Este viernes 22 de febrero nos enteramos, con estupor e incredulidad, lo acontecido en Santiago con el dirigente Juan Pablo Jiménez presidente del Sindicato de la Contratista AZETA, el cual resultó muerto de un balazo en la cabeza en extraña situación el jueves 21 a las 15:30 de la tarde al estar realizando tareas sindicales. Con el pasar de las horas, y tras corroborar el asesinato del compañero, se nos vinieron a la cabeza los malos recuerdos de un pasado triste que buscamos que quede atrás, pero que tras este acontecimiento se nos hizo muy presente, haciendo peligrar enormemente la paz social.
No tuvimos el gusto de conocer directamente a Juan Pablo, pero de todas formas lo consideramos parte de esta familia sindical. Familia integrada por personas con un fuerte sentido de servicio y entrega a los demás, a sus similares, a sus compañeros trabajadores y sus familias. Personas que muchas veces arriesgan su estabilidad laboral, su propia carrera por el simple deseo de que se haga justicia con sus compañeros y se les dé un trato humano y digno, pero que están muy cerca del desamparo total, tanto ellos como sus familias, tras cualquier desgracia que pueda ocurrir.
Ahora, tras estos hechos es que exigimos que se aclare lo ocurrido lo antes posible, para lo cual el Estado, a través del Ministerio del Interior, tendrá que poner a disposición todos los instrumentos que posea para que ello se concrete, con total premura, transparencia y eficacia, no dejando ninguna duda de lo acontecido y generando la necesaria justicia a nuestro compañero, sea quien sea el o los culpables. De esa manera podremos quedarnos en algo tranquilos, pues si se aclara el crimen eficaz y transparentemente y se imparte justicia se logrará descomprimir el tensionante y beligerante clima generado, dando tranquilidad y el claro mensaje de que no se aceptará ninguna situación criminal jamás. Esto es necesario, pues aunque todo fuera un lamentable accidente de una “bala loca”, si no se aclara y no se encuentran culpables, da pie a cualquier loco, a tener la loca idea, de resolver locamente sus problemas sindicales de esa forma. No queremos una colombización de las relaciones empresario-sindicales en nuestro país y no queremos más desamparo a nuestros dirigentes que mucho entregan como para quedar en tal situación sus familias tras hechos con estas consecuencias.
Esperamos pronto, como todos los trabajadores, tener noticias aclaradoras de esto, mientras tanto nuestra organización y todos los sindicatos que la componen permanecen en atentos a los acontecimientos esperando que se haga todo, por parte del Estado, para impartir justicia. En caso contrario no nos quedará otra opción de movilizarnos esperando sensibilizarlo con este caso.