Los autobuses con los jugadores del Flamengo brasileño y del club argentino River Plate fueron recibidos por una multitud de hinchas en Lima en la noche del 20 de noviembre, en vísperas de la final de la Copa Libertadores de América.
Los aficionados concentrados en la capital peruana viajaron desde distintos países para alentar a sus equipos en la final única del más importante campeonato del fútbol sudamericano, que se llevará a cabo el próximo 23 de noviembre en el estadio Monumental.
Lima fue elegida para albergar el decisivo partido luego de que Santiago, la sede original, quedara desestimada por los conflictos sociales que atraviesa Chile desde hace más de un mes.
Por otra parte la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) entregó a la Superintendencia Nacional de Migraciones de Perú una lista de 1.500 hinchas del club Flamengo de Brasil considerados peligrosos a fin de impedir su entrada al país para la final de la Copa Libertadores.
«Conmebol envió (una) lista de 1.500 miembros de la barra brava del Flamengo para evitar su ingreso al Perú», informó Migraciones. Acorde a la oficina los aficionados brasileños «fueron sancionados por el máximo ente rector del fútbol en la región por haber realizado actos de violencia durante un evento deportivo».
En las últimas horas más de 3.000 hinchas brasileños han cruzado la frontera entre ambos países por la ciudad amazónica de Iñapari, ubicada en el departamento peruano de Madre de Dios (sureste). Asimismo, se indicó que Migraciones ha reforzado los controles en las fronteras con Brasil, incluyendo los de la carretera Interoceánica Sur.
El martes, la Policía Nacional de Perú informó que 10.000 efectivos estarán encargados de vigilar la seguridad en la capital el día sábado, cuando el evento deportivo se lleve a cabo en el Estadio Monumental de Lima a las 15:00 hora local (20:00 GMT).
Lima fue designada como sede para la final única entre el equipo brasileño y el argentino River Plate, luego que la original de Santiago fuera desestimada por los conflictos sociales que sufre Chile.
Cortesía de Sputnik
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