Expertos aseguran que las bibliotecas sobrevivirán a la era digital

Su función social es imprescindible, señala una novelista

Expertos aseguran que las bibliotecas  sobrevivirán a la era digital

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

Dos escritores reivindican el papel de estos espacios en los que se almacena la sabiduría a través de los años y del papel.


Más de uno ha vaticinado la muerte del libro impreso, con la consecuente desaparición de librerías y bibliotecas que tienen en el papel el motor de su existencia.

Pese a ello, con el avance de la era digital otras voces se han atrevido a anunciar lo contrario, ante la realidad que nos muestra constantes ferias internacionales del libro, la sobrevivencia del libro usado y la reinvención de casas editoriales que siguen imprimiendo textos venciendo los más apocalípticos pronósticos.

A propósito de celebrarse este jueves 24 de octubre el Día Mundial de las Bibliotecas, una investigadora y escritora; y un periodista y poeta alzan las voces para reivindicar, desde  puntos de vista muy distintos, la presencia de las bibliotecas en la era digital.

Para Ana Merino, novelista y poeta. fundadora del programa Spanish MFA de la Universidad de Iowa, todas las bibliotecas son necesarias, por constituir el espacio donde se almacena la sabiduría en forma de libros y documentos.

En ellas se desarrollan múltiples actividades en torno a la lectura que cohesionan a una comunidad. Los centros docentes siempre necesitan de una biblioteca para dar plenitud al aprendizaje.

Los pueblos, las ciudades, los barrios apoyan a sus heterogéneas poblaciones con sus bibliotecas, dijo la escritora al portal de noticias El Cultural.

“Su función social es imprescindible y va más allá de lo que creemos. Me emocionan las bibliotecas rodantes, que recorren periferias urbanas y zonas rurales y revitalizan el espíritu de los lectores que aguardan su cita semanal impacientes”, agregó Merino.

“Las he visto llegar a los rincones perdidos del medio oeste americano con un cargamento de libros para prestar, ayudando a poblaciones en situación de riesgo.

Soy, además, una investigadora privilegiada que ha tenido la suerte de vivir sumergida en espectaculares bibliotecas universitarias con fondos maravillosos donde la labor tenaz de los bibliotecarios da sentido a mi existencia”. 

Afirma la escritora que el libro en papel es un formato duradero que no necesita actualizarse continuamente, a diferencia de los sistemas informáticos que son esclavos de los nuevos programas. 

“Cuando nos hablan de los fondos digitales se refieren a la capacidad que tienen determinadas bibliotecas para diseminar sus archivos y que estos puedan ser accesibles desde cualquier rincón del mundo que tenga internet”.

Pensar que la era digital borrará del mapa los libros de papel es confundir las dinámicas del conocimiento y el sentido social de las bibliotecas. Que ahora las bibliotecas se preocupen también por adaptar el formato de sus materiales a los lectores digitales y sus dispositivos no significa renunciar a la dimensión tangible de los libros y documentos originales.

El apoyo a las bibliotecas debería ser, al igual que a la educación, un tema de pacto de Estado. Los políticos de las democracias avanzadas, sean del partido que sean, no deben olvidar el espacio de sabiduría y compromiso social que representan las bibliotecas, señaló la novelista.

El amigo sobrio y el amigo borracho

Por su parte Juan Soto Ivars, periodista y escritor, comienza con un poco de humor al hablar del tema: “la biblioteca es un amigo sobrio de la cultura, internet es un amigo borracho. Sí, es más divertida, por supuesto. Pero si quieres recordar algo al día siguiente sabes con cuál de los dos te tienes que ir”.

Refiere el periodista que los neuropsiquiatras, psicólogos, psiconalistas y demás están de acuerdo, en que internet está matando nuestra memoria. La memoria nos permitió recordar cómo se domina a un lobo, cómo aparearlo con sus pares más tranquilos hasta obtener, hop, una raza de perros leales.

“Sé de lo que hablo respecto a la memoria porque soy adicto a internet. Hablo de no recordar el nombre del autor que ganó el Nobel ayer, de tenerlo en la punta de la lengua y notar cómo los dedos se deslizan hacia Google”, explicó Soto Ivars.

“Sé lo que es la atrofia, y por eso escribo contra internet y a favor de las bibliotecas. ¿Hipocresía? Más bien consciencia del vicio y sus consecuencias.

Si vas a ser un yonki (drogadicto), por lo menos asume los efectos secundarios. Internet no es la mayor biblioteca del mundo: hasta la biblioteca más pobre tiene criterios en su catálogo y una mesa silenciosa donde invocar a la concentración”.

Señala el escritor que lo que más le ha divertido siempre de los “apologetas” de internet es que las mejores odas al invento, las más creativas y futuristas, estaban describiendo algo tan antiguo como una biblioteca.

“La cultura libre y gratuita, las montañas de información, la posibilidad de usar un registro sencillo para acceder directamente a lo que nos interesa…

Lemas deslumbrantes para describir una tecnología que existe desde los tiempos de Asurbanipal” explicó.

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