Como la mayoría de los planetas en nuestro sistema solar, la Tierra tiene su propio campo magnético. Gracias a su núcleo de hierro fundido en gran parte, nuestro planeta es parecido a una barra imantada. Los polos norte y sur de la Tierra se conectan a través de un campo magnético que protege a nuestro planeta de la radiación y es responsable de crear las luces (auroras) del norte y del sur; eventos espectaculares que solo son visibles cerca de los polos.
Sin embargo, con los informes que indican que el polo norte magnético se está moviendo rápidamente, a 50 km. por año, y que pronto estará sobre Siberia, hace mucho que no está claro si las luces del norte también se moverán. Pero un nuevo estudio, publicado en Geophysical Research Letters, ha encontrado una respuesta.
Nuestro campo magnético planetario tiene muchas ventajas. Durante más de 2.000 años, los viajeros han podido utilizarlo para navegar por todo el mundo. Algunos animales incluso parecen ser capaces de encontrar su camino a casa siguiendo el campo magnético. Pero lo más importante es que nuestro campo geomagnético ayuda a proteger toda la vida en la Tierra.
Extendiéndose a cientos de miles de kilómetros desde el centro de nuestro planeta hacia el espacio interplanetario, esta fuerza forma lo que los científicos llaman «magnetósfera», que ayuda a desviar la radiación solar y los rayos cósmicos, evitando la destrucción de nuestra atmósfera. Sin embargo, esta burbuja protectora no es perfecta, por lo que parte de la energía solar puede transferirse a nuestra magnetosfera, ser canalizada por ésta hacia los polos y dar como resultado el hermoso espectáculo de las auroras austral y boreal.
Un polo errante
Dado que el campo magnético de la Tierra se crea por su núcleo de hierro fundido y en movimiento, sus polos no son estacionarios y se mueven independientemente uno del otro. De hecho, desde su primer descubrimiento formal en 1831, el polo magnético norte ha viajado más de 2.000 km. desde la península de Boothia, en el extremo norte de Canadá, hasta lo más alto del mar Ártico. Este desplazamiento ha sido bastante lento, unos 9 km. al año, lo que permite a los científicos realizar un fácil seguimiento de su posición. Pero desde el cambio de siglo, esta velocidad ha aumentado a 50 km. al año. El polo magnético sur también se está moviendo, aunque a un ritmo mucho más lento (10-15 km. al año).
El movimiento del polo magnético norte ha causado algunos problemas a científicos y navegantes. Los modelos informáticos de donde podría estar en el futuro se han vuelto muy obsoletos, lo que dificulta la navegación precisa basada en brújulas. Aunque el GPS funciona, a veces es poco confiable en las regiones polares. De hecho, el polo se está moviendo tan rápidamente que los científicos responsables del mapeo del campo magnético de la Tierra se han visto obligados a actualizar su modelo mucho antes de lo esperado.
¿Se moverá la aurora boreal?
La aurora generalmente se forma en un óvalo alrededor de los polos magnéticos, entonces si estos se mueven, es lógico pensar que la aurora también lo hará. Con las predicciones que sugieren que el polo norte pronto se aproximará al norte de Siberia, ¿qué efecto podría tener eso en la aurora?
Las luces del norte son visibles desde el norte de Europa, Canadá y el norte de Estados Unidos. Sin embargo, si se desplazaran hacia el norte a través del polo geográfico, siguiendo el polo magnético norte, esa perspectiva podría cambiar en favor de Siberia y el norte de Rusia, haciéndose menos visible desde la frontera de EEUU y Canadá.
Afortunadamente para los cazadores de auroras en el hemisferio norte, parece que este podría no ser el caso. Un estudio reciente hizo un modelo computarizado de la aurora y los polos magnéticos de la Tierra, y mostró que en lugar de seguir los polos magnéticos, la aurora sigue los «polos geomagnéticos». Solo hay una pequeña diferencia entre estos dos tipos de polos, pero la distinción es importante.
Los polos geomagnéticos son una versión confiable y promediada de los polos magnéticos, que se mueven erráticamente todo el tiempo. Debido a esto, resulta que no se están moviendo ni remotamente tan rápido como el polo norte magnético y como las luces del norte parecen seguir la versión más promediada del campo magnético, entonces éstas tampoco se están moviendo tan rápido.
Al menos por ahora, podemos confiar en que las auroras se quedarán donde están. Ya sabemos que los polos magnéticos se han movido desde que la Tierra existe. De hecho, los polos incluso se voltean, convirtiéndose cada uno en su opuesto. Estas inversiones magnéticas han ocurrido a lo largo de la historia, cada 450.000 años aproximadamente, y la última fue hace 780.000 años, lo que significa que pronto podríamos experimentar otra.
Eso sí, los habitantes de la Tierra podemos tener la seguridad de que un polo errante, incluso uno que se mueve rápido, no debería causar demasiados problemas, excepto aquellos científicos cuyo trabajo es modelarlo.
Fuente: The Conversation