Un grupo de cinco artistas multidisciplinarios emprende una travesía rumbo a Tepito Te Henua para contemplar. Para encontrarse con la isla como observadores, como estudiantes. Para intentar comprender, desde un lugar invisible, la naturaleza humana. Esa es la gran apuesta de La Huella Teatro, que el pasado 06 de mayo inició una travesía por Rapa Nui para dar cuerpo al proyecto “Mana, lejana posesión”, Fondart Nacional de Investigación Escénica 2018.
Explorar en los cruces posibles entre la tradición performativa Rapanui y el lenguaje del Teatro físico es la brújula que hoy los moviliza, idea que surge en el corazón de La Huella Teatro, compañía que nace en pleno Desierto de Atacama hace 14 años, y que desde sus inicios, abre camino en la búsqueda de lenguajes, poniendo en valor las artes escénicas con identidad territorial.
Se trata de una investigación escénica – antropológica que invita a converger disciplinas artísticas, convocando a reconocidos artistas y cultores de Isla de Pascua, Antofagasta, Valparaíso y Santiago, liderados por Alejandra Rojas, directora de la compañía, -y que pone a dialogar en un mismo espacio- a Elías Cohen, coreógrafo e investigador de Teatro Físico; Fabiola Ruiz, dramaturga y encargada de la transcripción de la investigación, Sofía Abarca, museógrafa e investigadora Rapanui y Julio Hotus, asesor cultural de la Isla y colaborador constante de la huella teatro.
El equipo de “Mana, lejana posesión”, inició en marzo su primera etapa de reuniones, desarrollando una mesa de investigación y discusión de fuentes, para articular campos de estudio para la creación. Y ya durante mayo emprendieron viaje a la Isla para dar vida a la primera etapa práctica en el territorio, en miras de la elaboración de un Laboratorio Escénico con la comunidad y la posterior sistematización de la investigación sobre el lenguaje del teatro físico desde la teatralidad de la tradición Rapanui.
“La investigación empezó con una observación contemplativa, desde un lugar invisible, considerando que hay un pueblo originario vivo. Se trató de un encuentro poético para entender un territorio donde conjuga el universo en sí. Entender qué es Tepito – Te – Henúa, ese cordón que une la vida con la tierra, con la madre. Escuchar su respiración, conocer su mirada, y evidenciar que está tan viva como su gente”, relató Alejandra Rojas, acerca de este primer período de residencia.
La revisión del material, las visitas a terreno y entrevistas a la comunidad marcaron la pauta de esta visita exploratoria, trayectoria que está siendo registrada audiovisualmente y que constituirá un material de consulta de la práctica escénica nacional para las nuevas generaciones.
“Mana, lejana posesión”, a través de una metodología teórica-práctica busca recoger e incorporar la memoria histórica –social y la tradición cultural Rapanui como plataforma para el desarrollo de la innovación del lenguaje escénico, por medio de la puesta en valor de la memoria histórica y tradición cultural de este pueblo, como un capital expresivo para la escena y valioso para el enriquecimiento de la teatralidad contemporánea nacional.
“Mana se refiere básicamente a esa energía primordial, la energía vital que hace que las cosas estén vivas”, explica Elías Cohen, miembro del equipo de trabajo. “El mana polinésico es el poder de los ancestros, es fuerza, es ambición, son los deseos de concretar y de ser poderoso. Eso se percibe muy claro en la Isla, en el deseo de las familias. Y también, es visible cuando el mana no está muy alineado en las personas y trae grandes desastres”.
Con este proyecto, el colectivo de artistas implicados pretende contribuir al fortalecimiento de un lenguaje escénico desarrollado durante años por la Huella Teatro, cuya característica es el alto contenido simbólico, que cruza la investigación antropológica– teatral, la imagen escénica y la performance, a través de un proceso de investigación que se enriquece por medio del trabajo colaborativo.
A propósito, Alejandra Rojas dice que, “cada integrante del equipo es muy potente en sí. Cada uno con su historia y sus metodologías creativas”, y destaca: “es vital que no exista la presión de una creación, pues lo que ya estamos haciendo se entiende como un proyecto en sí mismo. La exploración para el laboratorio escénico es muy rica en sí”.
Hace hincapié, además, en la importancia del vínculo con Fabiola Ruiz, directora de Valparaíso como otra representante de las artes escénicas regionales. El reencuentro con Elías Cohen, luego de ya haber compartido experiencias creativas en 2008 ; la participación de Sofía Abarca, por su experiencia a la hora de recopilar documentación y de entrecruzar la oralidad y el canto; y la presencia y participación de Julio Hotus, como parte de la comunidad Rapa Nui. “Él es la sangre del proyecto”, explica Rojas, “no podríamos hacer este trabajo si no tuviéramos a un Rapanui entre nosotros. Él tiene una mirada particular y es un eje fundamental en su comunidad, además ha sido un colaborador de la huella teatro desde el año 2007.
“Mana, lejana posesión”, es también un desafío para la descentralización de proyectos de investigación escénica en el país, en lo que respecta al intercambio entre el territorio continental e insular.
En este sentido, Cohen dice: “Por un lado esperamos que el material que podamos compartir con ellos en el Laboratorio, les haga sentido en sus vidas, en su forma de expresar sus sentimientos como Rapanuis, en el entendido del teatro como una ciencia de lo humano. Y que también ayude y permita generar un hilo de memoria actualizado en ellos. Y, por otro lado, que la isla con ese ecosistema y comunidad humana nos den algunos entendimientos respecto a lo que es ser polinésico, personas rodeadas de agua, conocedoras de muchos campos. Y ver como tal vez eso genera en nosotros otras intuiciones artísticas y personales”, concluye.