La Iglesia se enfrenta al presidente de Estados Unidos por los estragos ocasionados por su política migratoria, que incluye medidas como persecución, redadas, abusos en centros de detención y separación de familias
El pasado 18 de julio, las autoridades arrestaron a un grupo de 70 sacerdotes, monjas y activistas católicos en Washington por protestar contra lo que tacharon como la detención “inmoral” de niños migrantes en la frontera sur por parte del gobierno de Donald Trump.
Esta manifestación fue organizada en el marco del «Día de Acción Católica», convocada por una veintena de grupos religiosos de la nación norteamericana que abogan por los derechos de los menores detenidos al cruzar la frontera de México con Estados Unidos y que en muchos casos son separados de sus familias.
Enfundados en hábitos religiosos y portando carteles con imágenes de niños que han fallecido bajo custodia federal, los protestantes tomaron la rotonda de mármol del edificio Russell del Senado.
Allí, cinco de los activistas se arrastraron en el suelo del Capitolio formando una cruz humana y a coro cantaron los nombres de las pequeñas víctimas: «Darlyn, Jakelin, Felipe, Juan, Wilmer, Carlos», quienes murieron en las instalaciones de custodia del gobierno federal.
Jaklin Caal Maquin, la niña guatemalteca (7 años de edad) que perdió la vida en diciembre pasado bajo custodia de la Patrulla Fronteriza, se ha convertido en símbolo de la lucha de grupos defensores de los derechos de los inmigrantes.
También han conmocionado los casos de Felipe Gómez Alonzo (8 años), quien murió en la víspera de Navidad el año pasado; Juan de León Gutiérrez (16), fallecido en abril pasado, y Carlos Gregorio Hernández Vázquez (16), quien murió en mayo de este año.
La policía del Capitolio llamó a los religiosos a desalojar el lugar, pero continuaron con sus cánticos y finalmente fueron esposados y trasladados en tres vehículos de la policía del Capitolio hacia una comisaría aledaña, por incurrir en “desobediencia civil” en la protesta en el Senado. Mientras eran sacados del lugar rezaban el Ave María.
La directora de Comunicaciones de la policía del Capitolio, Eva Maleckique, informó que los activistas fueron acusados de violar el código penal de la capital estadounidense, que prohíbe protestas en edificios del Congreso.
“El cargo es hacinamiento, obstrucción e incomodar, que básicamente significa que está prohibido hacer protestas en los edificios del Congreso”, explicó Malecki a Telemundo.
«Las imágenes de niños en condiciones deplorables e insalubres, sin acceso a duchas durante semanas, incomunicados y durmiendo en pisos de concreto sin mantas, nos han obligado a pararnos en solidaridad y decir ‘no en nuestro nombre'», dijo la hermana Áine O’Connor, una de las manifestantes detenidas.
Entre los 70 arrestados resalta el caso de la hermana Pat Murphy, una monja de 90 años que trabaja con migrantes y refugiados en Chicago y que ha estado organizando vigilias de oración semanales todos los viernes frente a la agencia de migración durante 13 años.
Murphy indicó que éste sería su sexto arresto y “que esperaba que la acción moviera a otros a hacer más”, ya que “el tratamiento de los migrantes debería indignar a toda la gente de fe”.
La Iglesia contra Trump
La manifestación en el Capitolio ocurrió pocos días después de que el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el cardenal Daniel DiNardo, denunció públicamente la acción gobierno de Trump contra los inmigrantes indocumentados, como las redadas, así como la limitación de asilo para quienes lo soliciten.
El pasado 16 de julio, el Cardenal emitió una declaración en respuesta al terror ocasionado por las acciones anunciadas por el Departamento de Seguridad Nacional y la nueva Regla Final Provisional de la Administración para limitar drásticamente el asilo.
Esta regla prohibiría a los migrantes que han residido en un tercer país solicitar asilo en Estados Unidos. Por lo tanto, impediría que los migrantes que pasan por México puedan pedir asilo.
A lo que se suma la serie de redadas anunciadas por Trump para arrestar inmigrantes indocumentados en ciudades como Atlanta, Baltimore, Chicago, Denver, Houston, Los Ángeles, Miami, Nueva York y San Francisco, para luego deportarlos.
DiNardo señaló que estas acciones “separan a las familias, causan el sufrimiento inaceptable de miles de niños y sus padres y crean un pánico generalizado en nuestras comunidades”.
“Condeno este enfoque, que ha creado un clima de temor en nuestras parroquias y comunidades en todo el país. Hace poco le escribí al Presidente pidiéndole que reconsiderara esta acción”, agregó.
Obispos de El Salvador
Los obispos de El Salvador, uno de los países centroamericanos con mayor migración hacia Estados Unidos, denunciaron la situación de los niños y niñas que sufren en los lugares de detención “todo tipo de maltrato” y sobre todo, “la separación de sus padres”.
Una situación que, tal y como señalan los religiosos, “puede causar daños psicológicos irreparables”.
Hicieron un llamado al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, para que “las promesas que se han formulado en favor de la población más vulnerable se concreten a la mayor brevedad”, ya que “para solucionar el gravísimo problema de la migración forzada es necesario combatir sus causas, como la violencia, la falta de oportunidades y la corrupción”.
Se refirieron al desvío de recursos “que deberían haber sido utilizados para mejorar la situación de muchos compatriotas sumidos en la extrema pobreza”.
Abusos en los centros de detención
Uno de los puntos que centra la denuncia de los religiosos está relacionado con las deplorables condiciones en las que se encuentran las familias migrantes en los centros de detención.
Jennifer Reyes Lay, directora ejecutiva del grupo “Hermanas Católicas de EE. UU. contra el Tráfico Humano«, planteó que es una obligación moral denunciar los abusos en los centros de detención de migrantes, y exigir su cierre.
“Sabemos que hay muchos niños que están sufriendo a diario el trato de nuestro Gobierno. Nuestra fe nos reclama tomar acción, nos manda a hablar por los más necesitados y defender los derechos de los que están sufriendo”, expresó.
Son muchas las voces que no dudan en tildar a los centros detención como los nuevos “campos de concentración”.
En los 200 recintos instalados en el territorio estadounidense por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en ingles), se encuentran recluidas diariamente más de 50.000 personas, en su mayoría inmigrantes sin papeles, refugiados y latinoamericanos que solicitan asilo.
Cada día salen a la luz denuncias que alertan sobre el hacinamiento y la falta de condiciones para albergar a un número récord y creciente de migrantes detenidos. Muchos de ellos ni siquiera enfrentan cargos.
Durante el Gobierno de Trump han muerto 24 adultos bajo custodia de ICE. Mientras que, de los migrantes menores de edad, que suelen ser transferidos a otras agencias gubernamentales, seis de ellos han muerto bajo custodia federal desde septiembre.
«Si se trata de hacer una reflexión de lo que estos centros de detención hoy constituyen en Estados Unidos, no habría dudas en llamarlos campos de concentración«, declaró a BBC Mundo Erika Guevara-Rosas, directora para las Américasde la ONG Amnistía Internacional.
«Esta administración ha establecido campos de concentración en la frontera sur de Estados Unidos para migrantes, donde están siendo brutalizados con condiciones deshumanizantes y muriendo», condenó por su parte, la congresista opositora demócrata Alexandria Ocasio-Cortez.
El propio Trump ha admitido que las condiciones en algunos centros de detención de migrantes son «terribles” y ha puesto como excusa la falta de recursos suficientes para atender una crisis fronteriza por la creciente llegada de migrantes.
Sin embargo, ha calificado las historias que los medios de comunicación reportan sobre los centros de detención como «relatos falsos y exagerados» y ofreció abrir algunos de ellos a la prensa para que constaten la situación.
Iglesia rechaza las redadas migratorias
Ante la amenaza de redadas, varios líderes religiosos han condenado públicamente el acoso del gobierno estadounidense contra los migrantes.
«Vivimos en una época en que la ley puede permitirle al gobierno hacer algunas cosas, pero eso no necesariamente hace que sea correcto», dijo el padre John Celichowski, de la parroquia de Santa Clara de Montefalco en Chicago, donde casi el 90 % de su congregación de 1.000 miembros es hispana, la mayoría de ellos inmigrantes.
Las amenazas de las redadas que organiza el ICE están causando estragos en las comunidades de migrantes indocumentados, sobre todo los provenientes de América Latina, quienes sienten temor de ser encarcelados, separados de sus familias y deportados a sus países de origen.
Cifras de la organización Centro para el Progreso Americano —Center for American Progress, en inglés—revelan que alrededor de seis millones de niños estadounidenses viven en familias donde existe al menos un miembro indocumentado, reseña Reporte Índigo.
Esta realidad expone el riesgo que enfrentan las familias de ser separadas en caso de que las deportaciones toquen a los miembros indocumentados.
«Las redadas están afectando a las familias de migrantes, no salen de sus casas, llaman a las Iglesias y las Iglesias nos llaman a nosotros. En muchos casos se quedan viviendo en las Iglesias, donde los ayudan y les dan de comer”, declaró declaró Ramón Becerra, activista y asesor de la Federación Sindical Americana en Estados Unidos.
Refugios para migrantes
Decenas de Iglesias se han unido en la campaña #SacredResistence —#ResistenciaSagrada, en español—, para convertir los templos en refugios para los migrantes indocumentados.
“Si alguna vez hubo un tiempo para defender a los inmigrantes es ahora. Mientras la administración Trump planea realizar redadas masivas que destrozarán a miles de familias, pedimos a las congregaciones que se unan a la Resistencia Sagrada a través de la apertura de casas de culto como espacios seguros para organizar y dar una respuesta rápida antes, durante o después de las acciones de cumplimiento”, indica el llamado a las organizaciones religiosas que planearon la campaña.
Los templos e iglesias de cualquier denominación pueden formar parte de esta iniciativa. Hasta la fecha se han unido santuarios de más de 30 ciudades estadounidenses, como Los Ángeles, San Francisco, Seattle, Salt Lake City, Denver, Kansas, San Luis, Chicago, Milwaukee, Pittsburgh, Washington, Filadelfia, Nueva York, Atlanta, Nueva Orleans, Albuquerque, Austin, Tucson y Phoenix .
Se trata de templos no solo católicos, sino de otras religiones. Iglesias como la presbiteriana, metodista, católica, bautista, luterana, protestante, budista. Incluso se han unido comunidades judías que abrirán sus sinagogas en Nueva York para recibir a migrantes que deseen protección.
Sin embargo, los templos no son lugares 100 % seguros para los migrantes, pues ICE tiene la potestad legal de entrar a lugares públicos como templos, escuelas u hospitales. Sin embargo, su política es dejar estas incursiones como último recurso, solo en caso de emergencia.
Incluso, una orden ejecutiva del Presidente ordena que se apliquen multas a migrantes que deciden burlar a las autoridades buscando refugio en templos religiosos.
A principios de julio se conoció la historia de Edith Espina, oriunda de México, madre de tres niños e indocumentada, que se encuentra refugiada desde hace dos años en la iglesia metodista de Columbus, estado de Ohio, y que fue multada con 500 mil dólares por evadir la orden de deportación que pesa en su contra.
A este caso se suma el de la hondureña Rosa Ortez Cruz, de 38 años, a quien el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas le remitió la notificación con una multa por 314 mil dólares.
De hecho la prensa reporta la situación que enfrentan varios migrantes refugiados están en iglesias ubicadas en Texas, Utah, Colorado y Virginia, cuyas multas se ubican entre 300 mil y 500 mil dólares.
Curas de extrema derecha
El papa Francisco ha condenado «la globalización de la indiferencia» hacia los migrantes. Durante una homilía realizada hace dos semanas, hizo un llamado para acoger y ayudar a los migrantes y refugiados que «hoy son un símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada».
«No se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias. No se trata sólo de migrantes», señaló. Los migrantes «son, antes que nada, seres humanos«, recordó.
En concreto se refirió a los miles de migrantes que pierden la vida en las aguas del Mediterráneo
«Son los últimos engañados y abandonados para morir en el desierto; son los últimos torturados, maltratados y violados en los campos de detención; son los últimos que desafían las olas de un mar despiadado; son los últimos dejados en campos de una acogida que es demasiado larga para ser llamada temporal«, denunció.
En su discurso, Francisco criticó a aquellos que se dedican a infundir miedo, porque han vuelto a la gente “intolerante, cerrada y quizá incluso racista, sin darse cuenta”. En un claro señalamiento a líderes nacionalistas de Polonia, Hungría, Estados Unidos e Italia por sus acciones y políticas contra los migrantes.
Sin embargo, las figuras católicas conservadoras han servido de apoyo a los políticos antiinmigrantes y populistas europeos , como es el caso del ultra derechista viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, que ha implementado una política de puertos cerrados contra los migrantes y ha cerrado los principales centros de acogida.
Según el diario The New York Times, el cardenal Raymond Burke, líder de facto de la oposición conservadora al papa Francisco en la Iglesia católica, y sus colegas prelados ultraconservadores, están trabajando para extender el apoyo eclesiástico a los políticos nacionalistas como Salvini, alabándolos como defensores del cristianismo occidental y los valores tradicionales ante lo que insinúan que es una invasión migrante musulmana.
“Salvini no busca un acuerdo con la Iglesia; busca un acuerdo con los elementos dentro de la iglesia que le resultan favorables”, dijo Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad Sant’Egidio, grupo católico cercano a Francisco.
Din embargo, el apoyo de Burke a las políticas antimigratorias de Salvini son más que evidentes. Cuando le preguntaron en un evento en Roma sobre si a los políticos antimusulmanes se les debería negar la bendición papal, respondió: “Considero que resistirse a la inmigración musulmana a gran escala es una postura responsable”.
“No tienes que ser científico espacial para ver lo que ha pasado en Europa y Estados Unidos”, agregó, y describió a los inmigrantes musulmanes como parte de una fe que busca conquistar el mundo.