusiones del evento destacan que el desplazamiento de la población, los problemas ambientales, las inundaciones y la pérdida de territorio son algunas de las consecuencias de la construcción de represas.
Riesgo de colapso de otra represa minera
Un total de 457 personas amanecieron el pasado sábado fuera de sus casas por riesgo de colapso de la represa Sur Superior, en el municipio brasileño Barón de Cocais, en el estado de Minas Gerais (sureste). Según la empresa Vale, propietaria del depósito minero, esa ciudad aparece como la más afectada por las evacuaciones realizadas en la división territorial desde la tragedia en la jurisdicción de Brumadinho, el 25 de enero.
En todo el estado están sin acceso a sus residencias mil 105 habitantes de cinco municipios: Brumadinho, Nova Lima, Ouro Preto, Río Preto, además de Barón de Cocais. Cinco meses se cumplieron el martes de la ruptura de una represa de Vale que cobró más de 300 muertos y desaparecidos en Brumadinho.
Desde la catástrofe, decenas de estructuras de la compañía en el estado fueron paralizadas, la mayoría por determinaciones de la justicia, que atendió pedidos del Ministerio Público de Minas Gerais (MPMG) realizados sobre la base de documentos que cuestionan la seguridad de los embalses.
Con información de Agencias, Noticias +Verde
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