Después de siete días de bloqueos a las vías y varios heridos en los enfrentamientos entre el Esmad (Escuadrón Móvil Anti Disturbios) y los cafeteros en huelga por una de las peores crisis del sector en toda su historia, el Gobierno decide ceder para ponerle fin al paro nacional cafetero al cual se han unido los cacaoteros y los camioneros. Sin embargo la solución no está en curaciones momentáneas; el café, uno de los principales y más importantes sectores de la economía colombiana, está sufriendo las repercusiones de una economía desprotegida por los Tratados de Libre Comercio y el desfalco de los diferentes gobiernos a las arcas que llenaron con tanto esfuerzo los cafeteros para proteger su futuro por más de 150 años. Este es un futuro oscuro y sin azúcar para el producto icónico de Colombia.
UNA NACIÓN CONSTRUIDA SOBRE UN GRANO DE CAFÉ
El café vino a Colombia por Venezuela y fue cultivado por primera vez en los Santanderes. La especie que se trajo aquí era un tipo de café arábigo más suave que el grano de café amargo que se conoce. El país recién nacido estaba en ruinas y la economía colonial basada en la minería tuvo que ser puesta al servicio de la causa independentista. Es así como el café aparece en el panorama nacional como un cultivo milagroso que echó raíces en las pronunciadas laderas de nuestras cordilleras y sustentó el futuro germinante de la actual República de Colombia. El café promovió la colonización de antiguos terrenos coloniales vírgenes y modernizó al país en cuestiones de transporte de mercancías y construcción de ciudades. Alrededor del café se originó la cultura de la arriería, de la fonda, de la mula, el carriel, el poncho y la trova. Lo que llamamos la “cultura paisa” se fundó en el sustento que ofreció esta economía de monocultivo que puso al café como mesías de todas las familias que abrieron la montaña para sembrar el grano de oro.
A pesar del fuerte conflicto colombiano que aqueja al país por más de 60 años y la tragedia que ha vivido el campo por ese tiempo, el café ha seguido manteniéndose como uno de los principales renglones de la economía nacional.
Aprovechando el tiempo de bonanza, los cafeteros acordaron la destinación de un monto para un Fondo de Ahorros en caso de que el precio del café bajara o se afectara la producción por culpa de la roya o una ola invernal.
Ahora, afectados tanto por un brote de roya de la anterior ola invernal, la baja de precios internacional y la introducción de café importado producto de los tratados de libre comercio firmados por Colombia con diferentes países, los cafeteros encuentran que el dinero destinado para su ayuda ha sido gastado y que el Gobierno y las directivas de la Federación Nacional de Cafeteros llaman “egoístas” y “mendigos” a quienes exigen un trato justo por el esfuerzo que han gastado para sacar adelante a sus familias y a todo un país.
“NO APOYAN EL CAFÉ, TOCARÁ SEMBRAR COCA”
La petición de los cafeteros es simplemente la de tener garantías para producir y no salir perdiendo en la competencia. Más de 600.000 familias colombianas se sustentan actualmente de la producción del grano pero éstas son las que salen perdiendo, lo que hace que no sea rentable su cultivo y que miles de cafeteros hayan tenido que cambiar de cultivo porque como decía uno de los cafeteros en las protestas: “ser cafetero es sinónimo de ruina”.
En los últimos cinco años la producción viene bajando de ocho millones de café a 7,7 millones de bultos de 60 kilos, quedándose atrás de otras economías exportadoras de café como Brasil y Vietnam. Lo que exigen es que haya un precio digno por el bulto de café que haga rentable su producción y la supervivencia de las familias cafeteras. Pasar de recibir 32,16 dólares por la arroba de café a recibir 388,4 dólares. Sin embargo el Gobierno no ve posible ese aumento debido a que “no puede hacer ese tipo de apropiaciones fiscales”, como lo afirmó el ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo. Así es como el pasado 25 de febrero el Movimiento por la Defensa y la Dignidad de los Cafeteros de Colombia convocó al paro nacional cafetero que sacó a las calles a más de 80.000 cafeteros en Antioquía, Santander, Tolima, Caldas, Risaralda, Quindío, Huila, Cauca y otros departamentos del país.
Pero el paro se avisaba con grandes truenos. El pasado 13 de agosto los cafeteros ya se habían movilizado por las mismas causas en la ciudad de Manizales –ciudad que el café levantó- y reunió a cerca de 12.000 caficultores. Luego convocaron a una gran movilización nacional que movilizó a 20.000 cafeteros y estos problemas fueron el centro de la discusión en el último Congreso cafetero celebrado el 28 de noviembre de 2012.
El pasado ‘Acuerdo para la Prosperidad’ organizado por el gobierno de Juan Manuel Santos dejó ver las grandes fracturas que aquejan al sector cafetero; unos caficultores cada vez más intranquilos y desesperanzados con la situación del café, un futuro incierto y la preocupación por el enfoque del Gobierno por tomar a la minería como principal motor de la economía del país. Con la anunciación del paro, el Gobierno actuó de manera indiferente, lo que les ha demostrado a los cafeteros que el compromiso del Presidente no es claro, aumentando la desconfianza, sobre todo cuando Santos se atrevió a negar la crisis actual en el LXXXVII Congreso Cafetero y llamó al actual paro “injusto, inconveniente e innecesario.”
Pero esta vez el paro fue de gran magnitud y le demostró al Gobierno el gran nivel de descontento dentro del sector cafetero. El pliego de exigencias sintetiza lo que los cafeteros piden como garantía para que el producto nacional se salve. Estas son sus peticiones:
1) El precio justo de sustentación.
2) Reestructuración de pasivos pensionales.
3) Recursos frescos para capital de trabajo, con disminución de costos y requisitos de transacción.
4) Terminación de la importación de café de otros países.
5) Insumos de control de plagas y enfermedades, fertilizantes, maquinaria de beneficio y transformación libre de IVA, con créditos blandos.
6) Campañas de apoyo al consumo de café colombiano, ciento por ciento criollos, producidos, transformados y comercializados por los cafeteros de verdad.
Otras de las reivindicaciones de los cafeteros exigen una solución a las deudas bancarias, la democratización de la Federación Nacional de Cafeteros y la no implementación de la gran minería en zonas cafeteras.
EL TINTO AMARGO
Desde el primer día del paro los cafeteros tuvieron que enfrentarse a los desalojos de la policía que terminaron con una cifra de más de 60 heridos en todo el país. Los cafeteros haciendo uso de su derecho a la protesta bloquearon vías importantes que paralizaron a la nación y han provocado el desabastecimiento de alimentos en las principales ciudades. Los cafeteros expresan que es la única manera de ser escuchados y atendidos en sus demandas y que están dispuestos a seguir bloqueando y resistiendo porque no quieren volver a sus fincas sin una ganancia verdadera para el sector.
En las protestas se dejaron ver los desmanes de la fuerza pública y hubo denuncias de cómo el Esmad destruyó campamentos donde se alojaban los cafeteros y robaron parte de sus alimentos. También hubo reportes de un campesino muerto en el Huila y otro mutilado en el Magdalena Medio.
El Gobierno nacional al sexto día del paro decidió aumentar el monto de los subsidios de los cafeteros por hectáreas. Los caficultores con menos de 20 hectáreas cultivadas recibirían 63 dólares por carga de café mientras aquellos que posean más de 20 recibirán 52 dólares por carga. Sin embargo el Movimiento por la Dignidad Cafetera no ha afirmado que se haya levantado el paro y aún muchos caficultores bloquean varias vías del país. Además al paro se han unido otros sectores del escenario agrícola del país como los cacaoteros, los arroceros, los cultivadores de palma y otros sectores afines como los transportadores y los indígenas con igual número de reivindicaciones y exigencias para protestar ante el Gobierno. Los cafeteros dicen no levantar el paro porque no se sienten representados por quienes dirigen la Federación Cafetera y exigen su democratización. Por otra parte, están preocupados con que la diferenciación de subsidios por hectáreas no pueda solucionar el problema de la totalidad de todos los cafeteros. Si no hay un verdadero ánimo de diálogo y una propuesta seria que convenza y salve al campo colombiano, estamos ad portas de un gran Paro Nacional Agrícola como nunca se había visto en el país.
Esto en un ambiente de diálogos de paz del gobierno Santos con la guerrilla de las Farc que ha puesto en la mesa el problema agrario como uno de los puntos principales para la firma de la paz con justicia social. Si no hay una reforma real de las políticas agrarias, marchas, movilizaciones y bloqueos van a seguir viéndose durante los próximos meses y la represión no es la mejor manera de bajar los ánimos del pueblo indignado. Precisamente ese ha sido el motivo de la guerra fratricida que intentamos acabar y si el Gobierno quiere demostrar una verdadera intención de cambio debe primero hacer la paz con los colombianos y después con las guerrillas armadas. Ojalá este tinto amargo le haga sentir al Presidente el sinsabor del campesino que madruga todas las mañanas a trabajar sin que le pueda alcanzar lo que gana para sustentar a toda una familia.
FUENTES:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=164433
http://www.lanacion.com.co/2013/03/02/se-agudiza-situacion-por-paro-cafetero/
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=164672&titular=¡el-paro-cívico-nacional-cafetero-continúa!-
http://elsalmonurbano.blogspot.com/2013/02/cafe-cronica-de-muchas-muertes.html
http://elsalmonurbano.blogspot.com/2013/03/paro-nacional-cafetero-en-tolima.html
http://voxpopuli.net/el-paro-cafetero-y-sus-peticiones/
https://www.youtube.com/watch?v=C95qEYCo7es
Por Jean Paul Saumon
Manizales-Colombia
Fotografía de Camilo Toro García