El experto ecuatoriano analiza las declaraciones de Lenín Moreno en las que responsabiliza de forma abierta a su predecesor y al actual gobernante venezolano como responsables de las manifestaciones que ocurren en el país
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, acusa de golpismo al exmandatario Rafael Correa (2007-2017) y al líder venezolano Nicolás Maduro para crear un «ambiente de temor» y ocultar la masiva desaprobación social que afronta, dijo el politólogo ecuatoriano Juan Paz y Miño.
«Esto es una estrategia del Gobierno de Moreno para tapar la desaprobación social; es una estrategia gubernamental para deslegitimar esta enorme movilización social», dijo el experto. Paz y Miño, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y exvicepresidente de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe, agregó que Moreno intenta «crear un ambiente de temor, imponiendo la idea de que el país, de la mano de Correa, estaría en el mismo camino que Venezuela».
Moreno afirmó el 7 de octubre que la violencia y saqueos que han ocurrido en los últimos días en el país en medio de manifestaciones contra medidas económicas del Gobierno son un intento de golpe de Estado organizado por Correa y Maduro. «Lo que ha sucedido estos días en el Ecuador no es una manifestación social de descontento ante una decisión de Gobierno; no, los saqueos, el vandalismo y la violencia demuestran que aquí hay una intención política organizada para desestabilizar el Gobierno y romper el orden constituido», afirmó.
En cadena nacional, el mandatario agregó que «en las imágenes es evidente que los más violentos, aquellos que actúan con la única intención de agredir, dañar, son individuos externos, pagados y organizados». «¿Creen ustedes que es coincidencia que Correa y [el excanciller Ricardo] Patiño hayan viajado al mismo tiempo hace pocas semanas a Venezuela? El sátrapa de Maduro ha activado junto con Correa su plan de desestabilización», dijo.
Paz y Miño opinó que lo que pretende Moreno con estas declaraciones es «desconocer y deslegitimar» las movilizaciones, que rebasan la fuerza del partido de Correa, denominado Revolución Ciudadana (izquierda). «Me parece que es una estrategia comprensible desde las filas oficiales acusar al movimiento de Correa de ser el que está orquestando un golpe de Estado, porque suena fuerte hablar contra el correísmo», afirmó.
El analista sostuvo que es una estrategia política que puede dar buenos réditos, pero indicó que es importante «recordar que no fue Correa ni Maduro quienes suscribieron el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional [FMI]». «La responsabilidad de estas medidas la tiene el Gobierno» de Moreno, subrayó.
Todas las medidas anunciadas por el Gobierno, en el denominado «paquetazo«, se enmarcan en un acuerdo con el FMI. Ecuador afronta dificultades fiscales y de endeudamiento externo, por lo que buscó la ayuda del FMI firmando un préstamo por 4.200 millones de dólares este año, que incluye reformas y ajustes de gasto.
Tras el anuncio de las medidas el 1 de octubre, entre ellas la eliminación de los subsidios al combustible, transportistas convocaron un paro general al que se sumaron otros sectores. Las protestas se intensificaron el fin de semana, con cientos de detenidos, lo que llevó a Moreno a adoptar estado de excepción.
El 7 de octubre las comunidades indígenas iniciaron una marcha hacia Quito para sumarse a las manifestaciones, y fueron recibidas con gases lacrimógenos por la Policía. En ese marco, Moreno anunció el mismo día que el Gobierno se mudaría temporalmente a la ciudad de Guayaquil (oeste). «Esa decisión demuestra la debilidad que tiene el Poder Ejecutivo para enfrentar las protestas», sostuvo Paz y Miño.
«La verdad es que existe una movilización enorme, importante; la ciudad de Quito, que es en donde yo vivo, está tomada absolutamente, está paralizada a tal punto que el estado de excepción continúa y el Gobierno ha suspendido clases para escuelas, colegios e incluso universidades en todo el país», indicó. Pese a las críticas, Moreno aseguró que no dará marcha atrás con las medidas económicas.
Cortesía de Sputnik
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