Denuncian que autoridades chilenas impiden encuentro de menores venezolanos con su madre residente en Chile

Viajaron con su tío desde su país de origen

Denuncian que autoridades chilenas impiden encuentro de menores venezolanos con su madre residente en Chile

Autor: Daniel Labbé Yáñez

Tres niños venezolanos -de 9, 11 y 15 años- permanecen desde la noche del martes varados en la zona fronteriza de Colchane, luego de que las autoridades chilenas no autorizaran su ingreso por no contar con la visa de responsabilidad democrática, según informa Edición Cero. El medio añade que los tres hermanos portan cédula de identidad y permisos notariales de sus padres, mientras que su madre -la periodista Karina Martínez- vive en Chile desde 2017 y cuenta con visa profesional.

Los niños viajan acompañados por un tío que también porta su respectiva visa y su objetivo es acompañarlos para que puedan reunirse con su madre que, como detalla Edición Cero, «se encuentra desesperada por la situación que afecta a sus tres hijos, pues su único anhelo es reunirse como familia».

El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Tarapacá, encabezado por su delegada regional, Lorena de Ferrari, aunque no ha entregado una información oficial sobre el tema, está realizando gestiones en los distintos organismos competentes.

Karina Martínez, madre de niños venezolanos

Por su parte, el Movimiento Acción Migrante (MAM) calificó el hecho como «gravísimo» y llamó «a todas las autoridades competentes y a las organizaciones de la sociedad civil a expresarse a la brevedad para solucionar la reunificación familiar de los tres hermanitos venezolanos».

La entidad que vela por el bienestar de los migrantes declaró que esta lamentable situación es «consecuencia de las políticas anti inmigración -sin el más mínimo criterio- de autoridades chilenas que nos les permitieron reunirse con su madre que está viviendo legalmente en Chile».

«Cuando la crueldad toca a los niños y las niñas, una sociedad debe detenerse a reflexionar sobre la misma. No hacerlo implica acostumbrarse a prácticas racistas como si estas fueran parte de la vida diaria», apuntó el MAM. 


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