La terrible ecuación «armas más violencia igual a muertes» quedó clara y públicamente reflejada este fin de semana en Estados Unidos, país que sufrió dos tiroteos masivos, uno en El Paso, Texas, y otro en Dayton, Ohio
Las estadísticas revelan que en Estados Unidos se registra más de un tiroteo masivo por día. En el transcurso de 2019 se han producido hasta 251 ataques armados contra la población civil, cada uno con más de tres personas fallecidas y múltiples heridos.
Asimismo, cifras oficiales sostienen que durante los primeros siete meses de este año casi 400 niños menores de 11 años se han visto afectados en un incidente con pistola y que más de 8.700 personas han fallecido por armas de fuego.
A esto se suma una media de 22.000 suicidios anuales con el uso de pistolas y rifles.
Así, esta terrible ecuación de «armas más violencia igual a muertes» quedó fielmente reflejada este fin de semana cuando Estados Unidos vivió las masacres de El Paso, en Texas, y de Dayton, en Ohio.
En el primer ataque, un «hombre blanco» de 21 años irrumpió durante la mañana del sábado en una tienda departamental de un centro comercial en El Paso, y empezó a disparar con su rifle de asalto durante 20 minutos, matando al menos a 22 personas.
Minutos después, el victimario se entregó a la policía sin oponer mayor resistencia y reconoció que lo había hecho para acabar con el «mayor número de mexicanos posible».
Según un manifiesto que escribió antes de perpetrar el tiroteo y difundido por Internet, el asesino dijo que este crimen representaba una respuesta a la invasión hispánica en Texas.
La segunda masacre se produjo en la madrugada del domingo en Ohio, cuando un hombre armado, con chaleco antibalas y con varios paquetes de munición, mató a nueve personas e hirió a dos decenas.
La policía respondió y lo abatió en menos de un minuto. Las autoridades locales advirtieron que si las fuerzas de seguridad no hubieran actuado tan rápido «podría haber matado a cientos de personas».
Fácil acceso a las armas
¿Qué explica estos ataques y cuál es la razón por la que EE.UU. tiene la tasa de homicidios con armas de fuego más alta del mundo? ¿Tiene algo que ver con el acceso a las pistolas y rifles? Son preguntas que se hace la sociedad.
En 1999, los académicos Franklin Zimring y Gordon Hawkins publicaron un libro titulado “Crime is not the problem” (El crimen no es el problema), que plantea que un punto clave para explicar los asesinatos es el facilísimo acceso al mercado de las armas en la nación norteamericana.
Estados Unidos aporta el 4 % de la población mundial pero cuenta con el 46 % de las armas que hay en el planeta. De hecho, las estadísticas advierten que hay más de un arma por persona. El último estudio de la organización sin fines de lucro Small Arms, revela que hay 120,5 pistolas por cada 100 habitantes.
Si el problema es el fácil acceso a las armas, ¿por qué el gobierno de Estados Unidos no lo regula?.
La falta de medidas y políticas públicas se puede atribuir, primordialmente, a dos motivos: por un lado es necesario referirse a lo atornillado que está dentro de la población estadounidense el concepto de que la posesión de armas es un derecho ciudadano irrenunciable, y por el otro el amenazante lobby político e influencia que tiene la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por su sigla en inglés) .
¿Derecho a las armas?
El uso de rifles o pistolas está muy arraigado a la cultura de los estadounidenses y los propósitos para armarse son variados: defensa propia, practicar polígono o cacería.
Tener 21 años, presentar la licencia de conducir y llenar un formulario son los requisitos para comprar cualquier arma en la nación norteamericana. Hasta hace un par de años, cualquier persona con esos requisitos podía ir a los almacenes Walmart y comprar un rifle de asalto como si se tratara de cualquier alimento. Actualmente, algunas cadenas han restringido sus ventas de armas, pero no es el común denominador.
El sector más conservador del país se escuda en la Segunda Enmienda de la Carta Magna estadounidense, la cual eleva «el derecho a portar armas» a rango constitucional.
Aprobada en 1791, la Segunda Enmienda establece que todos los ciudadanos tienen derecho a comprar, portar y usar un arma de fuego. Sin embargo, el contexto que se vivía en aquella época es muy distinto al de ahora. La inestabilidad social que se vivía entonces hizo que se considerara adecuado el hecho de defender la propiedad, la familia y a sí mismo por propia mano.
El texto legal establece que “una milicia bien regulada es necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a tener y portar armas no será vulnerado». Aunque la interpretación de estas líneas ha sido debatida en más de una ocasión, la discusión no ha sido suficiente para abolir el que los estadounidenses consideran uno de sus derechos más importantes y representativos de su libertad.
Aunque en algunos estados se ha aprobado leyes que establecen ciertos criterios que podrían restringir la adquisición de armas, como la edad, los antecedentes penales y la experiencia, la mayoría de estas políticas no vulneran la Segunda Enmienda.
Por si fuera poco, el 28 de junio de 2010 el Tribunal Supremo decretó que ninguna ley estatal o local puede restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la Segunda Enmienda.
El poder político de la NRA
Aunque la NRA dice contar con tan solo cinco millones de miembros, su poder dentro de Washington es temible, donde es considerado uno de los tres lobbies más poderosos.
«Creada en 1871 como un organización pensada para reunir a entusiastas de las armas, viró de su perfil más lúdico y educativo hacia uno más combativo en la década de 1930, luego de que empezaran a aprobarse las primeras leyes que obligaban a cualquier persona que quería comprar un arma a obtener un permiso gubernamental”, reseña el portal El Confidencial.
Los cierto es que en 1934 comenzó a enviar a sus miembros proyectos de legislaciones relacionados con facilidades para adquirir armamento, y ese mismo año promovió la aprobación de la Ley Nacional de Armas de Fuego y luego.
Desde entonces, su principal objetivo ha sido promover la libertad para la tenencia de armas de fuego entre civiles, por lo que ataca cualquier medida que considere una limitación al derecho a tener armas como un atentado contra la libertad.
Sus integrantes se basan en el argumento de que las armas hacen que EE. UU. sea un país más seguro y de que es un derecho respaldado por la Constitución.
El alcance político de la NRA es muy alto, e incluso nueve presidentes de Estados Unidos han estado entre sus miembros y se mantiene como uno de los tres grupos de presión más influyentes en Washington.
Desde 1968, la organización creó un Comité de Acción cuya función es apoyar o combatir a los políticos en dependencia de su posición hacia el control de armas.
Tiene, de hecho, una lista evaluaciones para ellos que va de la A a la F (según se opongan o no a las regulaciones), y durante las elecciones, ya sea estadales o federales, recomienda a sus millones de miembros y seguidores votar por los candidatos que apoyen los intereses de la organización.
Asimismo, realizan campañas para influir en la opinión pública sobre la imagen de los candidatos.
Según el Centro para una Política Responsable (CRP, por su sigla en inglés), que estudia la influencia del dinero y el cabildeo sobre las elecciones y las políticas públicas, durante la pasada campaña presidencial, la NRA gastó 19,7 millones de dólares en la oposición a Hilary Clinton.
En contraposición, los miembros de este grupo donan grandes cantidades de dinero a los políticos que apoyan la desregulación de la venta de armas.
La NRA fue una de los grandes contribuyentes a la campaña presidencial de Donald Trump, con más de 21 millones de dólares, y es uno de las principales donantes de los miembros del Partido Republicano.
De hecho, según el CRP, los 81 miembros del Congreso que reciben la mayor cantidad de contribuciones de la NRA son republicanos.
Esta organización estima que republicano Marco Rubio, senador por el estado de Florida, ha recibido a lo largo de su carrera un aproximado de tres millones de dólares por su oposición al control de armas.
Rubio tiene una calificación de A+ en la escala de evaluaciones de la NRA, al igual que el republicano Paul Ryan, quien fue presidente de la Cámara de Representantes por tres años.
Debate político
Los líderes demócratas en el Congreso urgieron al Senado, dominado por los republicanos, que interrumpieran su actual receso para aprobar «de inmediato» un proyecto de ley avalado en febrero por la Cámara Baja, que exige comprobar antecedentes penales del comprador en toda venta de armas.
El proyecto denominado HR 8, logró entonces 240 votos a favor (232 provenientes de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes) y 190 en contra. Sin embargo, no ha sido considerado aún por el Senado.
«En febrero, la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes cumplió rápidamente su deber y aprobó una ley bipartidista de verificación de antecedentes, que cuenta con el respaldo de más del 90 % del pueblo estadounidense y ha demostrado salvar vidas», dijeron la titular de la Cámara, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Los demócratas indicaron que el líder del Partido Republicano en el Senado, Mitch McConnell «se ha llamado a sí mismo «el verdugo» y se niega a actuar sobre esta legislación bipartidista».
«Cuando él no puede hablar de armas de fuego, eso muestra que el presidente Trump sigue siendo prisionero del grupo de lobby de las armas y de la NRA«, indicaron.
Ambos legisladores, considerados las caras más representativas del partido Demócrata, afirmaron que el pueblo estadounidense debe «influir y demandar la aprobación de esta legislación para la seguridad de nuestros niños».
La respuesta del presidente Trump, ha sido pedir “unidad política” para adoptar medidas que impidan que masacres como las de El Paso, Texas, y Dayton, Ohio, ocurridas el fin de semana vuelvan a producirse.
Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca condicionó la aprobación de una ley de armas más estricta a cambio de la reforma migratoria que tanto desea.
A través de un mensaje publicado en Twitter, indicó que republicanos y demócratas deberían ponerse de acuerdo sobre «verificaciones de antecedentes» para los compradores de armas.
De igual manera, señaló que esta medida podría «posiblemente» estar vinculada a la «muy necesaria reforma migratoria». Y agregó: «Tenemos que sacar algo bueno, quizás magnífico, de estos dos trágicos eventos.»