Cuerpo calcinado encontrado en fábrica Kayser tenía tres orificios en el tórax

El 20 octubre, durante el primer día de toque de queda, se reportaron cinco personas fallecidas en un incendio ocurrido en la fábrica Kayser, en Renca. La versión oficial indicó que los cuerpos se encontraron «totalmente calcinados» en el segundo piso del inmueble, persistiendo hasta hoy las dudas respecto a sus identidades.

Uno de estos casos fue investigado por el medio Interferencia. Se trata de Joshua Osorio Arias, de 17 años, estudiante de segundo año medio. Su autopsia, como la de los otros cuatro fallecidos en la empresa, se llevó a cabo el 21 de octubre.

En el informe forense al que tuvo acceso Interferencia, se describe que el cuerpo del joven tenía tres orificios en el tórax, específicamente en la «parrilla costal posterior derecha, entre las costillas 10 y 11», lo que provocó también un daño en la costilla número 10 de Joshua, que presenta astillamiento y bordes irregulares. Así de irregular fue el procedimiento realizado por el Servicio Médico Legal, quien no midió los agujeros, señala el reportaje.

Pero los cuestionamientos no sólo vienen de parte de familiares. Desde el ámbito forense también hay más interrogantes que afirmaciones. Luis Ranaval, experto que se desplegó para el trágico incendio de la cárcel de San Miguel, aseguró al citado medio que el procedimiento del SML no fue correcto y advirtió que «los cadáveres no deberían ser sepultados hasta que no se revisen los informes de autopsia».

«Describe, pero no analiza los orificios en la espalda, no envía muestras para estudio de residuos de pólvora o de disparo. ¿Cuál es el origen de los orificios en el tórax, que ni siquiera se miden? (…) No se realiza ninguna descripción radiológica», señaló Ranaval.

Desde el lado profesional hay también otra opinión. Un forense que pidió reserva de su identidad, dijo a Interferencia que el informe «está bien» pues «el aumento de la presión hace que explote tanto el abdomen, como el tórax y/o el cráneo».

Ante esta hipótesis, Ravanal responde que sería «atípico que exista un orificio con una fractura aislada sin que se afecten simultáneamente el resto de las costillas expuestas a las mismas condiciones de calor y fuego».