La UDI, Von Baer y el binominal

Nuevamente el binominal en el debate político- legislativo de Chile

La UDI, Von Baer y el binominal

Autor: LLaguno

Nuevamente el binominal en el debate político- legislativo de Chile. A fines de enero ha sido derrotada otra iniciativa para modificar el régimen electoral. Ahora, fue el Senado el que enterró las aspiraciones opositoras. Los intentos ya superan más de 20.

La iniciativa derrotada –por segunda vez- buscaba modificar el binominal por medio de tres artículos. El primero, establece que “en las elecciones de diputados y senadores se empleará un procedimiento que dé por resultado una efectiva proporcionalidad en la representación popular, así como una adecuada representación de las regiones del país.” Luego,  suprime la expresión “120”; y finalmente, agrega una disposición transitoria que indica que la nueva normativa “deberá dictarse en el plazo de un año a contar de su publicación en el Diario Oficial”.

La historia de este proyecto muestra que fue derrotado –la primera vez- en la Cámara de Diputados en diciembre del 2005. La iniciativa fue rechazada por 59 votos a favor –se necesitaban 69-, 1 voto en contra, y 39 abstenciones. Ante estos hechos, el Presidente hace uso de la insistencia y vuelve a enviar el proyecto al Senado. Luego de un debate sobre la constitucionalidad de la insistencia en temas constitucionales y la resolución del Tribunal Constitucional se procede a votar la reposición de la iniciativa y su posterior discusión en la Cámara de Diputados.

Este hecho, ocurre el 22 de enero del 2013. Ocho años después de su primera derrota. La votación de los Senadores es de 23 votos a favor –se necesitaban 25-, 13 en contra y dos abstenciones. Nuevamente no había quórum y el proyecto había sido derrotado.

¿No será el diseño de negociación que se ha usado para avanzar en esta reforma política, lo que está impidiendo llegar a los acuerdos necesarios para su modificación? Es evidente, que se trata de un tema estrictamente político y que define los equilibrios de poder al interior del Estado; pero, también resulta evidente observar que las maneras de abordar el tema no han sido las adecuadas.

Hay que poner atención, por tanto, en los “diseños de negociación” que hagan posible un diálogo eficiente que genere las condiciones para modificar el binominal. Las primeras pistas para avanzar en esa perspectiva se encuentran en “lo que dicen” los actores involucrados. Por ello, los discursos de los senadores el día de la votación son una buena referencia para identificar las vías y los caminos más despejados para avanzar y desbloquear las inercias y tensiones que se manifiestan en torno al binominal.

Las reflexiones de la senadora Von Baer son fundamentales para entender la postura que la UDI tiene en materia de cambio electoral. De hecho, su discurso logra articular política y teoría de modo que sus análisis y definiciones político-ideológicas son un referente para el gremialismo en materia electoral.

Para Von Baer, la discusión sobre el régimen electoral deber ser en “serio y de verdad”; y, sobre aspectos de fondo. ¿Cuáles son los argumentos de fondo? Para Von Baer, son tres: el objetivo de la reforma, el sistema electoral a implementar y el proyecto a debatir. Veamos.

¿Qué sistema electoral va a reemplazar al actual? Esta, es la primera pregunta que hace Von Baer. “Algunos senadores dicen que quieren cambiar el binominal… les digo okay, pero debemos sustituirlo por algo… ¿cuál es la alternativa?”

La respuesta política se encuentra en la teoría de los sistemas electorales. En ese contexto, afirma que “hay dos tipos: el mayoritario, que postula que gana aquel que obtenga un voto más… lo que se busca con él, es generar mayorías. Y el segundo tipo son los sistemas proporcionales”.

Por tanto, hay dos opciones: ¿proporcional o mayoritaria?  Aquí, surgen no sólo las primeras diferencias entre los actores políticos del país, sino también uno de los elementos principales a resolver para avanzar. No sólo hay visiones distintas, sino también propuestas diversas que han comenzado a circular desde el 2005.

Como una forma de debilitar las argumentaciones en favor de un sistema proporcional, Von Baer afirma que los que prefieren un sistema proporcional buscan “representar proporcionalmente a la población”. Para luego, mencionar que “resulta imposible en una democracia tener a todas las personas en un Congreso, porque son muchas”. Seamos serios y digamos la verdad: lo que para la senadora no es posible, en rigor, sí lo es.

Interesante: para la senadora “resulta imposible… representar proporcionalmente a la población”; es decir, la proporcionalidad efectiva no es posible. Por tanto, sólo sería realizable un sistema proporcional con grados de proporcionalidad: más y/o menos proporcionales.

Esta referencia no sólo es relevante para rechazar el proyecto en votación, sino también para poner una cuña político-teórica al afirmar que “el sistema binominal es proporcional, porque entrega los escaños por proporción… cuando aquí se plantea: Cambiemos el sistema binominal por uno proporcional, yo lo encuentro raro, porque estamos cambiando un sistema proporcional por uno proporcional… podríamos hacer una cosa muy divertida: seguir con el binominal, porque es un sistema proporcional”. Por tanto, “cuando hablamos de reemplazar el binominal… debemos saber por cuál lo vamos a reemplazar”.

Todos lo saben: Von Baer y la UDI son partidarios de un sistema mayoritario. Si bien, algunos se han declarado defensores de un sistema uninominal, saben que en ese esquema la derecha perdería mucho poder parlamentario. No sólo el gremialismo es partidario de la fórmula mayoritaria, sino también los dos presidenciales del sector; mientras, Golborne afirma que “no me gusta el proporcional… y que el binominal no es su problema”, Allamand ha insistido en que es partidario de fórmulas mayoritarias.

El proyecto de Ley. ¿Qué es lo concreto que se discute en la ocasión? Para Von Baer, la iniciativa dispone que el binominal “lo estamos cambiando por lo que dispone este proyecto… en el que se sostiene que: se empleará un procedimiento que dé por resultado una efectiva proporcionalidad en la representación popular».

Acá, esta la esencia de su rechazo. A la UDI no le gustan los sistemas proporcionales; menos, si son de una proporcionalidad efectiva. Por ello, interpela a los senadores –sobre todo, a los de regiones- a que tengan claro que “cuando se vota un proyecto se hace no respecto de algo general («cambiemos el binominal»), sino sobre una iniciativa específica. Y quienes votan hoy a favor le dan curso a la tramitación de este proyecto, y no de otro”.

La principal consecuencia de este proyecto la ubica en la regionalización; es decir, en los efectos negativos que tendrá sobre la representación de las regiones en el Congreso. En efecto, “una representación más efectiva de la población” va a generar una fuerte concentración de la representación en torno a la Región Metropolitana, de Valparaíso y del Bio-Bio. Según Von Baer, el proyecto va en contra de la regionalización: “tenemos que romper con el centralismo… debemos avanzar en la regionalización. Por lo tanto, no considero adecuado votar a favor de un proyecto que plantea que la representación de las otras Regiones será menor”.

El planteamiento de Von Baer en torno a la regionalización es sólo aparente. En rigor, son otros los aspectos de fondo que conducen a su defensa del binominal. De hecho, si se quiere poder político para las regiones, los caminos comienzan con la elección directa de los Intendentes.

Aquí, surge una tercera variable a tener en cuenta a la hora de definir y tramitar una reforma electoral. En efecto, todo cambio electoral debe tener claridad sobre los objetivos de la reforma.  Por ello, la senadora hace un llamado a ponerse “de acuerdo acerca del efecto que queremos generar”.

Por tanto, hay que definir y consensuar el objetivo de la reforma electoral: ¿qué se busca?; ¿mayor representatividad y/o mayor estabilidad-gobernabilidad?, ¿muchos partidos o poco partidos?, ¿partidos grandes o partidos chicos?, ¿partidos más ideológicos o pragmáticos?, ¿resolver los problemas actuales de la democracia?, ¿hacer real un hombre, un voto?, ¿lograr la igualdad política del voto para cada ciudadano?, ¿representar a las regiones?, ¿generar empate legislativo perpetuo?

¿Qué podemos destacar de este discurso para un debate “efectivo y eficiente” para modificar el binominal?

En primer lugar, hay que saber ¿cuál es la disposición para dialogar y avanzar hacia una reforma electoral en la UDI en general y en Von Baer en particular?

Para la senadora siempre el gremialismo ha estado dispuesto a dialogar y discutir. En efecto, “debemos debatir acerca de ello cuantas veces los distintos sectores políticos lo estimen conveniente. ¡Discutámoslo!»

Pero, ese diálogo se debe fundar en tres condiciones: identificar y consensuar los objetivos de la reforma, definir, en consecuencia, el tipo de modelo electoral que se ajusta a esos principios, y redactar un proyecto de ley que materialice objetivo político y fórmula electoral.

Las dificultades y el futuro del debate. Avanzar hacia un cambio electoral en perspectiva proporcional parece algo complejo y difícil de lograr en el actual escenario político del país. ¿Qué fórmula en términos políticos dejará contentos a todos o a los más?; ¿quién ganará o perderá?  No se ve buen pronóstico. Ya lo hemos dicho; no hay cambio al binominal en este gobierno ni en esta legislatura. Si ocurre, no será para usarlo como mecanismo para definir el próximo parlamento.

Las fuerzas políticas son diversas; y, por tanto, sus intereses. Y, por ello, estas definiciones se van a tensar –necesariamente- con las convicciones y objetivos de los otros actores. Hay divergencia en todo: los objetivos de la reforma, la fórmula concreta y su expresión en un proyecto de ley. Más de 20 años de discusión e intentos frustrados para estar en el mismo lugar que en marzo de 1990.

Seamos optimistas: estamos mejor. En efecto, hoy es más posible que antes, avanzar en una reforma electoral; aun cuando, muchos ya no le creen a la derecha.

Una comisión transversal y una especie de híbrido que combine lógica proporcional y mayoritaria, parecen ser hoy las claves para una salida al impasse que enfrenta hoy la reforma electoral.

Por González Llaguno


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