Desde hace años, y aún con más fuerza desde que el mundo fuese golpeado por una profunda crisis financiera, que se ha expresado con particular fuerza en los países industrializados (EE.UU., Eurozona, Japón, Reino Unido, en especial), el porcentaje más alto del crecimiento económico mundial proviene de los países emergentes y en desarrollo, lo cual ha ido modificando el peso de cada país a nivel global y reduciendo las brechas que separaban a las potencias industrializadas de las grandes economías emergentes.
En 2012, este proceso de acortamiento en la distancia continuó dándose, acentuándose fenómenos que distan de ser transitorios. “(…) poco a poco –escribió Federico Steinberg, académico de la Universidad Autónoma de Madrid– se están dando dinámicas novedosas que articulan el crecimiento al margen de los países avanzados. Así –ejemplificó-, los grandes exportadores de materias primas de América Latina y África venden cada vez más a los países asiáticos, hay cada vez más innovación en las empresas multinacionales (muchas de ellas, compañías públicas) de los países emergentes (…)” (13/01/13). Estos procesos pasan a ser de primero importancia para naciones como Chile, dada la estructura de su economía deformadamente concentrada en su estructura exportadora en unos pocos rubros, de manera que su evolución no es expresión –como algunos sostienen- de “desacoplamiento” de la economía externa, sino al contrario son manifestación de las formas que adquiere su “acoplamiento” al curso global, dado que se movieron sus puntos de referencia principales, pasando a tener por ejemplo una incidencia mayor en sus ventas al exterior lo que acontezca en China a como era tradicional en EE.UU. o países europeos.
Esto es lo que seguirá produciéndose en 2013. Los países emergentes, encabezados por China –aunque con evoluciones no simétricas- seguirán explicando de acuerdo a las estimaciones del FMI la mayor parte del crecimiento mundial. Sus previsiones son que frente a un incremento en las economías emergentes de 5,6% la de los países industrializados lo hará en 1,5%. China explicará el 40% de la expansión global. Las proyecciones del Banco Mundial son similares. Para los países en desarrollo proyecta un crecimiento “cerca de su potencial”, que lo estima en 5,5%, mientras a los integrantes de la OCDE donde se contabilizan la generalidad de las economías industrializadas lo fija en 1,1%, incluso ligeramente por debajo del 1,2% de 2012. El documento sobre perspectivas globales del organismo internacional considera que si bien “la debilidad en los países de ingresos altos está afectando el crecimiento de los países en desarrollo” uno de los factores principales que actúa en dirección opuesta son “los crecientes vínculos comerciales Sur Sur (que) han logrado mantener la resiliencia de los países en desarrollo al punto que en 2012, por segundo año consecutivo, han sido responsables de más de la mitad del crecimiento mundial”, recalcó Hans Timmer, director del grupo de Perspectivas de Desarrollo (16/01/13). Esta conclusión se ajuste en lo fundamental a lo sucedido en Chile, donde repercute negativamente la desaceleración global, pero ello ha sido contrarrestado en porcentaje significativo con las relaciones comerciales que tiene con el mundo emergente y su demanda por commodities.
Una afirmación en esa dirección efectuó también Michael Andrews, presidente de KPMG, una de las mayores empresas auditoras mundiales. En sus proyecciones si bien considera que continuarán las inversiones desde el mundo desarrollado hacia países emergentes, se dará con más intensidad destacó el flujo entre los países emergentes, al interior de las regiones donde se radican y entre ellas “Estamos viendo –declaró durante su estancia en el país- una gran inversión de Latinoamérica hacia China, de India en África, de Rusia en África, pero también desde Brasil y Angola hacia Portugal. Está ayudando a Europa –añadió- el hecho de tener acceso a estos partners estratégicos en países donde hay crecimiento” (16/01/13).
La desaceleración en China tocó piso en el tercer trimestre, cuando se expandió en cifras anualizadas en 7,4%, su tasa más baja desde enero-marzo de 2009, en un año que fue de recesión mundial. En el primer trimestre creció en 8,1% y en el segundo 7,6%, bastante por debajo del 10,4% promedio anual de 2010 y el 9,3% de 2011. Pero, en octubre-diciembre volvió a crecer 7,9%, rompiendo el curso simétrico de desaceleración de todas las mayores economías, con un incremento anual de 7,8%, afirmando su oficina estadística que el país “está siendo estabilizado” (18/01/13). La desaceleración duró siete trimestres. El viraje no fue casual, sino consecuencia de políticas anticíclicas, entre ellas el impulso a la inversión en infraestructuras que aumentó en el año 20,6%. Es decir, una orientación absolutamente opuesta a la de austeridad impuesta por Alemania en la Eurozona, que en el cuarto trimestre registró con relación a julio-septiembre una caída de 0,5%.
¿Qué incidencia tiene ello en la economía chilena? China es el mayor mercado para las exportaciones nacionales y el gran demandante de cobre a nivel global. El efecto más directo de la desaceleración mundial se produce en las exportaciones del país. En 2012, el superávit comercial descendió en 61% con relación al año anterior, llegando a US$4.208 millones. Las exportaciones lo hicieron en 3,2%, constituyendo una de las expresiones más directas de la desaceleración. A su vez, las importaciones se incrementaron en 5,6%, debido al aumento registrado en la demanda interna. Cerca de un 36% del excedente comercial anual se produjo en diciembre, cuando la economía china daba ya claros indicios de su reversión del proceso de desaceleración.
En 2012, las exportaciones totales, de acuerdo a las cifras de Servicio Nacional de Aduanas, descendieron con relación al año anterior en 4,9%, lo cual repercute en el nivel de actividad del país. Debido a la desaceleración en China durante buena parte del año, también las realizadas a este país disminuyeron en 2,9%, situación que no se daba desde la crisis en el sudeste asiático, antes que existiese el tratado de libre comercio bilateral. Esta disminución de los embarques a China fue parcialmente compensada con el incremento de las colocaciones en India, país con el cual existen ventajas arancelarias en 1.400 productos. La mayor caída se produjo en los envíos a Europa, por su proceso contractivo, con una reducción en montos de US$2.274,9 millones, un 13,9%.
Evolución de las exportaciones a China
(Fuente: Servicio Nacional de Aduanas. En millones de dólares)
Año | Monto | Año | Monto | Año | Monto | Año | Monto |
1988 | 476 | 2002 | 1.225 | 2006 | 4.934 | 2010 | 16.457 |
1999 | 357 | 2003 | 1.836 | 2007 | 9.980 | 2011 | 18.323 |
2000 | 902 | 2004 | 3.211 | 2008 | 9.851 | 2012 | 17.823 |
2001 | 1.038 | 2005 | 4.390 | 2009 | 11.539 |
Desde 1988 el incremento de las exportaciones a China es gigantesco. A partir de 2005 su monto se colocó reiteradamente sobre los US$4.000 millones, alcanzando cifras de cinco dígitos desde 2009. El año pasado explicaron un 23,2%, muy por encima de EE.UU. y Japón, con 11,7% y 11,0%, respectivamente. Corea del Sur significó un 6,0% y Brasil 5,7%. Como indican las cifras Asia tiene una importancia muy grande.
Es claro, que la evolución de la segunda economía mundial por su producto incide poderosamente en la balanza comercial, en el resultado de la cuenta corriente –tanto en la subcuenta de exportaciones netas de bienes y servicios como en la de renta del capital-, además de repercutir directamente en el tipo de cambio y en los términos de intercambio, o sea en la relación de precios del país en los mercados internacionales. Sus importaciones anuales aumentaron solo 4,3%.
La demanda por cobre –en la cual China representa más del 40% de los requerimientos globales- explica que si bien su cotización en 2012 disminuyó en un 9,78% con relación a 2011, cayendo de un promedio anual de US$3.996 la libra a US$3.605, sigue constituyendo un nivel alto, indicando que su superciclo iniciado a mediados de la década pasada prosiguió. Su promedio de 2012 fue el segundo más alto desde que se inició este ciclo, que sin duda, no será eterno. Este nivel elevado oscurece lo que acontece realmente en el comercio exterior del país. “Hay –observó Ricardo Ffrench-Davis– un fuerte desequilibrio en las cuentas externas. Con un altísimo precio del cobre –agregó-, la cuenta corriente arroja un déficit de 3,8% del PIB. (…) el volumen de importaciones lleva varios años con un crecimiento promedio de 11,6% que duplica el de las exportaciones (4,5%). Estamos viviendo del valor transitorio del metal rojo (…)” (14/01/13). Desde luego, que la alta cotización proviene de la evolución de los mercados internacionales, y el desequilibrio anotado por el premio nacional de Ciencias Sociales es una consecuencia de problemas de la economía interna, incidiendo muy poderosamente la paridad cambiaria.
Superciclo en el precio del cobre refinado BML 2006-2012
(Fuente: Bloomberg. En US$/lb)
Año | Promedio | Año | Promedio | Año | Promedio |
2006 | 3,049 | 2009 | 2,336 | 2011 | 3,996 |
2007 | 3,229 | 2010 | 3,418 | 2012 | 3,605 |
2008 | 3,155 |
La cotización del cobre descendió hasta finalizar 2012 menos que otros commodities. La cotización del carbón de coque, utilizado en la producción de acero, se redujo un 43% con relación a 2011. La del aluminio 28% desde 2007. “Los precios de los metales y sus ingredientes –constató The Wall Street Journal– se han precipitado en los últimos años conforme la economía global se ha debilitado y el insaciable apetito de China por estos commodities se ha moderado” (18/01/13).
China fue la primera gran economía mundial y el único de los Bric que revirtió en 2012 el proceso de desaceleración global. La desaceleración de Brasil, por ejemplo, condujo a su economía al menor nivel de crecimiento dentro de este grupo de países. En el tercer trimestre de 2012 solo aumentó 0,6%, estimándose que su incremento promedio anual fue de 1%, muy por debajo del 7,5% en 2010 y el 2,7% de 2011. Su bajo nivel de actividad repercute negativamente en la economía chilena, ya que es uno de los mayores mercados para las exportaciones desde el país. Por tanto, fue un factor que jugó en contra del crecimiento interno.
Desde luego, poner atención en la evolución de las potencias emergentes no significa que el mundo industrializado tenga una incidencia secundaria, dado que sus mercados siguen teniendo una importancia global muy grande y sus avances tecnológicos y científicos poseen una gran repercusión mundial. Por ello, continúa siendo importantísimo que acontezca en la crisis de la eurozona o si EE.UU. sigue siendo golpeada o no por su parálisis política[1]. Pero, inciden al mismo tiempo otras fuerzas que en la coyuntura actual, por ser Chile un país dependiente en un alto porcentaje de las exportaciones de commodities, adquieren una repercusión aún mayor.
El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, destacó al hacer un balance de la administración Piñera, la cual calificó como “un trienio económico notable” que “el crecimiento fue 3,7 veces la inflación. Esta es –recalcó la mayor combinación crecimiento-inflación en al menos medio siglo y probablemente en la historia de nuestro país. En el mundo –subrayó-, entre los países que crecen más que el nuestro, solo China supera a Chile (3,9 veces)” (13/01/13). ¿Por qué el IPC fue tan bajo, negando las reiteradas afirmaciones de que el país se encontraría frente a presiones inflacionarias debido al alto nivel de la demanda interna? En 2012, fue de solo 1,5%, el menor registro desde 2009 cuando se produjo por la recesión una caída en los precios (-1,4%). Un índice negativo, de -0,5%, se registró en los precios del sector transable, que está conformado por aquellos productos que se pueden comercializar internacionalmente. En ello incidieron el bajo nivel de la inflación a nivel mundial, o sea un factor externo, y la apreciación del peso, en lo cual influye que las políticas monetarias expansivas de grandes bancos centrales han aumentado extraordinariamente sus masas monetarias, haciéndolas depreciarse, lo cual conduce a la revaluación de las monedas de muchos países, entre ellas el peso chileno.
Esta no es la única incidencia externa en su apreciación. Influye también fuertemente el ingreso de inversión de cartera para aprovechar el diferencial de tasas de interés entre el nivel elevado que mantiene el Banco Central chileno, que estimula de esta manera la de revaluación del peso, y las tasas reducidas que tienen los bancos centrales de la generalidad de las economías industrializadas, incluso a veces con porcentajes reales negativos.
Por su parte, la inversión extranjera directa (IED) alcanzó en 2012 un nivel récord. Hasta noviembre ya habían ingresado US$24.221 millones, monto un 40% superior al de todo 2011, cuando ya llegó a un nivel sin precedentes. ¿Cómo explicarse esa suma tan alta? En primer lugar, por las rentabilidades que están obteniendo, dirigiéndose prioritariamente a la minería, participando así en la explotación de recursos naturales existentes en el país, cancelando montos bajos por hacerlo, y luego al sector energético, donde se les garantiza un nivel de ganancias. Son, por tanto, ventajas dadas por las autoridades desde los años de dictadura. Paralelamente influye la inestabilidad existente en muchos países. “En medio de una crisis internacional –señaló Matías Mori, vicepresidente del Comité de Inversiones Extranjeras-, Chile no solo está recibiendo mayores flujos de inversión extranjera, sino que cobra una relevancia cada vez mayor en nuestro PIB. La tendencia -añadió eufórico- nos consolida como líder de América Latina y a nivel global” (17/01/13).
Evolución de la IED 2003-2012
(Fuente: Banco Central. En millones de dólares)
Año | Monto | Año | Monto | Año | Monto | Año | Monto |
2003 | 4.334 | 2006 | 7.426 | 2009 | 12.887 | 2011 | 17.299 |
2004 | 7.241 | 2007 | 12.574 | 2010 | 15.373 | 2012 (*) | 24.221 |
2005 | 7.097 | 2008 | 15.518 |
(*) A noviembre
La conclusión es clara, la economía chilena está, no podría ser de otra manera, acoplada y su evolución depende de un porcentaje importante del curso global.
Por Hugo Fazio
El Ciudadano
[1] Véase, Carta Económica 06/01/13.