Concepción, capital histórica de Chile y el regionalismo

El día jueves 10 de enero de 2013 a las 10:00 horas, en el histórico y centenario Club de Concepción, se realizó un evento sin duda memorable: no tan sólo por la naturaleza misma del tema central: “Pensando a Chile el 2030” sino también, por la alta calidad e interés de la nutrida concurrencia que […]

Concepción, capital histórica de Chile y el regionalismo

Autor: Wari

El día jueves 10 de enero de 2013 a las 10:00 horas, en el histórico y centenario Club de Concepción, se realizó un evento sin duda memorable: no tan sólo por la naturaleza misma del tema central: “Pensando a Chile el 2030” sino también, por la alta calidad e interés de la nutrida concurrencia que repletó su Salón de Actos. En que participaron como expositores, destacadas personalidades, como Luis Riveros, Alejandro Guillier, Germán Gamonal. Evento cuya trascendencia no puede ni debe ser ignorada por el país, si acaso verdaderamente deseamos que se produzca un cambio fundamental y auspicioso en la conducción de los destinos de una patria cada vez más lejana y menos soberana. Como ya premonitoriamente lo advirtiera José Manuel Balmaceda Fernández al señalar que nos estábamos transformando en meras “factorías” extranjeras. Proceso en el cual, no dejaban de participar algunos chilenos que parecían ignorar que nuestros recursos naturales no podían ser simplemente entregados al dominio foráneo, porque -como lo han reconocido las propias Naciones Unidas– ellos son “INHERENTES” a la propia soberanía nacional. Debiendo enfatizarse de partida que, en buena parte, esta disposición de entrega o de vasallaje se facilita a través del ejercicio monopólico y centralizado del poder político y económico de una nación.

Es por eso que el desorbitado e insensato centralismo de la capital –Santiago de Chile- no tan sólo está en la base de los más graves problemas que aquejan al país sino también, en la desinformación y el desconocimiento imperdonables que muchos chilenos tienen acerca de lo que acontece en las regiones. Lo cual, desde el punto de vista del propio territorio constituye ya una aberración. Porque como nadie tiene derecho a ignorar, Santiago de Chile, la Región Metropolitana -léase bien- posee una superficie equivalente apenas al 2% de todo el territorio nacional. Hecho éste de la más grande importancia porque significa ya de partida desconocer la verdadera significación del 98% del territorio nacional. Lo que constituye no tan sólo una verdadera insanía sino además, un verdadero crimen de lesa patria. Peor aún, en ella -la Región Metropolitana- se produce el 43% del PIB y tiene el 49% de los profesionales y técnicos del país. Más todavía, el ingreso promedio de los hogares es alrededor de 24% más alto que el promedio del país. Como lo recuerda y destaca un prestigioso profesional penquista: el Dr. Edgardo Condeza, con definida orientación regionalista.

Huelga enfatizar la infinita gravedad de esta situación. Y para quienes no pueden pasar por alto aquella afirmación célebre en el mundo, de que la historia de los pueblos es o debe ser “la geografía en acto”, ya constituye una irrefutable argumentación en abono de este lastre mayor que la nación chilena padece. Y es por ello, que ya hace más de siglo y medio -aunque suele olvidarse porque el propio centralismo lo “sabe” silenciar- ya desde las regiones del Norte con Pedro León Gallo, no disociados de los pronunciamientos que acontecen en el Sur, centralizados en la histórica capital de Chile, Concepción, emerge una nueva conciencia regionalista. Y con el propósito nunca jamás de dividir nuestro país, sino por el contrario, de integrarlo de una manera equitativa y sensata.

Cumple recordar que es desde las filas del Partido Liberal, más específicamente, de su ala “Liberal Reformista”, cuna del Partido Radical -hoy PRSD– que emergen las voces potentes y la decidida conducta de verdaderos chilenos, quienes habían logrado comprender la imperiosa necesidad de que para el engrandecimiento real de nuestra patria, los derechos así como los deberes de todas y cada una de las regiones debían establecerse con un criterio de ineludible justicia. Y es tan gravitante la importancia de este regionalismo que, para sorpresa de muchos, las fuerzas del Norte financiadas con recursos de la misma región logran derrotar al “Ejercito Nacional” enviado desde Santiago, en la batalla de Los Loros. Nadie ignora el desenlace final de este proceso.

Ciertamente, no faltarán aquellos que sin real conocimiento de causa puedan advertir en estas legítimas reivindicaciones regionales las simientes de un eventual atentado o atropello a la concepción unitaria de nuestro país que consagra la propia Constitución Política del Estado. Sin embargo, nada más opuesto a esta errada e inocente interpretación. Y la mayor prueba que en el último tiempo se torna aún más irrefutable, radica en acontecimientos recientes que se producen en los dos extremos -Sur y Norte- del País, donde según debe saberse, importantísimas ciudades como Aysén y Magallanes o Arica y Calama, se encuentran en un virtual estado de abandono.

Es por estas razones, en lo fundamental, que hace pocos años -algo más de una década- estas mismas ideas regionalistas toman cuerpo en nuestra institucionalidad política: se constituye en el Norte el PAR -“Partido de Acción Regionalista”- liderado por Jorge Soria y se forma en el Sur la “Alianza Nacional de los Independientes” –ANI– por iniciativa principalmente de Alberto Rabí (QEPD), Ricardo Fernández y quien escribe estas líneas. Con inusitado éxito electoral, pese a carecer absolutamente de recursos económicos elementales: obteniendo mayor porcentaje electoral que el PC y el PRSD. Ambos, en breve se unifican dando origen a la “Fuerza Regionalista de los Independientes” –FRI– nombre que propuse evitando la desacreditada palabra de “Partido”. Pero que más tarde, derivó en PRI. Cuyos recientes integrantes venidos de la DC -los “colorines”- han hecho oscilar impúdicamente, entre la Concertación y la Alianza, desconociendo nuestros principios y estrategias de origen y que, como Presidente de la Comisión Política, sinteticé afirmando que nuestro colectivo “era distinto y estaba distante de la Concertación y la Alianza” conglomerados político-electorales -antes que ideológicos- que habían defraudado al país. Lo que en reciente abstención ciudadana de más de un 60% -un 7% protestó al emitir su voto, anulándolo- se confirma incontestablemente.

Para desgracia de nuestro pueblo, la llamada “prensa seria” y de mayor difusión en Chile, ha ignorado la verdadera naturaleza y objetivos del regionalismo auténtico: en la medida que estos medios de difusión estén controlados o sean de propiedad de los bloques Concertación y Alianza, seguirán siendo silenciados u obliterados los verdaderos propósitos y estrategias del regionalismo que, no tan sólo les hace sombra sino que podrá lejos, superarlos…

Sin duda ninguna, dentro de esta perspectiva, el reciente evento celebrado en Concepción, en el también tradicional Club de Concepción, por loable iniciativa de la Gran Logia Masónica de Chile -“Pensando a Chile el año 2030”- reviste una significación extraordinaria y está destinado a provocar muy grandes consecuencias . No tan sólo en el campo estrictamente científico-cultural, sino también y quizá principalmente, en el ámbito político nacional. En cuanto significa haber destacado el pensamiento y la acción de otra clase de políticos que, yendo más allá de la farándula, de la improvisación o la complicidad en la creciente corruptela político-administrativa del país, proyectan a la sociedad chilena un nuevo lenguaje, un nuevo espíritu que no se funda en el engaño, ni en el irracional afán de lucro…

La verdadera acción política, ha de ejercerse según los sabios dictados del más grande gobernante que ha tenido Chile en el siglo XX: Pedro Aguirre Cerda. Quien, sugestivamente, fue proclamado como candidato a la Presidencia de la República desde esta gran ciudad. Como lo sería más tarde otro hombre de estas tierras, Juan Antonio Ríos Morales.

Escribía Aguirre Cerda, en “El Problema Agrario y el Problema Industrial” editado por la “Fundación Tierra amarilla” (566 págs.):

“Si observamos los hechos se ve que en lo político se afianza el concepto de la soberanía popular, que ha seguido extendiéndose al darse a la mujer la misma capacidad que al hombre” (pág. 16)

“Estimamos… que es tan válido en el individuo como en la sociedad el fin formal de la Educación” (pág. 15) y que “con uniformidad cada día más acentuada se ve la extensión e intensificación del concepto educacional. Las ideas de organización, disciplina, ciencia, especialidad, cooperación son consideradas como elementos capaces de corregir en parte las deficiencias o vacíos existentes y de orientar en un progreso más definido y satisfactorio las aspiraciones económico-sociales del momento, COMPLETANDO ASÍ LA POLÍTICA en lo que ha tenido de insuficiente y perturbador”.

Como expresa agudamente el ex-senador Jonás Gómez Gallo -que tal vez por su competencia y sobriedad no fue reelecto como merecía- “en materia de Educación jamás se hizo tanto… la escuela pública, el liceo fiscal, la Universidad de Chile, la Escuela de Artes y Oficios, las escuelas técnicas femeninas, las escuelas de minas, las escuelas normales -todas de enseñanza gratuita- fueron los puntales del desarrollo descomunal que acusó la Educación en Chile bajo la conducción de Aguirre Cerda. “Gobernar es Educar” fue uno de sus emblemas de acción pública”.

¿Cómo extrañarse entonces, del verdadero salto cuántico que experimenta el desarrollo industrial de Chile y la luminosa creación de la Corfo? Así como sus planteamientos científicamente fundados frente al “Problema Agrícola”. Proceso que de acuerdo con esos criterios jamás habría derivado en el rotundo y flagrante fracaso de una cacareada “Reforma Agraria” en el marco de una supuesta Revolución en Libertad. Tan escandaloso e irrefutable que, según estadísticas, más del 80% de esas tierras los campesinos “agraciados” ¡las perdieron…! Y lo que suele también silenciarse, un alto porcentaje de esas mismas tierras, pasó a propiedad de grandes consorcios extranjeros…

“Los hechos son porfiados” -diría Marx– y siendo de esa forma, el hecho fundamental es que entre esos planteamientos políticos en bien de la nación que Aguirre Cerda llevó efectivamente a la práctica -sin burda demagogia- y los que la Gran Logia Masónica propugna, existe una coincidencia clara. Por lo cual este importante evento en la ciudad penquista, promovido bajo la conducción de su Gran Maestro -Luis Riveros- además, ex-Rector de la U. de Chile, no tan sólo es extraordinariamente auspicioso, sino que también representa a mi juicio un signo inequívoco de que ahora sí y de una vez por todas, en medio de esta innegable crisis política que pone en jaque nuestra democracia, emergen nuevos actores. Y éstos por sus ideas, su obra y su ejemplo, pueden efectivamente restituir a los chilenos la confianza que han perdido en la llamada “clase política”. Recordando que, si según encuestas, la Concertación y la Alianza sumados representan sólo el 30% de los votos emitidos, los que a su vez apenas constituyen el 40% del electorado nacional, en definitiva ellos y sus orondos pre candidatos presidenciales, sólo alcanzan EL 12% REAL del universo electoral chileno: ¡se trata también de “hechos porfiados”!

Y para concluir estos sumarios alcances, cumple “informar” -sin ganzúas ni sectarismos- que entre los partícipes y asistentes concurrieron un pre candidato presidencial de la Concertación –Claudio Orrego-, entusiasta alcalde, no asistió otro de la Alianza, también invitado –Laurence Golborne– tenaz defensor del modelo neo-utilitarista -la expresión “neo-liberal” es impropia en cuanto son principios fundamentales del Liberalismo, la libertad, la igualdad y la fraternidad que este modelo de supuesto desarrollo aplasta- el ex-senador radical y ex-Rector de la Universidad de Concepción, –Augusto Parra– de conocida trayectoria política, el ex-senador Jonás Gómez Gallo, defensor insobornable del regionalismo y de nuestros recursos naturales, el ex-senador y candidato presidencial Jorge Lavandero, cuya decidida defensa de nuestro cobre provocó las iras y el financiamiento millonario de una borrascosa y mediática “campaña judicial” para destruir su imagen pública, logrando conducirlo ¡sin pruebas!, a la cárcel: un hecho, absolutamente inédito e inconcebible bajo el imperio de una supuesta democracia. Y que asume connotación internacional, como analiza en reciente libro, Miguel Bonasso, diputado argentino, acreedor de importantes premios.

Por Mario Osses Quirós

Abogado

Ex candidato a senador por la Décima Región de Los Lagos


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