Adecuada resulta la metáfora que proyecta el nombre del debut en largo del cuarteto Enjundia. Porque en “Por los vivos y los difuntos” se dan la mano sonidos tradicionales de la región chilena con los aires del rock progresivo de espíritu sicodélico; un cruce de materiales que se abordan con tino, y que confirma el aporte que pueden hacer las sonoridades del norte, del centro y de wallmapu a la búsqueda de un rock que mira al pasado con alas abiertas y ansias de desenterrar lo que muchas veces parece olvidado.
Tal como Chile es largo y variado, los influjos musicales y culturales son diversos y varias veces yuxtapuestos. Desde el canto a lo poeta –con la guitarra traspuesta incluida-, las cadencias y vientos de la música andina y el ritmo centrino (el 6/8 cuequero, específicamente), las flautas chinas y la trutruca. Si bien puede parecer una mezcla sospechosa, los resultados sorprenden por la cohesión y naturalidad con que resuenan.
Podría trazarse una red que incluiría a Los Blops, Jaivas, Congreso y Amon Duul II. Si bien los momentos progresivos son constantes, no se cae en efectismos ni virtuosismos gratuitos y “Por los vivos…” se presta a la labor pedagógica a la par que indiodélica, sin dejar nunca de lado el justo espacio para tomar posición política. Todo lo que sobra en otras producciones nacionales aquí está en su justo equilibrio y si bien estilísticamente no hay rarezas, la integración y el diálogo temporal y espacial dejan entrever un camino que puede desembocar en nuevos hermosos paisajes en futuro próximo.
ENJUNDIA
“Por los vivos y los difuntos”
Autoedición
CD, 2012
Por Cristóbal Cornejo
El Ciudadano
Publicado en El Ciudadano nº 137, 1º quincena diciembre 2012