La presentación en vivo de Gepe en la Feria Pulsar pasada da luces sobre lo que podemos encontrar en esta nueva entrega del niño estrella del pop nacional: sobre el escenario un cello, un teclado vintage, Daniel Riveros (o Gepe) a la batería, PedroPiedra en la guitarra y un grupo de bailarines enfrascados en trajes de carnaval andino (chinas supay, diablos, figurines, osos); es decir, un pastiche que, aún con tanta recarga, no pasa de ser un electro-pop insulso, con ciertas pretensiones generacionales y clasemedieras (“Con un sólo zapato no se puede caminar”) y, por cierto, de proyecciones relativamente comerciales (nunca negativas per se).
Lo que abofetea no es la mezcla desatada ni el tratamiento anodino que se da a sonoridades latinas, sino esa pose tierna e infantil (“Fruta y Té”) que no logra esconder la calculada dirección de los pasos que se dan y los materiales con los que se trabaja. Todo lo que en algún momento pudo destacar a Gepe como un compositor único y dispuesto a la aventura ha decantado en formas que permiten su consolidación a nivel mediático, masivo, internacional; paradojas de la música popular que sólo contadas excepciones logran conjugar de manera equilibrada.
Esta vez la mano viene cargada a los ritmos bailables y buena onda (“Bailar bien bailar mal”), basados en la electrónica, y la evocación de ciertas fórmulas de la música llamada andina, lo que, casi siempre no llega a ser más que una anécdota (salvo en “Bomba Chaya”, quizás el más logrado acercamiento). Cuando más natural se percibe es cuando retoma un camino menos hiperventilado, en “Campos Magnéticos”, por ejemplo, aún cuando su letra esté lejos de los momentos más inspirados de “5×5” o “Gepinto”.
La masividad y éxito de Gepe han ido en relación inversa a la calidad creativa de sus propuestas musicales. Quizás me perdí en sus nuevos caminos o no entendí nada, pero habiendo tanta música, seguramente es mejor gastar el tiempo en otros discos.
GEPE
“GP”
Quemasucabeza
CD, 2012
Por Cristóbal Cornejo
Publicado en El Ciudadano nº 137, 1º quincena diciembre de 2012