Parecen contar frecuentemente con jurados comprensivos que entienden cuán propensos son a verse envueltos en escándalos sexuales
Corría el año 2017 y Robinho, entonces exjugador del Real Madrid, era condenado a nueve años de prisión por el delito de violencia sexual. ¿La culpable? Una mujer que denunció al brasileño como uno de los varios hombres que la violaron en una discoteca de Milán en 2013, cuando el jugador representaba al Milan club insignia de esa ciudad, así lo reseña el medio de comunicación Telesur.
Los futbolistas parecen contar frecuentemente con jurados comprensivos que entienden cuán propensos son a verse envueltos, casi sin saber cómo, en escándalos sexuales… La ejecución fue más predecible.
Robinho presentó un recurso judicial y, desde entonces, aunque evita pisar Italia, aguarda la decisión en libertad. Al momento en que la justicia decidió permitirle ese beneficio, el delantero tenía en su historial la denuncia de otra joven de 18 años a la que presuntamente había violado en otra discoteca de otra ciudad.
No importaba. Ese caso se había desestimado.
En junio pasado, el también delantero Neymar engrosó la lista de futbolistas acusados de violación considerados inocentes de los cargos. En su caso, con un plus.
El ofensivo del PSG pasó de acusado a víctima de extorsión después de que su padre afirmara que representantes de una joven brasileña con la que había mantenido “sexo consentido” lo contactaron para exigirle dinero a cambio de silencio.
Neymar dijo que todo era una trampa. La modelo que lo señaló como responsable de cometer el delito sexual fue acusada a nombre de la Policía Civil del estado de Sao Paulo por falsa denuncia y extorsión contra el deportista.
Neymar salió limpio, incluso, de emplear su dinero en sobornos. No se puede decir lo mismo de otros, como el portugués Cristiano Ronaldo, sobre quien sí pesa la sospecha de acceder a comprar discreción.
En 2018, una estadounidense lo acusó de haberla violado en 2009 en Las Vegas y luego callarla con 375 mil dólares. Los abogados de la denunciante demandaron para anular el pacto, acción seguida por la reapertura de la investigación policial. Sin embargo, después de la oleada de titulares sensacionalistas, poco se ha vuelto a saber del caso.
“Mutuo acuerdo”, esgrimió el cinco veces ganador del Balón de Oro, cual salvoconducto y, quizás porque el posible delito habría ocurrido en la “ciudad del pecado” parece que el mundo ha perdonado o, al menos olvidado, el proceso.
Si esos “olvidos” suceden ahora, que el entorno mediático es más rico, ¿cómo sería en 1998, cuando un tribunal holandés desestimaba los cargos contra Patrick Kluivert y tres amigos, acusados de forzar sexualmente a una mujer?
La que no lo olvidó, al menos entonces, fue la presunta víctima. Insistió en el 2000, en un momento en que Kluivert ya se desempeñaba en el Barcelona, interponiendo una demanda por daños y perjuicios.
¿El desenlace? El zaguero sería exculpado de forma definitiva del presunto delito de violación y, hasta nuestros días, nadie recuerda que alguna vez pesó sobre él.
Uno de los casos más recientes es el del mexicano José de Jesús Arellano, prófugo tras haber sido acusado de violación en 2017, nada menos que por una sobrina de 16 años.
La estrella del club Rayados, exjugador de la selección de su país, finalmente fue detenido en mayo de este año como presunto responsable del delito, aún no ha sido juzgado.
Muchos otros han protagonizado hechos similares. Mientras a algunos como el brasileño Brandao les han archivado el caso por incoherencias y contradicciones de las denunciantes, a otros, como el holandés Robin van Persie, no les han abierto juicio a falta de suficientes pruebas. En cualquier caso, han sido absueltos.
Unos pocos, como el también brasilero Mancini, exjugador del Inter y del Roma, fueron condenados efectivamente e, incluso, en ciertos caso, han purgado prisión para luego ser liberados en una segunda instancia que anula el primer juicio, como le ocurrió al galés, exmiembro del Manchester City, Ched Evans.
Pero, sin dudas, son la excepciones que confirman la regla. Una regla casi milagrosa, no escrita, no expresa, que parecen entender juzgados de todo el mundo, ahora como hace 20 años.
Cortesía de TeleSUR
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