Preguntas póstumas a Julio Cortázar sobre literatura latinoamericana, identidad y exilio

La revolución cubana en Nuestra América fue inspiración en muchos campos, entre ellos el auge de la literatura latinoamericana

Preguntas póstumas a Julio Cortázar sobre literatura latinoamericana, identidad y exilio

Autor: Wari

La revolución cubana en Nuestra América fue inspiración en muchos campos, entre ellos el auge de la literatura latinoamericana. Ésta nunca había sido tan rica en producción como en publicación. Nacía el boom.

Julio Cortázar se refiere al tema en una entrevista para la TV mexicana en 1983, editada de manera especial para esta ocasión.

-¿Podemos hablar de una literatura latinoamericana?

-Nuestras literaturas habían sido sobre todo literaturas de imitación. Los grandes modelos románticos permearon la obra como María de José Marmol (Argentina) y tantas otras. A partir de los años 50, para fijar una fecha aproximativa, se empieza a escribir sin rechazar los ejemplos o influencias europeas, porque no se trata de eso pero, centrando la atención en el contorno, en lo latinoamericano y, en ese momento las respuestas son diferentes pero todas convergen hacia eso. Lo que podríamos llamar la respuesta de Asturias (Miguel Angel Asturias, México), la respuesta de Carpentier (Alejo Carpentier, Cuba). Luego, ya más cerca de nosotros la respuesta de Vargas LLosa (Perú/España), y la de García Márquez (Colombia).

En el fondo es una literatura que se interroga profundamente, aunque no lo haga de manera explícita. sobre esa pregunta que aún no ha sido plenamente contestada; ¿qué es un latinoamericano? ¿cuál es la identidad del latinoamericano? Pregunta que tiene muchas modalidades según los países, porque la respuesta mexicana no puedes ser la misma respuesta que la argentina.

-¿Por qué no se ha dado respuesta?

-Yo creo que no se ha contestado, en parte porque nuestra nueva literatura, la literatura de los últimos 20 años es todavía una literatura joven. Contrariamente a quienes pecan de demasiado optimismo y piensan que América Latina tiene una enorme literatura y que ya se proyecta hacia el futuro, yo eso no lo creo. Yo creo que durante estos últimos 20 años se ha adelantado mucho, se ha hecho un gran camino y se han asentado un poco las bases, ha habido una especie de literatura de fundación, en muchos planos, pero, de todas maneras todo está todavía por hacerse. Entonces la búsqueda de los problemas de identidad debe ser, me imagino, un proceso muy lento, un proceso muy penoso en que las respuestas y las dudas son múltiples. La literatura europea ha tenido miles de años para contestar a eso. Nosotros todavía no.

-¿De qué manera el exilio ha contribuido o puede contribuir transformando en indicio positivo en esa búsqueda de identidad?

-En mi caso personal, el hecho de irme de mi país me llevó a conocer mejor finalmente la realidad latinoamericana en su conjunto. Eso puede haberle sucedido a muchos exiliados y en algunos casos concretos sé que efectivamente ha sucedido. Es decir, una de las crueles paradojas del exilio es que de todas maneras, en algunos casos, te saca de una visión forzosamente un poco provinciana, un poco insular. Cuando estabas sumergido en tu contexto y solamente en tu contexto y de golpe te muestran que el mundo es más complejo y por lo tanto tu propia pequeña isla también es más compleja, porque de golpe la ves de otra manera. Ese sería el lado positivo de una cosa tan negativa y tan desgarradora como es el exilio. A mí me pareció que en estos años era elemental y necesario crear una especial visión positiva del exilio. Llevar un aliento a quienes que por no reflexionar demasiado en este problema se hunden en la nostalgia, se hunden en la tristeza. Yo pienso siempre en una frase muy hermosa que le escuché a Eduardo Galeano cuando dijo un día que «la nostalgia es buena pero la esperanza mejor». Es una frase inolvidable para mí, porque todo exiliado que sigue trabajando, que sigue luchando, se sigue perfeccionando él en el exilio, lo está haciendo por su país. Porque el regreso está contenido en su plan de vida. Él no va a suponer jamás que va a morir en el exilio. Él va a volver a su país. Y yo estoy seguro que vamos a volver todos.

México 1983

Por Juana Donoso Casanellas

Juana Donoso Casanellas estudio filología española en la Universidad de Lund, Suecia. Literatura pre hispánica e hispanoamericana en la Universidad de La Habana, Cuba. Escribe entre otros, para el periódico Liberación de Suecia.


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