Historia pública de un des-encuentro: Concertación 2.0 y ME-O

Desde finales del año pasado comenzaron algunos acercamientos entre los progresistas de ME-O y los sectores progresistas de la Concertación con el fin de explorar la posibilidad de avanzar hacia la unidad opositora

Historia pública de un des-encuentro: Concertación 2.0 y ME-O

Autor: LLaguno

Desde finales del año pasado comenzaron algunos acercamientos entre los progresistas de ME-O y los sectores progresistas de la Concertación con el fin de explorar la posibilidad de avanzar hacia la unidad opositora. Sin embargo, no hay que olvidar que el llamado a esa la unidad comenzó desde los primeros días de la nueva administración. De hecho, los progresistas han mencionado durante los últimos meses que desde “hace dos o tres años vienen pidiendo conversar”. Por ello, las actuales tentativas unitarias tienen ya una historia.

En ese camino y en vísperas de las municipales de fines de octubre esos intentos se intensificaron. Una vez terminada la jornada electoral ME-O hace un llamado a la unidad opositora y la Concertación 2.0 hace lo propio. Sin embargo, cada conglomerado tiene una demanda distinta. Desde entonces lentamente se fueron sucediendo declaraciones y encuentros que luego de cuatro meses y medio –entre noviembre del año pasado y mediados de marzo- han llegado a punto muerto. Pero, hay avances. Y lo saben.

A principios de noviembre ME-O hace un llamado a “todos los partidos políticos críticos con el actual sistema a levantar un acuerdo programático… y primarias abiertas y democráticas en senadores y diputados”. No obstante, insiste en que “el tiempo del diálogo ya se acabo”; y por tanto, en materia presidencial la primera vuelta es la primaria. La respuesta de la Concertación 2.0 no se hizo esperar. En efecto, Andrade y Walker invitan a los progresistas a participar en la primaria opositora –como organizadores y como competidores-.

A mediados de mes, ME-O manifiesta que no va concurrir a la invitación debido a que su demanda no ha sido bien recibida. En esa dirección, afirma que han respondido “que nada de eso ocurrirá. Por tanto, repetimos: la primera vuelta será una gran primaria… queremos un programa, primarias y respeto”. A fines de noviembre, ME-O insiste en las tres condiciones: “un programa de gobierno común, primarias parlamentarias y la disposición… de reunirse conmigo”.

En diciembre este “diálogo de sordos” no trae novedades significativas; ME-O se junta con José Antonio Gómez y la Concertación 2.0 comienza formalmente a organizar las primarias de junio. Como se esperaba ME-O no asiste al encuentro e insiste en que la primaria será la primera vuelta. Andrade, replica señalando que «no sé cómo habría que hacerlo… hemos utilizado todos los medios posibles… hay partidos que han tenido bilaterales con él y las invitaciones las hemos hecho por todas las vías posibles, en forma directa, a través de terceros».

Las razones porque ME-O no asiste a la “invitación” son evidentes cuando afirma que “ellos no me invitaron a ninguna primaria parlamentaria ni al programa”. En efecto, la Concertación 2.0 ha hecho una invitación para la primaria presidencial y ME-O ha planteado otro camino y afirmado que sólo lo han invitado a una “primaria trucha y de cartón”.  En la misma dirección, el secretario general del PROCamilo Lagos– se pregunta “¿a qué primarias nos invita Andrade o Walker?… Sin debate de ideas ni programa, sin extenderse a todos los distritos y circunscripciones, las seudo primarias que ofrece la Concertación no son sino primarias de cartón”. No obstante, ME-O dice luego de la reunión con Gómez a mitad de mes- estar “dispuesto a conversar y a construir puentes”.

A terminar el mes,  ME-O afirma que la Concertación se negó “de manera sistemática a debatir un programa de gobierno y a hacer primarias parlamentarias… ya es tarde para lograr un acuerdo… nos veremos en primera vuelta«. Finalmente, insiste en sus planteamientos políticos y estratégicos al afirmar que “quiero un acuerdo programático, pero ya no se pudo. No nos parecen aceptables los acuerdos por omisión que promueve el PC para las parlamentarias”.

Se observa, por tanto, que desde el primer momento surgen diferencias que no se han podido resolver. Mientras la Concertación pone el acento en la primaria opositora que conduce a candidatura presidencial única, los progresistas lo hacen en el programa y en la primaria parlamentaria.

MEO empezó el año con su buen posicionamiento presidencial en la CEP. De ese modo, se ratifica que ME-O es la segunda mejor opción opositora; no obstante, pierde con Golborne. Durante el mes de enero los progresistas comienzan a diseñar el programa, la lista parlamentaria y a posicionar sus ideas fuerza. Junto a ello, insisten en que la primaria será la primera vuelta presidencial y que no cree que la Concertación haga “primarias genuinas… y si las hay, serán de cartón”.

A su vez, la Concertación 2.0 decide –a mediados de mes y en el contexto de avanzar en el acuerdo parlamentario- que los candidatos de la oposición unida al parlamento “deben” apoyar al candidato presidencial que surja del sector. Si bien, con esa condición se pone otra traba para avanzar en un pacto opositor, se abre la posibilidad de avanzar hacia una lista parlamentaria unida de la oposición. Sin embargo, para  los progresistas “esa condición es una extorsión, porque tenemos nuestro propio candidato presidencial que cuenta con un proyecto país”; ¿cómo una candidato del PRO en una lista unitaria va apoyar a Bachelet y no a Marco?

Febrero fue el mes más intenso. Comienza con la ratificación de que hay candidato presidencial, programa y lista parlamentaria. Durante la primera semana el intercambio de afirmaciones y contra-afirmaciones entre ME-O, los socialistas, la DC y los comunistas fue duro. Es una semana en que las desconfianzas aumentan fuertemente de temperatura. Tellier afirmaba que ME-O “miente a sabiendas de que no es así” y Chaín de la DC decía que “no se puede tener este doble estándar: que primarias parlamentarias sí, pero presidenciales no” y Orrego declaraba en la misma línea al decir que “en política se castiga el doble discurso y creo que Marco lo ha tenido ya en demasía”.

En se cuadro de desconfianza ME-O afirma «ya respondieron que no…-y pregunta e interpela-…  ¿Por qué el PS no quiso reunirse con nosotros, por qué el PS no quiere tener un acuerdo programático, por qué la directiva de la DC no quiere primarias para todos los cargos?»

No obstante, se agenda una bilateral entre el PS y los progresistas. El encuentro fue bien evaluado por ambas partes. En la reunión hay una novedad significativa: los progresistas se abren –por primera vez- a la posibilidad de ir a la primaria presidencial. Ello, no obstante, condicionado a una primaria parlamentaria amplia. El mensaje enviado pedía “orden y programa. Si… todos los partidos estén disponibles para una primaria parlamentaria y para todos los cargos, entonces conversamos programa y de ahí estamos disponibles para primaria para todos los cargos”. Pero, le pone freno a la proposición cuando advierte que no hay que confundirse porque “El PRO ya proclamó, hace cuatro meses, a Marco Enríquez-Ominami como candidato presidencial… Esa es la realidad en este momento”.

A la salida del encuentro, Andrade decía que «existe la común voluntad de hacerse parte de un proceso de construcción de oposición para derrotar a la derecha«. En ese proceso quedaba conversar con la DC y los comunistas. Así, lo hacen saber cuando afirman que «si aclara la disposición de todos los partidos de la Concertación, en particular la DC, el PRSD y también el PC, para realizar primarias para todos los cargos, en base a un acuerdo programático, solicitamos formalmente conversar con su coalición».

Los comunistas manifiestan disposición y afirman que “siempre han estado dispuestos a conversar… y que no se ha negado a primarias”. Con la DC, las relaciones son más tensas y complejas; no obstante, han manifestado la voluntad de conversar. El ex alcalde –y hoy, candidato al SenadoAlberto Undurraga ha declarado que “la DC se debe reunir con todos aquellos que compartan la necesidad de renovar la política y el término de la desigualdad en Chile y Marco por cierto está en ello”.

Sin embargo, las conversaciones solicitadas para mediados de mes, por distintas situaciones, no se realizaron y se re-programan para marzo; cuya fecha tope es el 15 –para unos- y el 22 –para otros-. No obstante, luego de más de tres meses de conversaciones, invitaciones y declaraciones por la prensa, se producía un movimiento en las posiciones: los Progresistas mostraban disposición a participar en la primaria presidencial opositora; y, a su vez, la Concertación mostraba disposición para armar una lista al parlamento unitaria. En ese contexto, sólo faltaba entregar señales en torno al programa opositor.

Termina el mes de febrero con la ratificación de que los Progresistas “están enfocados en un programa común con los ejes que hemos propuesto. Si eso sucede, estamos dispuestos a ir a primarias parlamentarias y presidenciales”.

A principios de marzo manifiestan su molestia por lo que estiman una nueva maniobra del duopolio para mantener sus privilegios: “una vez más la Concertación y la Derecha se coluden para asegurar cupos en el Parlamento… al alterar la ley de primarias”, afirma un alto dirigente. En este contexto ratifica y usan –nuevamente- como una medida de presión el camino propio al reafirmar que “la única primaria que iremos es a aquella que limita la segunda reelección, que no establece vetos ni cupos asegurados y se fundamenta en un profundo programa de transformación social, económica y política para Chile”.

En concomitancia con esa molestia política, la segunda semana de marzo la posibilidad de un acuerdo se cayó. De ese modo, los progresistas afirman que llegaron a la conclusión de que “no existe ninguna disposición para dialogar”. En esa línea, MEO declara que su “desafío es ganar la elección por la vía democrática… Debo decir que no les creo… Me cuesta relacionarme con esos dirigentes, porque los conocí desde adentro… Los vi actuando y no les creo”.

El hecho, no sólo causó extrañeza en Andrade quien dijo sentirse “engañado”, sino también en Quintana del PPD, que siempre ha estado apoyando y estimulando las negociaciones con ME-O (al igual que el senador Gómez). En esta ocasión declaró que “ME-O no puede seguir jugando a la niña bonita de la fiesta, no es el camino para alcanzar la unidad más amplia para derrotar a la derecha”. Lo mismo hace el secretario general del PPD Gonzalo Navarrete, al afirmar que «nunca hubo una voluntad real en que llegáramos a un acuerdo y creo que el PRO tenía decidido desde antes llegar a la primera vuelta».

En lo aparente las negociaciones están estancadas en punto muerto. No es la primera vez que ocurre. A su vez, en lo latente siguen su curso silencioso motivadas por la necesidad política de ambos conglomerados. La historia va a continuar. De hecho, los progresistas no han cerrado la puerta de manera definitiva –han hecho un alto táctico- ya que han llamado a una “discusión entre notables”: Bachelet y ME-O, cara a cara. Lo planteó un alto dirigente progresista al decir que «si la candidata de la Concertación decide abrir un puente de diálogo, los progresistas estaremos abiertos. Y será nuestro candidato presidencial ME-O quien lo establezca».

Ahora, surge una pregunta: ¿Por qué las negociaciones no han avanzado? La respuesta se encuentra en el contexto político en el que se han desarrollado las negociaciones. En esa dirección, las desconfianzas y el cálculo político-estratégico han conspirado contra la unidad opositora.

La salida de ME-O de la Concertación y del PS, su opción presidencial con un fuerte tono anti-Concertación y la consolidación del camino propio, generó muchas desconfianzas entre él y la élite concertacionista. Durante este período no se ha dado ninguna señal en sentido contrario. Los celos son mutuos. En ese mar de dudas y descalificaciones se desarrollan las tentativas para negociar un acuerdo opositor: ¿cómo avanzar cuando de lado y lado se tratan de mentirosos o cuando unos se sienten “engañados” y otros no considerados?; ¿cómo van a avanzar si no se escuchan ni sinceran posiciones?; ¿cómo avanzar si ME-O dice que “el problema no es Bachelet”… sino “sus asesores, voceros y presidentes de partido… los Escalona, Frei, Pizarro o Zaldívar… Walker, Andrade”?; ¿cómo avanzar si se afirma que ME-O “no está actuando de buena fe”?; ¿cómo van a avanzar si la historia –desde el primer día- está llena de descalificaciones?

La desconfianza está instalada. Lo complejo del asunto es que esta se ve reforzada cuando hay que resolver los tres temas esenciales de la agenda negociadora: programa, primaria presidencial y primaria parlamentaria. En esa negociación sólo la racionalidad –como cálculo instrumental- y la generosidad harán posible algún tipo de acuerdo.

Por González Llaguno


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano